Hace dos años, la Presidente Cristina Fernández acusó -sin razón- a la comunidad mapuche de Neuquén de no haberse manifestado contra YPF-Repsol. Este año, eligió como candidato oficialista a Daniel Scioli, quien sí defendió explicitamente la privatización menemista. Lo mismo se puede decir del candidato opositor Mauricio Macri, aunque ahora sostiene que YPF seguirá siendo […]
La reciente difusión de un video de Daniel Scioli en 1998 donde defiende la privatización de YPF como una «transformación de base» vuelve a poner en jaque el discurso del modelo de la soberanía energética. De esta forma, su actual defensa oficialista a la estatización resulta un mero ajuste al cambio de coyuntura, de manera similar al reciente giro en el discurso electoral del opositor Mauricio Macri. En el fondo, subsiste compartida la llamada «Teoría del Derrame» del neoliberalismo, por la cual se cree que las inversiones privadas para el crecimiento redundarán en un beneficio social. Sin embargo, el impacto ambiental del extractivismo energético impacta en las poblaciones del territorio.
Contra-Dicciones
«YPF seguirá en manos del Estado». La frase de Mauricio Macri luego de las elecciones porteñas sorprendió a propios y extraños. Tanto llamó la atención entre las filas del PRO, que los presentes exclamaron «No» cuando la frase salió de su boca. El cambio de discurso fue luego justificado por otros dirigentes, sin mayor éxito.
Desde el oficialismo, el candidato Daniel Scioli se apuró a contestar: «Me llamó la atención la contradicción de Macri, ahora le gustan Aerolíneas e YPF». Y agregó: «Yo defiendo la recuperación de YPF, Mauricio (Macri) estuvo en contra». Mostrándose preocupado por el futuro, agregó: ¿Le vamos a devolver YPF a Repsol?
Las actuales reflexiones de Scioli tal vez provengan de su propia experiencia. Ya que el actual candidato kirchnerista fue defensor del gobierno menemista. En ese mismo sentido, particularmente, defendió la privatización de YPF, justificando incluso esta decisión dentro de la doctrina peronista.
En una entrevista de 1998 -que circuló esta semana- el entonces diputado Daniel Scioli hacía explícito: «Yo creo que estaba no sólo en el pensamiento de Menem sino en el de Perón, cuando decía que de acuerdo a las circunstancias internacionales había que estatizar o también podía privatizarse».
Del mismo modo, Scioli defendía esta medida como parte de las transformaciones de base: «El presidente Menem actualizó el pensamiento y tomó el desafío de incorporar Argentina al mundo». Agregó entonces sobre YPF: «En buena hora que privatizó. Veamos lo que eran las pérdidas, no pagaba impuestos».
Como paradoja del momento, el actual candidato kirchnerista criticaba en ese momento a la oposición que no había acompañado políticas de Menem pero que -en 1998, al final de su gestión- admitía sus éxitos (como Macri ahora). También se anticipó al hablar de la continuidad del modelo, buscando alcanzar la «sintonía fina».
Privatizados
En 2013, la Presidente Cristina Fernández arremetió contra la comunidad mapuche de Neuquén por sus protestas contra el acuerdo entre YPF y Chevron: «Sé que algunos se subieron a torres de YPF, pero con todo respeto a los que se expresan, ¿por qué no lo hacían cuando Repsol se llevaba toda la guita (sic) de la Argentina y no invertía nada acá?».
Como aclaró Mapuexpress, la mandataria: «al parecer no se ha informado sobre las graves denuncias y movilizaciones que se han sostenido desde hace años en territorio Mapuche contra los daños e impactos de la explotación petrolera y particularmente sobre el saqueo de la transnacional REPSOL».
En el mismo sentido, el periodista Darío Aranda puntualizó: «El Pueblo Mapuche denuncia la contaminación de Repsol desde 1995 en Loma la Lata». Incluso en 1997, la Defensoría de Menores de Neuquén inició una causa por los niños mapuches, por la cual el gobierno provincial está obligado a suministrar agua potable, ya que el territorio está contaminado por las explotaciones petroleras.
La Presidente no ha notificado de esta situación, ni pidió disculpas al pueblo mapuche, que sufre desde los noventa la contaminación provocada por la YPF privatizada. Recordemos también que se habló de la contaminación producida por Repsol como «pasivos ambientales» en la negociación de la expropiación, aunque finalmente se terminó pagando un precio que no se ajustaba al reclamo de deuda ecológica.
Más aún, fue por decisión de Cristina Fernández que se eligió este año como candidato del proyecto a Scioli, quien incluso hasta 1998 defendía la privatización. Del mismo modo, se señala que la actual Presidente junto a Néstor Kirchner (entonces gobernador de Santa Cruz) apoyó el proceso de privatización en 1993 por las regalías provinciales y la venta de las acciones de Santa Cruz en YPF a la propia Repsol en 1999.
