1. Alguien decía: «La escolaridad es un asunto de papeles para obtener un grado, un trabajo o para inflar cualquier estadística gubernamental. La educación es radicalmente otra cosa: jamás requiere papeles porque se demuestra a diario sin engaños o falsedades». La sabiduría se demuestra en el servicio y la solidaridad con los explotados y oprimidos; […]
1. Alguien decía: «La escolaridad es un asunto de papeles para obtener un grado, un trabajo o para inflar cualquier estadística gubernamental. La educación es radicalmente otra cosa: jamás requiere papeles porque se demuestra a diario sin engaños o falsedades». La sabiduría se demuestra en el servicio y la solidaridad con los explotados y oprimidos; los grados certificados de escuelas y universidades, al contrario, se ejercen desde los centros escolares, el gobierno y el empresariado. Por ello se pueden repartir diplomas, certificados desde la primaria hasta el doctorado, pero ello no es educación ni sabiduría; sirve sólo para gritar ante el mundo una gran falsedad: que México es un país de 12 grados de estudio cuando apenas se encuentra en tercero de primaria o menos. Esa es la realidad que nadie puede tapar, a pesar de tener colgado un título en lo alto del hogar.
2. El presidente Peña Nieto explicó en Yucatán: «Le estamos poniendo auténticamente un motor turbo, acelerando el trabajo para lograr prácticamente el doble de certificados de los que se hicieron en los pasados 12 años. Sólo en 2016 el propósito es certificar a 1.5 millones de adultos y a la fecha van ya 500 mil. Al término del sexenio se prevé tener certificados a 6 millones de adultos en educación básica». Provenientes de varios municipios del estado, los «acreditados» fueron acarreados incluso en ambulancias (de traslado de enfermos) para acudir a la concentración. A muchas se les entregó certificados de otras personas. Con razón la «bomba yucateca» de La Jornada Maya: «Los llevaron acarreados a aplaudir al Presidente, pero los certificados, ¡devuélvanse al remitente!».
3. Dice el secretario de Educación de Yucatán: «Se reconocen los conocimientos y saberes que de forma autodidacta y por experiencia en el trabajo, han adquirido los mayores de 15 años». El objetivo es que 1millón 500 mil obtengan este año su certificado. «Igual que la evaluación docente, las olimpiadas del conocimiento o en materia de infraestructura. Nuestra meta en Yucatán en 2016 es entregar 41 mil certificados y ya llevamos 28,633». Allí estuvieron Peña, el gobernador Zapata, el secretario de la SEP Nuño y el de Desarrollo Social Meade. No tienen vergüenza porque carecen de escrúpulos y entre los certificados a entregar está la evaluación punitiva a los maestros que buscan el mismo objetivo.
4. Desde que el presidente Salinas (1988-94), con la firma del TLC lanzó el grito por televisión de que México pasaba del Tercer Mundo al Primer Mundo e ingresó a OCDE el país ha hecho el ridículo porque en todos los renglones de la administración (educación, salud, inversiones, seguridad, ocupa siempre los últimos lugares); pero de manera permanente con mucha dignidad, ocupa los primeros lugares en corrupción, asesinatos, narcotráfico, devaluaciones, endeudamiento). Me pregunto: ¿Podrá López Obrador en la Presidencia -incluso con el apoyo de los profesores y trabajadores- parar esa dinámica de total desplome del país sin hacer una profunda revolución?
5. Si la meta de Yucatán es entregar 41 mil certificados y en el Estado de México se entregan más, bastaría con darle más velocidad a la imprenta que fabrica certificados y entregar 200 mil en medio del aplauso nacional. Al fin la práctica de falsear datos en política, educación, salud, es una práctica muy premiada en México. (Recuerdo que a los tres años como profesor de primaria inscribí a 28 analfabetas mayores para alfabetizarlos por las noches; durante un mes sólo asistieron tres, pero alguna autoridad me aconsejó que yo pasara a los 28 para que yo como profesor tuviera buen promedio. Me pareció una jalada que jamás olvido)
6. Así que imagínense: entre algunos días Yucatán, el Estado de México y otras entidades, habrán elevado su nivel de escolaridad. Con ello México habrá superado a Canadá, los EEUU y Europa en número de años escolares y podrá convertirse México en líder educativo del primer mundo. Sin embargo el analfabetismo funcional -con certificado bajo el brazo- seguirá tan evidente como antes. «Haber dígame por favor el nombre de los tres libros que ha leído». El Memin pinguin, el Supermán y la encrucijada de amor. Y la biblia: «Bueno eso me lo lee el santo padre en la sacristía». ¿Por qué no escogieron a los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, donde las estadísticas deben crecer?
7. Los mexicanos suelen reírse y burlarse de esas políticas ridículas del gobierno que busca lavar su gigantesco desprestigio. Sin embargo mientras nos burlamos la educación, en este caso, se sigue destruyendo falsificando la realidad. Dice Peña: «Yucatán registra mayor avance contra el rezago educativo». Realmente nos quiere «cultivar» calificándonos de «muy cultos» cuando nosotros somos los amos del «cultivo». Por ello le hemos respondido en Yucatán: «Peña tú has sido el presidente más bueno, más culto, más honrado, con la esposa más buena y honesta». Deseamos más certificados, pero sobre todo trabajo productivo para no morirnos de hambre.
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