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La guerra sucia vuelve a México con JJ Rendón

Fuentes: Rebelión

El «asesor político» venezolano Juan José Rendón ––experto en propaganda negra, guerra sucia, falsos positivos y desinformación, difamador profesional y gigoló de las campañas políticas- vuelve a atacar en México: el candidato progresista a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador denunció que la derecha lo contrató para insuflar la violencia política en el país. López […]

El «asesor político» venezolano Juan José Rendón –experto en propaganda negra, guerra sucia, falsos positivos y desinformación, difamador profesional y gigoló de las campañas políticas- vuelve a atacar en México: el candidato progresista a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador denunció que la derecha lo contrató para insuflar la violencia política en el país.

López Obrador exigió a los partidos PRI y PAN que aclaren si contrataron al publicista, quien ya cuenta con tristes antecedentes en el país y que recientemente anunció que utilizará todos los medios para evitar que el precandidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia triunfe en las elecciones del 1º de julio. Rendón es proclive a la violencia, indicó.

Nosotros no queremos la confrontación, no queremos la violencia. Vamos a ganar de manera pacífica, con el apoyo de los ciudadanos, y vamos a cuidar las casillas [el 1º de julio] para que no haya fraude electoral, señaló. Recordó que hace más de un año vio una entrevista televisiva, donde el publicista «especialista en guerra sucia», habló de la estrategia que aplicaron en Venezuela para que cayera el gobierno.

Me horrorizó, porque el entrevistador le decía qué más iba a pasar en Venezuela, que ya se habían registrado 40, 50 muertes en la confrontación callejera, y él decía que en un país, no recuerdo cuál, había caído el gobierno después de 100 muertos. Palabras más, palabras menos. O sea que faltaban muertes para que cayera el gobierno de Venezuela, explicó el precandidato.

«Un publicista con estas características va a atacarnos, como él mismo está declarando, para que no lleguemos a la Presidencia. Lo único que pediría a los que lo contrataron es que cuiden que no vaya a promover la violencia política en el país… No queremos elecciones violentas… Nuestro movimiento ha sido, es y seguirá siendo pacífico», subrayó.

López Obrador aseguró no temer «de que implementen la guerra sucia. La he padecido durante muchos años: la frase el peligro para México, lo de las pintadas (falsas en Venezuela asociándolo con el Psuv), querer vincularnos al gobierno de Venezuela; querer compararme con el finado Chávez, con Maduro, con Putin; la injerencia supuesta de Rusia en las elecciones de México, que soy mesiánico, que soy populista», enumeró.

Todo eso no es decente pero está permitido. Lo que sí debe preocuparnos a todos es incitar a la violencia. Siempre he pensado que la política se inventó para evitar la confrontación y la guerra, dijo López Obrador, quien pidió a las televisoras que no se presten a la «guerra sucia… No polaricen, no auspicien la violencia; que no haya apuesta a la desunión de los mexicanos».

En gira por Tampico, sostuvo que los de la mafia del poder pusieron en marcha una campaña de desprestigio en su contra desde el extranjero, y anunció que en su eventual gobierno la agenda de México no la marcarán administraciones de otros países, como lo permitieron los recientes presidentes peleles.

«Nuestro orden del día en México, en primer lugar, es acabar con la corrupción, que haya un gobierno austero, sobrio, que no haya privilegios; un gobierno con actividades productivas; con empleo; bienestar; que haya paz, tranquilidad, y que se establezca en México una auténtica, una verdadera democracia. Esa es nuestra agenda y es lo que vamos a llevar a la práctica.

Un largo y negro historial

En 2011 dijo que llevaba ya siete años vistiéndose invariablemente de negro, según él para manifestar su pesar por lo que está sucediendo en Venezuela bajo el mandato de Hugo Chávez. Entonces estaba alineado ya como asesor de la opositora Mesa de Unidad Democrática y del precandidato preferido por Estados Unidos, Henrique Capriles Radonsky. Señaló entonces que esos comicios eran tan decisivos para el destino venezolano, que una nueva victoria de Chávez le quitaría el sentido a ese tipo de protesta.

«Nosotros lo que necesitamos hoy es realismo, inclusión, unidad y nobleza», agregó, al insistir en que la oposición debe ir por el 70% de los votos. «Lo que toca es despertar a los chavistas de esta fantasía, de esta ilusión, de esta histeria […] y hacerles ver que si bien ellos creyeron en el discurso de Chávez al inicio, después de 13 años podríamos pensar que en el mejor de los escenarios Chávez es un buen intencionado inepto».

Sabía que lo que llevó a Chávez al poder fue el discurso contra el sistema. Sabe que lo que queda es vender futuro, vender «la unidad de la reconciliación de los venezolanos», para lo cual las críticas deben centrarse en la incapacidad del régimen de cumplir con sus promesas.