Extractivismo energético
Tal vez lo más importante en este punto sea retomar el análisis de la denominada política de la «soberanía energética», basada en una parcial estatización de YPF, que llega al 51 por ciento de las acciones. En el momento del debate de la Ley, en mayo de 2012, se cuestionó por qué la empresa seguiría siendo una «Sociedad Anónima» y no volvería a constituirse en una «Sociedad del Estado», que hubiera sido una genuina reversión de la privatización menemista.
Fue la propia Presidente Cristina Fernández quien aclaró las dudas. En el mismo acto de junio de 2012 con empresarios del Consejo de las Américas en Nueva York (donde anunció las inversiones de Monsanto en Córdoba) también dedicó frases para Chevron. Y explicó por qué es importante que el Estado sólo tenga parte de las acciones para dejar lugar a los privados, como era el caso en ese momento de Carlos Slim.
Allí la Presidente manifestó: «Podríamos haber hecho una nacionalización; una estatización, esto es del ciento por ciento del capital de YPF (pero) esto nos hubiera bajado de nuestra cotización de la Bolsa de Nueva York». A pesar del énfasis discursivo en el eje de la soberanía, más bien se trata de una estrategia de mercado para manejar la bolsa de inversiones.
Del mismo modo, puso en venta al mejor postor los yacimientos de YPF: «Seguramente vamos a organizar un road show. Le estaba comentando también a la gente de Chevron creo este tema, un road show con YPF precisamente para hacer una oferta de lo que es los modelos de negocios de producción y explotación y de servicios que hoy puede tener el mundo petrolero».
Se trata de extractivismo energético, porque la necesidad de incorporar capitales privados es imperiosa para aumentar las explotaciones de yacimientos no convencionales con la técnica del fracking. Sin embargo, este modelo energético sólo produce derrames en los territorios afectados, muchos de ellos en comunidades mapuches. Si los derrames se producen con técnicas convencionales, el riesgo es mucho mayor con la hidrofractura.
Desde el espacio del sciolismo se dejó trascender que -de acceder a la Presidencia- se piensa a Jorge Sapag como ministro de Energía. Se trata del gobernador saliente Neuquén, dirigente del Movimiento Popular Neuquino. Es decir, la cara política visible del acuerdo para que Chevron opere en territorios mapuches de la provincia.
Modelo neoliberal
Así las cosas, el actual modelo petrolero no deja de ser neoliberal, basado en las leyes del mercado para atraer inversiones. La polémica por las ventajas impositivas otorgadas a Chevron ocurridas en julio 2013 con el «régimen de promoción de inversiones para la explotación de hidrocarburos», son superadas por una re-edición de la Teoría del Derrame. El argumento es que si a Chevron le va bien, entonces también le irá bien a YPF y al país.
Del mismo modo, como ya fue dicho en su momento, la propia Ley de 2012 asegura como objetivos de YPF «la obtención de saldos exportables para el mejoramiento de la balanza de pagos». Esta fue la política del CEO de YPF, Miguel Galuccio, quien afirmó en varias oportunidades el objetivo de su gestión es «convertir a Argentina en un exportador de petróleo». El paradigma neoliberal convierte al petróleo en un commodity con el objetivo de obtener divisas (cash).
Seguramente informado de estas políticas, el candidato opositor Mauricio Macri sinceró que la crítica a la «estatización» de YPF fue exagerada. Aunque sigue desdeñando lo que considera una expropiación, el cambio de discurso lo acerca al actual modelo de la empresa petrolera. E incluso evaluó que el propio Galuccio podría seguir es un puesto si llegara a acceder a la presidencia desde 2016.
«Es un hombre del gremio, con conocimiento, que tiene una idea hacia dónde ir. Me parece el elemento más valioso de los que ha tenido este gobierno a la hora de convocar», expresó Macri sobre Galuccio ya en diciembre de 2014 frente a la Unión Industrial Argentina. El líder opositor no se diferencia en su visión sobre el fracking: «La oportunidad de desarrollo que Vaca Muerta nos brinda es enorme. Tenemos que ser muy serios y profesionales en el trabajo», expresó en su momento.
El dirigente mapuche Nilo Cayuqueo, había señalado frente al acuerdo YPF-Chevron: «Creemos que el acuerdo no es casualidad, sino producto de una política de extractivismo, de explotar los recursos al máximo, no solo de los pueblos originarios sino de todo el pueblo argentino». Para Mapuexpress, el acuerdo se hizo «en condiciones que antes habrían sido consideradas ‘neoliberales’ por el relato kirchnerista».
En esta línea de pensamiento, tanto Scioli como Macri comparten matices distintos de la visión de Menem como «transformador» de Argentina, incluyendo la política petrolera.
Fuente: http://www.comambiental.com.ar/2015/08/ypf-y-la-teoria-del-derrame.html#more