Fiel a su fama de madrugador, Evo Morales recibió a Clarín en un hotel de Retiro (Buenos Aires), en el amanecer de un día agitado. El lunes, en una cabalgata febril de actividades, el presidente boliviano recibió honores y rubricó un documento histórico junto con su colega Fernando Lugo, al ponerle ambos la firma a […]
Fiel a su fama de madrugador, Evo Morales recibió a Clarín en un hotel de Retiro (Buenos Aires), en el amanecer de un día agitado. El lunes, en una cabalgata febril de actividades, el presidente boliviano recibió honores y rubricó un documento histórico junto con su colega Fernando Lugo, al ponerle ambos la firma a un tratado de límites entre Bolivia y Paraguay a 74 años de finalizada la Guerra del Chaco. En la primera actividad de su agenda, y visiblemente relajado, Evo se dio tiempo para hablar del fin del embargo a Cuba, reivindicó el papel regional de la Unasur y se esperanzó con la llegada de Barack Obama al poder. También denunció lo que llama la permanente conspiración de la oposición boliviana, a diez días de la desactivación de una célula irregular a la que su gobierno le atribuye un intento de magnicidio.
Usted es el primer presidente indígena de Bolivia. ¿Cree que la llegada del primer presidente negro a EE.UU. podrá traducirse en un acercamiento entre ambos países?
Es una sorpresa que los sectores más vilipendiados de la historia de América hoy podamos ser presidentes. El señor Obama me ha sorprendido en la reciente cumbre de Trinidad y Tobago: que un presidente de Estados Unidos haya escuchado al resto de los presidentes y que nos hemos escuchado todos es un paso importante. Además, algunos mensajes que lanzó son parte de nuestro programa, por ejemplo las relaciones de respeto mutuo, la necesidad de acabar con eso de socios mayores y socios menores. Pero de los dichos a los hechos hay un largo camino. Es un proceso. Hay muchos grupos que se resisten a perder sus privilegios. Tengo esperanza de que las relaciones mejoren, venimos de una cultura del diálogo. Antes, algunos funcionarios de Estados Unidos querían vetarnos las relaciones con algunos países, me decían «no puedes juntarte con Irán», por ejemplo. Ahora, poco a poco, van aceptando que Bolivia ya no permitirá ningún veto.
Cuando era dirigente sindical no tenía visa para entrar a EE.UU. y con Bush las relaciones fueron de todo menos amistosas. ¿Se imagina ahora, finalmente, entrando a la Casa Blanca?
Si nos invitan, vamos a ir, cómo no. Pero Bolivia no va a andar pidiendo por favor que nos inviten.
Uno de los temas centrales de la última Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago fue el apoyo compacto a Cuba. En unas semanas se viene la reunión de cancilleres de la OEA, ¿qué actitud tomará Bolivia para avanzar hacia el fin del embargo a la isla?
No se puede entender que por motivos ideológicos alguien sea expulsado de la OEA. Yo también soy marxista-leninista, y qué, ¿me van a expulsar? ¿Cuántos países hay hoy en América Latina con gobiernos de izquierda? Espero que EE.UU. pueda levantar el bloqueo. Por eso no se firmó el documento de Trinidad y Tobago, que fue preparado hace 18 meses, cuando no había esta crisis financiera del capitalismo ni este gran sentimiento a favor de Cuba, y no fue resultado del debate de los presidentes. Todo lo que hablamos en la cumbre fue Cuba, Cuba y Cuba, y eso no estaba en el documento.
¿De verdad se siente marxista-leninista?
Recojo mucho de esos principios que son parte de la lucha del movimiento indígena por la liberación, por la igualdad, por la dignidad y, sobre todo por el territorio.
¿Cree que la Unasur marcó una diferencia en esta cumbre?
Unasur todavía no tiene una profunda legalidad, pero ya es una realidad, como lo demostró cuando se produjo el enfrentamiento de Colombia con Venezuela y Ecuador. Ya no necesitamos la presencia de Estados Unidos para resolver nuestros problemas.
Usted se va a ver con el presidente Lugo, quien está pasando por una situación muy difícil por denuncias de paternidades no reconocidas ¿qué puede decir?
No tengo nada que comentar, cada uno tiene sus cuestiones privadas.
El vice Alvaro García Linera habló de sectores empresariales implicados en una conspiración. ¿Ya saben quién llevó a Bolivia al supuesto grupo extremista desactivado en Santa Cruz?
Eso está en manos de la Justicia, pero no creo que vengan de manera gratuita, espontánea, estos mercenarios internacionales, que ahora sabemos que venían con intenciones separatistas e incluso de atentar contra el gabinete en la última reunión realizada en el lago Titicaca. Alguien los contrató y los financió y esperamos que rápidamente todo eso salga a la luz.
La oposición dice que el traslado de militares a Santa Cruz es parte de una guerra psicológica del gobierno.
Es obligación de las FF.AA. estar en todo el país. Quienes se asustan son los narcotraficantes, los contrabandistas o los separatistas. Hemos reforzado la presencia de las FF.AA. en zonas donde percibíamos debilidades en la presencia del Estado.
En varios países hay desinteligencias entre los presidentes y sus vices, pero en Bolivia eso no parece ocurrir, ¿García Linera va a volver a ser su compañero de fórmula para las elecciones de diciembre?
¿Saben por qué no hay diferencias? Porque no hay de por medio intereses personales, ni de grupo ni familiares. Construir confianza un poco cuesta, pero cuando hay transparencia, sinceridad, convicción ideológica y metas comunes, se logra. No estamos en la etapa de proclamación de candidatos, pero mi gran deseo es, por supuesto, seguir trabajando juntos.