1. El sistema capitalista mexicano -después de brincar las elecciones del domingo- está más lúcido. El gobierno de Peña Nieto puede ahora, con las manos en la cintura, resolver en su beneficio las pequeñas cosas que quiera. La CNTE de maestros -la única oposición fuerte e importante- tendrá que inventar más estrategias para resistir ante […]
1. El sistema capitalista mexicano -después de brincar las elecciones del domingo- está más lúcido. El gobierno de Peña Nieto puede ahora, con las manos en la cintura, resolver en su beneficio las pequeñas cosas que quiera. La CNTE de maestros -la única oposición fuerte e importante- tendrá que inventar más estrategias para resistir ante el odio de gobierno y empresarios. El PRI y el PAN -después de ser legitimados por los votos- salieron muy fortalecidos por lo que cogobernarán juntos. El triunfo del empresario ex priísta neolonés «independiente» no causa la menor preocupación al gobierno. Se esperaba mucho más de Morena, pero se quedó en la Ciudad de México; tendrá que hacer López Obrador otras mil giras, hasta que ya no pueda moverse.
2. El problema no es si el PRI, el PAN o Morena obtuvieron más o menos votos; si determinado político triunfó o fue derrotado. El asunto es saber si se fortaleció o se debilitó el sistema de explotación y los aparatos de dominación. Saber si el pueblo con las elecciones ganó márgenes de libertad y liberación o sigue en las mismas condiciones de antes. No debe olvidarse que el capitalismo -además de hacer más poderosas a unas cuantas familias- es un sistema y una estructura fuerte; está al servicio de un puñado de multimillonarios que funcionan como clase social. Peña, Slim, Televisa, aunque hagan negocios individuales, son representantes de una clase dominante y de un sistema de explotación capitalista.
3. La CNTE -después de sus batallas heroicas en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas, de la semana pasada- regresará nuevamente a las calles de la ciudad de México hoy miércoles. La bronca es que tiene que movilizar a por lo menos cuatro estados más, entre ellos al Estado de México, Morelos, Tlaxcala y al DF, para asegurar un contingente más numeroso y permanente. Los maestros de la CNTE jamás se fueron con la finta electoral o con el discurso mentiroso de la SEP y gobernación. Ellos saben que por sus luchas y batallas permanentes son los más odiados por gobierno, empresarios y medios de información y no darán paso atrás alguno. Ellos saben (como educadores del pueblo) que su enemigos son el capitalismo y sus representantes.
4. Se dice que el sistema feudal duró mil años (del 500 al 1500) y que el sistema capitalista apenas va por los 600 años; se sabe que como dentro del feudalismo surgieron las semillas de la revolución capitalista, nosotros somos las semillas para la destrucción del capitalismo y la instauración de una sociedad igualitaria. Puta, si esto se siguiera como la biblia o documento sagrado, nos faltan 400 años de brutal capitalismo y deberíamos decir que nacimos adelantados. Pero nosotros decimos que «ni madres»; que debemos acelerar la transformación anticapitalista porque nos duele que millones de seres humanos sigan muriendo de enfermedades y por falta de comida mientras una minoría acumula gigantescas riquezas y poder.
5. ¿De verdad las elecciones pueden resolver problemas del pueblo en México, o al contrario, alargan más la explotación? En Europa, en EEUU, en México, llevamos alrededor de un siglo de elecciones; hay más carreteras, más tecnología, más aviones, más hospitales, más escuelas, pero los porcentajes de miseria, hambre, descontento, desigualdad, son los mismos para la mayoría de la población. En Europa la pobreza y la discriminación son grandes; en EEUU, se siguen asesinando a los pobres y a los negros, persiguiendo a los migrantes y fabricando armas para el comercio mundial. ¿Qué decir de México donde las elecciones sólo son una fachada que se muestra al mundo hablando de una democracia y justicia que es inexistente?
6. Pero las elecciones y sus resultados han sido siempre un magnífico entretenimiento de los electores. Creen que votar es cumplir con la ley, ejercer un derecho e irse a su casita a ver televisión; tienen tontas esperanzas (o ni eso) de que un día cambiarán las cosas en beneficio del pueblo. Como en varios estados exhibí algunos días una gran manta en la plaza principal de Mérida que decía: «Un pueblo que elige partidos y políticos corruptos no es víctima… es cómplice»; pero como en los 18 años que coloqué en la plaza un periódico mural cambiando cada semana de texto (enero 1994 a 2012): sólo es propaganda política para curiosos, sobre todo en Yucatán cuyo último movimiento importante fue la «Guerra de Castas» del siglo XIX.
7. En la mayoría de los estados del país el 100 por ciento de los cargos políticos estuvieron hasta los años noventa ocupados por el centrista PRI, aunque debe reconocerse que nunca dejó de subsidiar a la llamada izquierda y a la derecha. A partir de 1988 el PAN negoció el reconocimiento como presidente de Carlos Salinas convirtiéndose desde entonces PRI y PAN en «uña y mugre». Desde entonces los dos partidos de derecha (el PRI se corrió del centro a la derecha) cogobiernan el país. El PRD alcanzó colarse con el PRI y el PAN, pero con su desplome electoral, sólo alcanzaría ser un can faldero. El PRI-Verde quizá alcancen una mayoría simple con 251 diputados de los 500, pero para las grandes decisiones ahí estará el PAN. ¿Volveremos a ver lloriqueos en vez de lucha?
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