El paso de los años no desvanece el espíritu crítico del zapatismo, muy al contrario, las décadas de experiencia luchando por la vida y por un mundo “donde quepan muchos mundos” se fortalece, y ahora que se han cumplido 40 años de la formación del EZLN (17 de noviembre de 1983) y 30 años de […]
El paso de los años no desvanece el espíritu crítico del zapatismo, muy al contrario, las décadas de experiencia luchando por la vida y por un mundo “donde quepan muchos mundos” se fortalece, y ahora que se han cumplido 40 años de la formación del EZLN (17 de noviembre de 1983) y 30 años de su aparición pública, aquel ya histórico 1 de enero de 1994, da muestra de su vigencia como movimiento antisistémico y como propuesta anticapitalista al anunciar la reorganización de sus estructuras que dan forma al ejercicio de su autonomía, mismas que rigen la vida al interior de los caracoles, que, además, cumplen su vigésimo aniversario.
El pasado 22 de octubre (2023), los zapatistas iniciaron la publicación de una serie de comunicados donde informan y explican sobre la desaparición de sus estructuras de mando y orden sociopolítico en el seno de los caracoles, dejando atrás a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y a las Juntas de Buen Gobierno, para dar lugar ahora a nuevas formas de organización que se componen de al menos tres grandes estructuras, como son: el Gobierno Autónomo Local (GAL), los Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (CGAZ) y las Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos ZAPATISTAS (ACGAZ). Estas nuevas estructuras serán la base de la autonomía que el zapatismo ha edificado en su praxis y que norma su sentido colectivo y comunal, el cual es el soporte de la otra democracia, el otro poder y la nueva realidad que da vida al proyecto que los ha convertido en vanguardia antisistémica, aunque esto último nos sea una intención natural de su resistencia.
Entre las explicaciones hasta ahora dadas a conocer por los zapatistas para la reorganización de sus estructuras, está el proceso de análisis-crítica que al interior de las comunidades y caracoles se realiza de manera continua, y que los ha llevado a reconocer que durante este tiempo algunas prácticas verticales contrarias a sus ideales comenzaron a surgir o a manifestarse durante el ejercicio de la autonomía, siendo que, como acto correctivo y como una necesaria reorientación, decidieron dar lugar a una serie de cambios internos de mando y orden, los cuales, además, se relacionan con la lectura de la realidad y del futuro a corto, mediano y largo plazo que han realizado, y como señalan en el comunicado 10: “Tenemos que seguir caminando y en plena tormenta. Pero ya estamos hallados como pueblos a caminar con todo en contra”.
La reorganización zapatista responde a la necesidad de profundizar la autonomía para hacer frente a lo que viene, y eso no es otra cosa que un nuevo periodo de agresiones contrainsurgentes (que en realidad nunca se han detenido) y puesta en operación de nuevas estrategias de lucha que ya iremos conociendo, pues si algo caracteriza a los zapatistas es ese ejercicio honesto de autoevaluación que les da la supremacía moral de poder afirmar sin titubeos que: “Seguramente hemos cometido muchos errores en todos estos años. De seguro haremos más en los siguientes 120 años. Pero NO nos rendiremos, NO cambiaremos de camino, NO nos venderemos. Siempre estaremos revisando con mirada crítica nuestra lucha, sus tiempos y modos”.
Lo que viene para los zapatistas es conocido ya, resistencia y disputa, defensa de la autonomía y profundización de su proyecto y modo de vida antisistémico y anticapitalista por esencia. Un nuevo periodo se inicia en la larga lucha por un México y un mundo mejor, muy otro, que ya nos han demostrado que sí es posible.
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