El hombre de negro

Juan José Rendón nació en 1964. Es psicólogo, comunicador y publicista, y se ha desempeñado en el manejo de la información para construir y destruir imágenes, tanto de productos políticos como comerciales. Su palmarés es largo, iniciándolo en su natal Venezuela durante la segunda campaña presidencial de Carlos Andrés Pérez, en 1988 y prosigue con Chiripa Publicidad, en 1993, que le procuró una victoria absoluta al socialcristiano Rafael Caldera (www.jjrendon.net).

Rendón ha dicho que de las 22 campañas en las que ha participado, solo perdió dos. Una de esas fue el referendo revocatorio contra Hugo Chávez en el 2004. Al perder, fue uno de los que difundió las denuncias de fraude. Después de eso se fue de su país, para regresar en 2011 para «la última batalla»… postergada ya por siete años.

Desde 2003, Rendón desarrolló en Venezuela una campaña sistemática en función del deterioro de la imagen del presidente Chávez y la construcción de un arquetipo para su asesinato político-físico y moral. Su modelo fue elaborado para la CIA por su homónimo Rendon Group de EEUU, el llamado «Expediente Noriega», que justificó la invasión a Panamá. Allí se contemplaba un juicio internacional para Noriega, incorporar a Panamá a la lista de terroristas, preparar las condiciones para una intervención militar y/o producir la ingobernabilidad y proyectarla electoralmente con Guillermo Endara.

Durante mese y años impulsó una matriz temática a través de diversas plataformas -medios gráficos, páginas web, blogs, radio, televisión- con el objetivo de construir una imagen negativa o criminalizada de Chávez, con la divulgación de indicadores (falsos, manipulados) sobre la ruptura emocional de Chávez, su pérdida de confianza en la base chavista, con ataques a su entorno familiar.

En la conformación de esta matriz de opinión juegan papel importante las encuestadoras, que promocionan y divulgan supuesta impopularidad (o pérdida gradual y/o repentina de la misma), y también medios internacionales que repican sobre fallas y limitación es en los logros del gobierno -generalmente con medias verdades y descontextualización-, los vínculos de personeros del gobierno y las Fuerzas Armadas con el narcotráfico, la acusación de «profesar una ideología castrocomunista», la alianza con lo que llaman «países forajidos».

La meta de las operaciones psicológicas se focalizaron en la deslegitimación del Presidente. No se trata de una campaña publicitaria tradicional, sino de una serie de operaciones puntuales -repetidas desde las distintas plataformas nacionales y foráneas- dirigidas a la percepción (y no a la razón) de la ciudadanía.

Cualquier dato o error de un funcionario sirve para generalizar la idea del fracaso total, de la inacción, de la frustración. Desde la laptop de Reyes a la Operación Maletín, hasta los accidentes, las tragedias naturales o los conflictos laborales, cada hecho puntual se vuelve general y es asociado automáticamente por la prensa cartelizada como fracaso del gobierno y la certeza de un futuro incierto.

Maratón de guerra sucia

Rendón jugó papel fundamental no solo en la elección del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, sino durante el desempeño de éste como ministro de la Defensa de Álvaro Uribe. Santos ha dicho «que se trata de un hombre exitoso y que por ende tiene muchos enemigos, pero que en ningún momento se trajo a la campaña para tratar de hacer una guerra sucia a Antanas Mockus».

Hace unos años, en México, JJ (como se le conoce) fue contratado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional). Un candidato opositor (del PAN) lo acusó de estar detrás de una campaña sucia en su contra y llegó a señalarlo como un personaje «ligado a la CIA, a la guerrilla colombiana y a sonadas estafas políticas electorales».

En México la prensa también lo tildó de ser un especialista en sembrar rumores contra los rivales de sus clientes, a quienes atribuía inclinaciones homosexuales, vínculos con el narcotráfico, la pederastia y la violación sexual. Grupos de jóvenes adscriptos al Instituto Coahuilense de la Juventud, recibieron de Rendón instrucción y adoctrinamiento en desinformación, espionaje, clínica del rumor, propaganda negra, para convulsionar aún más el proceso electoral mexicano.

En Honduras trabajó en la campaña electoral de Porfirio Lobo, quien logró asumir el gobierno tras el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, en Colombia con las campañas de Uribe y de Juan Manuel Santos, y en Perú fue contratado por el candidato ultraconservador Luis Castañeda.

Según el «El Tiempo» de Colombia, forma parte de un grupo más grande de consultores políticos que buscan inmiscuirse en elecciones nacionales y locales, a nombre de intereses nada claros. El periodista mexicano Ramón Betancourt sindica a Rendón de ser «el rey de la propaganda negra, de la desinformación, del rumor como arma de propaganda política de desprestigio para aniquilar a los contrincantes de oposición y del mismo partido político», en una frase, «como el nuevo Goebbels del nazismo moderno».

