Acabamos de concluir la lectura del nuevo libro del Profesor Pedro Godoy, CHILE versus BOLIVIA: Otra mirada recién editado por Nuestra América. Su aparición, acontece en el mismo año que conmemoramos dos centenarios de signo diverso. Uno es el centenario del tratado de 1904 que remachó jurídicamente la pérdida de la salida al mar de […]
Acabamos de concluir la lectura del nuevo libro del Profesor Pedro Godoy, CHILE versus BOLIVIA: Otra mirada recién editado por Nuestra América. Su aparición, acontece en el mismo año que conmemoramos dos centenarios de signo diverso. Uno es el centenario del tratado de 1904 que remachó jurídicamente la pérdida de la salida al mar de Bolivia como consecuencia de su derrota militar en la guerra del Pacífico. El otro, recuerda la construcción del Cristo Redentor, monumento a la armonía y a la integración entre Argentina y Chile. La aparición de la Obra de Pedro Godoy, a horcajadas de estas dos fechas, encierra entonces una intencionalidad provocadora y una simbología cargada de sentido y llena de enseñanzas para los habitantes de América Latina.
El Profesor Godoy, con el patrocinio de la entidad que integra, el CEDECH -Centro de Estudios Chilenos- es además de un talentoso escritor, un intelectual osado. No duda en elevar su voz clara y disonante, en un medio francamente hostil, para defender posiciones que incomodan y molestan. Cada una de las afirmaciones que recorren su libro, implican un cuestionamiento, un replanteo, una crítica profunda, a la vez que un desafío intelectual para repensarlo todo de nuevo. Pedro Godoy nos desafía a sacarnos los lentes del prejuicio y a poner el mapa de cabeza. O al derecho, como diría Arturo Jauretche. Nos invita a desprendernos de falsas nociones, distorsivas, hijas de una manera equívoca de interpretar lo nuestro. El libro de Godoy es una formidable convocatoria a desaprender. A desazonzarnos, y una apasionante invitación para acompañarlo en la aventura de descubrir un nuevo mundo.
Dos ideas centrales recorren la Obra de Pedro Godoy . La primera, es que los diferentes estados que conforman la América Latina son parte de una misma Nación invertebrada, la Patria Grande Iberoamericana, que debe ser reconstituida. Como consecuencia de esta premisa, se deriva que todos los conflictos bélicos americanos, a excepción del de Malvinas de 1982 y la guerra de EE UU contra México de 1835, deben ser interpretadas como guerras civiles y fraticidas. Interestaduales sí, pero no internacionales. La guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay de Solano López, la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana de 1835 o la guerra del Pacífico de 1879, son enfocados como episodios desgraciados, azuzados por el imperio Británico, donde se enfrentan una tendencia integracionista y nacional, contra una disgregadora y Mitrista, en el caso de Argentina, o Portalina en el caso Chileno. Nuestro caudillo Felipe Varela, enemigo juramentado de la Guerra al Paraguay, puede ser reconocible en este libro en la figura José Antonio Vidaurre, quien se insurrecciona en Quillota, fusilando a Diego Portales, en oposición al mandato belicista de la Moneda, contra el mariscal de la Confederación ,Andrés Santa Cruz. El autor establece incluso un paralelo con la Guerra de Secesión Norteamericana, afirmando que desgraciadamente en nuestro caso, triunfaron los secesionistas, y que por ello hoy en vez de poderosos EE UU de Suramérica, tenemos 20 estados débiles y fragmentados, que deben reencontrarse y vertebrarse nuevamente. Sus tesis empalman con las de otros grandes autores que han desarrollado el tema, como Felipe Herrera, Raúl Haya de la Torre, Manuel Ugarte y Jorge Abelardo Ramos.
La segunda idea que destaca en el libro, es una profunda y original reflexión sobre la identidad nacional como problema, como conflicto, como construcción colectiva, como legado, pero también como destino. Godoy, rechaza tanto el indigenismo antiespañol, como el hispanismo dorado. Rescata, como elemento central identitario de nuestro «ser nacional» lo mestizo , lo criollo y la amalgama con lo aborigen. Efectúa un redescubrimiento y revalorización positiva de lo hispano como substrato unificador y denominador común en toda América. La lengua común y la religiosidad popular son dos de sus legados perdurables. La mezcla de sangres: la española, la india y la africana, constituyen «lo americano», dice. Adscribe a la fórmula del filósofo mexicano José Vasconcelos de «fusión de Tres mundos» para referirse al V Centenario, desechando por igual las de «encuentro de dos mundos» por episódica y coyuntural y «descubrimiento» por eurocéntrica.
