Entre la oscuridad de la desmemoria y la dignidad de la selva surgió a la luz el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hace veintisiete años, su forma y fuerza sumergidas en una constante dialéctica que transforma y reafirma objetivos y estrategias ha logrado que su voz nombre todo aquello que fue ocultado por los “poderosos” y sus lacayos, las once demandas iniciales de aquel 1 de enero de 1994 y las trece esenciales posteriores, se mantienen vigentes como reivindicación universal de la humanidad y se materializan en los territorios autónomos, donde se van cumpliendo con el “caminar preguntando” que representa su ética horizontal y su estructura comunitaria cimentada en los siglos de resistencia contra el despojo colonial-imperialista y la acumulación capitalista que destruye todas las formas de vida planetaria.
El proyecto zapatista en su evolución hasta llegar al anticapitalismo enarbolado a partir de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona (2005), ha sabido asimilar enseñanzas vertidas en el ensayo-error como metodología autocritica, al tiempo en que cuestiona-retoma postulados anarquistas, socialistas y revolucionarios para dar forma a su pensamiento partiendo siempre de la base cosmológica y cosmogónica de los pueblos originarios, la raíz del proyecto emancipador propuesto por el zapatismo es continuidad histórica de lucha y replanteamiento teórico-práctico sustentado en el análisis de la realidad concreta y su devenir en el pasado-presente del siglo XXI.
La importancia y las aportaciones zapatistas pueden ser esquematizadas de manera general en los siguientes puntos: 1). Por el contexto mundial en el que surge, cuando la izquierda global se encontraba desamparada en su mayoría y sin rumbo, logrando con su aparición desvirtuar el triunfalismo del capitalismo autoproclamado sistema único y superior; 2). La reformulación y revalorización de la utopía como algo posible tras la desesperanza que nubló la perspectiva de lucha de muchos sectores ante el llamado “fin de la historia” regresando la esperanza a millones de seres humanos que abajo y a la izquierda luchan diariamente; 3). La universalidad de sus demandas que refieren a las necesidades básicas humanas planteadas con nuevas formas de resistencia que han generado una ruptura práctico-teórica con viejas maneras de representación vertical, ortodoxa, patriarcal y autoritaria, dando lugar al surgimiento de expresiones creativas tanto en la organización como en los reclamos; 4). Resultado del cambio generacional que significó también el anquilosamiento de muchos movimientos sociales o proyectos emancipadores que no respondieron a las nuevas exigencias perdiendo el rumbo y desvirtuándose ante los ojos de las generaciones recientes, el zapatismo ha representado una luz para las nuevas generaciones en resistencia; 5). Las reflexiones, análisis y postulados que durante estas décadas ha realizado han fortalecido a la teoría social y al compromiso intelectual dando nuevos aires al marxismo, al anarquismo y propiciando el surgimiento de nuevos conceptos e interpretaciones de la realidad; y 6). El zapatismo es sin quererlo una vanguardia que a través de los años se ha fortalecido por su congruencia ética-moral y política-ideológica, siendo ejemplo para movimientos sociales y focos de resistencia a lo largo de América, Europa y el mundo, que ven en sus formas y planteamientos ideales idóneos para la creación de un mundo mejor.
Por todo ello, el florecer de la semilla zapatista sembrada en el seno de la dignidad humana, se refleja cotidianamente en el surgimiento de “un mundo donde quepan muchos mundos”.