1. López Obrador puede llevar a consulta cualquier asunto que no afecte los intereses públicos, pero el caso de la construcción del aeropuerto no es simplemente jugar y perder una partida de naipes sino poner en riesgo miles de millones de dólares del presupuesto público comprometido con miles de jóvenes «ninis», con jubilados y pensionados, […]
1. López Obrador puede llevar a consulta cualquier asunto que no afecte los intereses públicos, pero el caso de la construcción del aeropuerto no es simplemente jugar y perder una partida de naipes sino poner en riesgo miles de millones de dólares del presupuesto público comprometido con miles de jóvenes «ninis», con jubilados y pensionados, con trabajadores de ingresos mínimos, con servicios de salud y educativos. Más aún, no repetiría como tonto que los millonarios «pueden hacer con su dinero lo que quieran», porque si la gran propiedad es un robo (Proudhon), ese dinero de los millonarios del sector privado también pertenece al pueblo que con su trabajo contribuyó a la acumulación capitalista.
2. Acerca del origen de la propiedad recuerdo un cuento del literato Anatoly France: «Un día paseaba un joven lord Inglés por el campo; a sus espaldas llegó otro lord a caballo pidiéndole que saliera de su propiedad de inmediato; el joven le pidió que le dijera porqué era su propiedad; el señor de a caballo le respondió que esa propiedad la heredó de su padre, que éste la heredó de su abuelo y que éste la ganó en sus luchas con sus ejércitos y sus armas; entonces el joven apuesto le respondió: si la propiedad es producto del despojo a los más débiles y la lucha, entonces -subiéndose las mangas de la camisa- lo retó: bájate del caballo y vamos a luchar». Me bastó este simple pasaje para entender el origen de todas las riquezas, de las propiedades y del poder de unos pocos sobre el 90 por ciento de la población.
3. Se ha probado que decenas de miles de grandes obras construidas con mucho dinero público han sido abandonadas a través de las décadas por fracasos de proyectos, porque fueron mal planeadas o porque el capitalismo las convirtió en «elefantes blancos». Eso puede pasar con un aeropuerto construido sobre un lago que a diario se hunde, por idioteces del pensamiento irreflexivo. Por ello pienso que esa consulta no debería hacerse porque de triunfar el proyecto empresarial de Texcoco se continuaría enterrando gigantescas sumas de dinero que podría emplearse para solucionar miles de necesidades muy urgentes de la población. No debe hacerse la consulta, pero si sale mal el gobierno de AMLO comenzará a cavar su tumba.
4. Hay cosas que deben consultarse y otros asuntos que no. ¿Debe consultarse que nadie gane más que el presidente, que ninguna familia esté sin ingresos y que aumente el salario de todos los que ganan menos de 20 mil pesos al mes? ¿Debe consultarse si se construye el tren maya, si el dinero de las afores y los seguros siguen usándose para negocios privados? ¿Debe consultarse si los funcionarios ladrones, defraudadores y asesinos deben ir a la cárcel? ¿Si se debe reprimir a quienes luchan en las calles por la libertad, la democracia real y la libertad? La consulta sobre el aeropuerto pone en peligro muchos miles de millones del presupuesto público y permite dilapidar otros miles de millones de dinero privado que ha sido esquilmado de los trabajadores.
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