Este periodista asegura que «los términos ‘homosexual’, ‘narcotraficante’, ‘pederasta’, ‘drogadicto’, ‘violador», etc., etc., los endilga (como rumor) en las campañas a los adversarios políticos de sus clientes, o subir falsas historias perversas y fotomontajes al internet».

En México, el candidato a la gobernatura de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, acusó a Rendón de ser el autor de unos panfletos que insinuaban o lo señalaban de pederasta. Rendón rechazó esa afirmación y elevó una demanda en la corte del Onceavo Circuito para el Condado de Miami-Dade, por perjurio, difamación y daño moral.

En Bogotá alteró las encuestas del candidato Alonso Salazar y, asimismo, adoctrinó a los militantes del Movimiento de Jóvenes Fajarditas y recogió las denuncias de la colectividad sobre «un siniestro personaje extranjero que convulsiona al electorado, poniendo en jaque la ética política». Pero logró definirse mejor: En entrevista con la revista Semana sostuvo que para asesorar una campaña electoral, en este caso por la Alcaldía de Medellín, no deben atenderse los principios de la ética: ‘la ética es para los filósofos’, sostuvo.

Rendón intoxica con información-basura a través de un buen manejo de periodistas y medios, mantiene actualizados permanentemente sus bancos de datos, evalúa a los comunicadores y analiza las percepciones del colectivo e identifica sus vulnerabilidades. La teoría de Rendón se basa en las tres eses: sexo, sueldo y salud, con campañas de rumores sobre homosexualidad o libertinaje, corrupción si pruebas, enfermedades que hagan pensar en la incapacidad del candidato para ejercer el cargo.

En Colombia, chantajes, rumores y falsos positivos

Pocos conocían en Colombia a JJ. Rendón hasta octubre de 2007, cuando fue el epicentro de un escándalo que denunció a la radio La W el entonces congresista de la U (oficialista), Nicolás Uribe, quien lo acusó de amenazarlo con destruir su carrera política e inventarle una historia en la que lo vincularía en líos con prostitutas.

«Las amenazas versaron sobre todo tipo de artimañas, entre las que sobresalen por su bajeza y ordinariez, la de realizar fotomontajes inescrupulosos. Todas las amenazas al margen del camino por recorrer, iban dirigidas hacia un solo propósito: acabar con mi carrera sin importar el costo», dijo Uribe el joven.

Desde el Polo Democrático y el Partido Liberal, le atribuyeron a Rendón una campaña sistemática de desprestigio, basada en rumores de presunta vinculación de sus candidatos presidenciales Carlos Gaviria y Rafael Pardo Rueda con la guerrilla de las Farc.

Los organismos de derechos humanos señalan que junto a su contertulio de José Obdulio Gaviria diseño para el entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos la campaña de «falsos positivos» que la prensa colombiana bien supo difundir y justificar: las fuerzas armadas secuestraban campesinos a quienes acribillaban vestidos de guerrilleros para hacerlos aparecer como subversivos abatidos en acciones militares.

Asimismo, se señala a JJ Rendón como el coartífice de varios otros «falsos positivos», como atentados con bombas que -se supo luego- fueron montados por la inteligencia militar cuando Álvaro Uribe era presidente y Santos su ministro de Defensa.

Nadie duda que sus tendencias políticas están totalmente enmarcadas hacia la extrema derecha del espectro político, y se sabe que algunas de sus campañas fueron financiadas desde bancos trasnacionales, en especial estadounidenses y españoles. Se declara como el heredero o discípulo directo de Joseph Napolitan, un conocido asesor de imagen estadounidense de los años 80.

De los 12 puntos de acción de los que habla en su portal, algunos destacan en su estrategia, como el manejo de crisis de opinión pública y la llamada clínica del rumor: «previendo medios críticos adversos a una personalidad pública o a un ente gubernamental, creamos un sistema preventivo para la desactivación o compensación de rumores que permite corregir situaciones desestabilizadoras».

El columnista de El Espectador Ramiro Bejarano aseguró en una de sus investigaciones que desde que Rendón «anda merodeando las altas esferas oficiales, la política se vulgarizó, porque ahora se controvierte a críticos y opositores a través del rumor, la conseja, la calumnia, el desprestigio, calculadamente propalados por los medios oficialistas».

Su vestimenta negra es coherente con su particular personalidad: vive solo, trabaja mucho, y dice que cultiva prácticas zen. No la abandonó el 7 de octubre del 2012, cuando registró su segundo fracaso en Venezuela para su palmarés.

Álvaro Verzi Rangel. Sociólogo venezolano, codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.