1. Los reformistas (como Alejandra Barrales del PRD) deben saber que ser radical es ir a la raíz de los problemas. Si una sociedad humana está podrida hay que eliminar a los gérmenes y examinar desde la raíz si alguna parte es salvable curándola, buscando todos los remedios porque nunca hay que matar al enfermo. […]
1. Los reformistas (como Alejandra Barrales del PRD) deben saber que ser radical es ir a la raíz de los problemas. Si una sociedad humana está podrida hay que eliminar a los gérmenes y examinar desde la raíz si alguna parte es salvable curándola, buscando todos los remedios porque nunca hay que matar al enfermo. Ya el médico y analista Luis Cabrera le decía en 1910 a Francisco Madero -líder de la Revolución Mexicana: «Las revoluciones son siempre operaciones dolorosísimas para el cuerpo social; pero el cirujano tiene ante todo el deber de no cerrar la herida antes de haber limpiado la gangrena… sin haber arrancado el mal que se propuso extirpar. Si no lo hace el sacrificio habría sido inútil y la historia maldecirá su nombre…»
2. La inmensa mayoría de los políticos en México se han encargado durante muchas décadas de acariciar el tallo para luego gozar con amplitud del fruto. El mismo PRI en sus primeras décadas fue un partido reformista, luego se hizo institucional consolidándose como empresarial y corrupto desde 1946. El PAN nunca fue reformista porque desde su fundación en 1939 nació por oposición al cardenismo reformista al llamarlo «revolucionario», «socialista» o «comunista». Sin embargo el PRD nació como electoral y reformista; con mucho trabajo aceptó durante un año, en el congreso de Oaxtepec, el bautizo de «izquierda». El exhorto de Barrales es policiaco. El PT es el único partido electoral que tiene en su programa «la lucha por el socialismo».
3. Ser radical es luchar en serio, es batallar de verdad para que no nos sigan viendo la cara de tontos burlándose de nosotros. ¿Qué quiere decir «ir a la raíz de los problemas»? Pues muy simple: saber quiénes son los enemigos reales, los más poderosos, los históricos, para poder enfrentarlos estando preparados para ello, estando en las mejores condiciones. Muchas veces ni el ejército, la marina y la policía son los más peligrosos, sino quienes les ordenan y dan permiso de matar. Muchas veces la delincuencia no es peligrosa, así como tampoco ningún miserable o asaltante, sino los únicos culpables son los gobiernos, los explotadores, que por acumular riquezas y poder, han marginado a los trabajadores y desocupados a condiciones de hambre y desesperación.
4. Si en nuestras batallas no vamos a la raíz, al fondo de los problemas, pues sólo hacemos de payasos para distinguirnos, nos aplaudan y premien con cargos. ¿Quiere acaso la ex líder del PRD que repriman a los «desobedientes», que la verdadera oposición «no provoque», que silencie sus denuncias para que no sea reprimida? Al ratito esas mismas fuerzas armadas y represoras podrán prohibir que las muchachas no lleven vestidos pegados para no provocar a los hombres. Me recuerda la bellísima consigna de los estudiantes franceses de 1968: «Prohibido prohibir». Si los candidatos no denuncian «con pelos y señales» todas las fechorías, lo robos, los desfalcos de los gobiernos y los empresarios, buscan engañarnos y deben ir a la cárcel. «La verdad siempre es revolucionaria».
5. La izquierda radical se queja radicalmente de lo contrario: que la burguesía controla todo el proceso electoral con el INE, El TRIFE y todos los que deciden porque fueron nombrados por el mismo gobierno y sus partidos. Denuncia que el PRI, PAN, PRD, buscan silenciar las condiciones desastrosas de pobreza y miseria que vive el pueblo de México porque los tres partidos y sus seguidores siguen colgados y mamando del presupuesto público. Hay que repetir que en México no ha existido la democracia porque todos los gobiernos han estado al servicio empresarial, del capitalismo y el imperialismo. Eso hay que decirlo en voz alta en todo México y en el mundo. Esa voz no sería una provocación sino una ayuda al pueblo para que adquiera conciencia.
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