Hay momentos que, en Bolivia, estallan hechos que parecería que sólo son posibles cuando se atropellan decisiones que son alimentadas por la emoción, sin sopesar razones o consecuencias. Uno de los más raros hechos de las últimas semanas, y que ya es motivo de intensas discusiones, es la decisión del rector de una universidad pública […]
Hay momentos que, en Bolivia, estallan hechos que parecería que sólo son posibles cuando se atropellan decisiones que son alimentadas por la emoción, sin sopesar razones o consecuencias. Uno de los más raros hechos de las últimas semanas, y que ya es motivo de intensas discusiones, es la decisión del rector de una universidad pública para desalojar una enorme biblioteca que maneja una organización ciudadana en uno de sus edificios.
Todo esto es raro por varias razones. De un lado, el nuevo rector de una de las universidades estatales bolivianas (la Universidad Mayor de San Simón – UMSS, en Cochabamba), busca el desalojo de una biblioteca y la ONG que la maneja. Del otro lado, esa es una de las bibliotecas más grandes e importantes de Bolivia. En sus estantes hay más de 60 mil títulos en libros, monografías, reportes, y además cuenta con un archivo de noticias de prensa desde 1969. Es una colección de más de 8 millones de registros en periódicos, revistas, semanarios, etc. Ese acervo es manejado por una organización ciudadana, el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). Su actual alojamiento se basa en un convenio firmado en 1993 entre la Universidad de San Simón y CEDIB, y al que se sumó una condición de prórroga continuada. A pesar de esas circunstancias, hace pocos días atrás, el rector le dio al CEDIB unas 48 horas para abandonar el local con todos sus libros y revistas (1).
Colocando todo esto en contexto a nadie escapa que CEDIB es uno de los centros de referencia en Bolivia y en toda la región andina, en analizar y sopesar cuestiones como los extractivismos, el acceso al agua o las dinámicas territoriales. Trabaja acompañando organizaciones de base, comunidades campesinas y grupos indígenas. Coloca a disposición del público datos concretos y mapas reveladores, donde se superponen las concesiones a mineras y petroleras con las tierras indígenas o las áreas naturales protegidas. Anima una editorial que publica continuamente todo tipo de textos (2).
Todo ese trabajo le ha valido un repetido hostigamiento desde el gobierno y sus grupos afines, sea en otros movimientos sociales como en la propia academia. Nada muy distinto a lo que sucede en otras naciones sudamericanas, aunque sin duda más agudo en este caso boliviano. En el pasado cercano, el propio vicepresidente amenazó con desterrar a CEDIB y otras organizaciones, luego intentaron anularle el reconocimiento jurídico declarándola «irregular», y ahora quieren convertirla en un sin techo (3). Es como una guerrita contra esta ONG, donde se repiten una y otra vez las batallas para intentar anularla.
Es una guerrita que muestra unas enormes contradicciones desde el poder, ya que desde allí se sostiene que esas ONGs y los movimientos sociales en las que están insertos, serían una minoría sin relevancia política. Pero esos gobiernos le dedican mucha energía, recursos y discursos para poder anularlas, lo que demuestra que son actores políticos relevantes.
La actual ofensiva contra CEDIB ahora apunta a dejarles sin biblioteca y sin local. Sin duda es extremadamente difícil trabajar en esas condiciones, cuando se tiene que dedicar tantas energías a la propia sobrevivencia. Ahora está en riesgo la enorme colección bibliográfica que alberga la historia más reciente de Bolivia. Es por lo tanto, una institución mantenida por bolivianos para resguardar el patrimonio cultural de los bolivianos. Por todo eso, ese centro fue declarado como Patrimonio Cultural de Cochabamba en 2012.
A pesar de todo ese valor, el actual rector de la Universidad San Simón quiere que en unos pocos días desalojen ese sitio, para instalar allí un instituto de enseñanza del idioma chino, según informa la prensa. Este hecho, que una universidad pública quiera expulsar a una de las bibliotecas más grandes del propio país, es no sólo grave, sino que es precisamente uno de esos raros casos que se hace tan difícil de entender o justificar. Que se tome esa medida para colocar un centro chino es otra manifestación de los tiempos que se viven en nuestros países.
Imagine usted por un momento que la Universidad de París decidiera echar a la más grande biblioteca de revistas, diarios, semanarios y libros franceses de los últimos 45 años, que funciona dentro de la propia universidad. Y que los expulsara para instalar en su lugar un centro de enseñanza del chino. ¿Qué cree que pasaría? A mi modo de ver, seguramente estallaría un escándalo.
Esta situación ha generado una amplia reacción dentro de Bolivia, con apoyo de distintas organizaciones sociales y destacados militantes e intelectuales. A nivel internacional sucede otro tanto, y se está compartiendo una nota de apoyo pidiendo una reconsideración desde la universidad. Se han sumado figuras como Joan Martinez Alier (España), Alberto Acosta (Ecuador), Pierre Salama (Francia), Maristella Svampa (Argentina), Francois Houtart (Bélgica), Raúl Zibechi (Uruguay), Edgardo Lander (Venezuela), Carlos Walter Porto Goncalves (Brasil), Roberto Gargarella (Argentina), y muchos otros (4).
La reacción ha sido intensa, y en estos últimos días las autoridades de la universidad han indicado que ampliarían el tiempo disponible para que CEDIB busque otro local, pero a la vez han dicho que no se responsabilizan en caso de violencia. También han acusado a ese centro por no pagar los servicios en el local que usan, lo que fue rápidamente desmentido con pruebas a la vista (5). Y para hacer todo más vidrioso, resulta que el Instituto Confucio ya cuenta con un local universitario, de muy buena calidad, y por ello no tiene necesidad de ir a un nuevo sitio.
Todo esto hace que el caso de CEDIB sea, otra vez, mirado con atención dentro y fuera de Bolivia. Pero más allá de eso, si uno se toma una pausa para pensar bien estas circunstancias, está claro que esa biblioteca no es solamente importante para cualquier universidad, sino que también es un aporte esencial para la soberanía histórica y cultural de Bolivia. Allí están los periódicos que relatan las movilizaciones obreras, las irrupciones militares o la reconquista de la democracia, están las notas de los viejos editorialistas y los comentarios sobre el fútbol de cada fin de semana. Son las historias de bolivianos contadas por bolivianos.
Referencias
1. UMSS conmina al CEDIB a desalojar sede en 2 días. Los Tiempos, Cochabamba, 1 abril 2017.
2. Para conocer el trabajo del centro visitar www.cedib.org
3. El gobierno boliviano amenaza con expulsar a cuatro ONG críticas, El País, Madrid, 18 agosto 2015; Gobierno declara «irregulares» a 38 ONG, entre ellas, el Cedib y la Cinemateca, Correo del Sur, 6 setiembre 2015.
4. CEDIB recibe apoyo de 80 intelectuales del mundo tras amenaza de desalojo de predio de la UMSS. Agencia Noticias Fides, 4 abril 2017. 5. La «U» dio 10 años para desalojo de Cedib. Los tiempos, 4 abril 2017; la repuesta del centro en su Facebook https://www.facebook.com/CEDIBolivia
Eduardo Gudynas integra el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES). Twitter: @EGudynas
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