Pedro Godoy es un agudo observador y un crítico de temer. Cultiva un estilo Jauretcheano, con el que se lanza a demoler una por una las zonceras trasandinas que juzga inaceptables. Así, indaga en aspectos psicológicos propios del Chileno de hoy día, postulando por ejemplo, que el engreimiento soberbio frente al hermano Peruano o Boliviano, resulta la contracara de una autodenigración cipaya frente a lo anglosajón o lo europeo. Ambas son expresión de una crisis de identidad, afirma. O bien , sostiene que el insularismo espiritual trasandino -al que el denomina «síndrome de la fortaleza sitiada» o «excepcionalismo chilensis»- , constituye la base psicológico-cultural, sobre la que se asientan luego nocivas políticas que dan la espalda a los países vecinos y hermanos de la América, rechazándose el MERCOSUR y buscando en vano una sociedad ventajosa con los EE UU a través del T.L.C., por ejemplo. Con su inconfundible y punzante estilo epigramático, el profesor Godoy la emprende implacable contra el chauvinismo, contra el racismo, la xenofobia, el armamentismo, y la colonización mental de todo signo. Son particularmente atractivas sus reflexiones sobre el «mapuchismo» a la moda, las deformaciones con las que se enseña la historia, o la exaltación interesada y no casual de un folklore litoraleño, en contra de lo Andino, por los comunicadores oficiales.
Declarado admirador y partidario de las revolución nacionalista del 52 protagonizada por el MNR en Bolivia, y de la experiencia Peronista del 45, es quizás en ese espejo, y en sus viajes frecuentes a las patrias hermanas, donde el autor elabora y pule su acertada visión revisionista histórica y latinoamericanista. Y es quizás, en la ausencia de un movimiento nacionalista triunfante de características semejantes en su propia patria, donde radique la mayor dificultad para que las justa doctrina defendida por el CEDECH y sus publicistas, arraigue, germine y se convierta en frondoso árbol , sin enfrentar tanta resistencia y asumir tan trabajoso esfuerzo.
El nuevo libro del Chilenísimo Profesor Godoy, asentado sobre los pilares ya explicitados, fundamenta en forma contundente e incontrastable, las profundas razones históricas, políticas, culturales y económicas que asisten la causa del desenclaustramiento de Bolivia. La salida al mar, según postula, resulta además de un corolario de estricta justicia, un elemento de mutua conveniencia. Beneficioso para ambos estados y para toda la región en su conjunto.
Lleno de sabrosas anécdotas, reflexiones personalísimas y guiado siempre por un sentido docente que no abandona jamás, nuestro querido Profesor se atreve a sostener desde el Mapocho , la justicia de la devolución de los trofeos de la guerra del Pacífico a los derrotados de entonces. Pregona la conveniencia de dotar una salida al mar para Bolivia. Promueve una defensa irrestricta de la causa de Malvinas en 1982, aún bajo la mirada amenazante del gobierno dictatorial de Pinochet, aliado acérrimo de la británica Margaret Tatcher. Un marxista peligroso para los militares. Sospechoso de simpatías militaristas para los expartidarios del Kremlin. Bolivianista y Argentinófilo para los Chauvinistas. Defensor de regímenes «nazifascistas», para la izquierda desarraigada. Incómodo para todos. Así es Pedro Godoy.
El libro que acaba de editar es un formidable alegato a favor del MERCOSUR, la integración regional y la búsqueda de nuestra verdadera identidad como hermanos de una misma Patria Grande. La obra llega en buen momento. Los Pueblos de América Latina comienzan a sacudirse el yugo del neoliberalismo opresor y hambreador. En Venezuela renace la esperanza con la Revolución Bolivariana. Argentina y Brasil avanzan en la edificación de una unidad de hierro. La figura de Simón Bolivar vuelve a cabalgar, como el Cid Campeador, por América Latina infundiendo el terror en los enemigos históricos de los pueblos libres. Enhorabuena y bienvenido sea entonces este aporte imprescindible del Profesor Godoy, que ilumina por encima del Ande milenario, y nos ayuda a todos a pensar y a encontrar el camino, por el cual conducir el nuevo ejército libertador hacía la victoria final.