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Libros

Gardel canta su vida

Fuentes: Rebelión

Precedido de una investigación de dos décadas y consultas a 30.000 fuentes se presenta este mes en Argentina «Carlos Gardel. La Biografía», un libro riguroso y que a la vez promete ser polémico de casi 1.000 páginas y más de 200 fotos reveladoras de vida y obra del popular cantor de tangos. La militancia política […]

Precedido de una investigación de dos décadas y consultas a 30.000 fuentes se presenta este mes en Argentina «Carlos Gardel. La Biografía», un libro riguroso y que a la vez promete ser polémico de casi 1.000 páginas y más de 200 fotos reveladoras de vida y obra del popular cantor de tangos.

La militancia política de Gardel, su lucha con el sobrepeso, la participación en el cine mudo, el rechazo de los artistas de su época que recelaban de su éxito, la relación con su madre, sus mujeres y sobre todo la construcción y esfuerzos para mejorar su figura y transformarse de un cantante mediocre en uno de extraordinaria calidad.

El trabajo indaga también temas privados, explica porqué algunas versiones lo sindican como homosexual -aunque no lo era, aseguran– y ofrece pistas que lo describen como un amante apasionado a pesar de su obsesión por el trabajo y por su carrera que lo llevaron lejos de una relación de pareja formal y con hijos.

«La esencia de los mitos sobre Gardel se erigió sobre una total falta de investigación», explicó a IPS Osvaldo Barsky, autor del libro junto a su hijo Julián. Ese vacío se fue alimentando de fantasías de todo tipo sobre la identidad del artista que, según estos investigadores argentinos, nació en Francia en 1837 y murió en un accidente aéreo en Colombia en 1937.

Barsky padre es un economista experto en asuntos rurales que investiga a tiempo completo para el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Pero además es un amante del tango y un admirador de Gardel al que compara con el italiano Enrrico Carusso, el francés Maurice Chevallier y el estadounidense Bing Crosby. Su hijo y coautor es músico.

El trabajo que publicará la editorial Santillana consta de una introducción y nueve secciones, cada una con capítulos que narran las peripecias del autor de «El día que me quieras» en forma cronológica. Tras cada sección hay un balance de su evolución artística y fotos para ilustrar los escritos. Al final hay tres anexos.

Por sugerencia de la empresa, que captó la enorme envergadura de la labor, el libro es «la» biografía de Gardel. Y es que no tiene antecedentes dentro del género como investigación enfocada desde las ciencias sociales, con trabajo de archivo que permite echar luz sobre muchos puntos oscuros de su vida.

Para Osvaldo Barsky, la mejor biografía de Gardel hasta ahora es la del historiador británico Simón Collier, fallecido en 2003, pero más que una investigación era un resumen de su vida basado en otros relatos. En este nuevo caso, lo central no son testimonios de época –que por otra parte quedan pocos– sino los documentos que se rastrearon sobre la vida del artista.

Originalmente el libro tenía 2.000 páginas con la historia de Gardel y una serie de investigaciones paralelas sobre el «varieté», el circo criollo, el barrio del Abasto de Buenos Aires y donde vivió Gardel, entre otros. Pero cuando surgió la idea del libro hace cinco años, el guión «se redujo» a 943 páginas.

Con las fotos ocurrió algo parecido. Eran 2.200 y se seleccionaron 250. Algunas desconocidas que muestran a Gardel obeso. Los autores decidieron entonces darle prioridad en la versión definitiva las declaraciones del propio cantor y reducir al máximo el espacio en el que se describe el contexto.

Entre los costados más reveladores que ofrece el libro, Barsky padre destaca sobre todo la construcción física que el artista hace de sí mismo. Se sometía a la práctica diaria de gimnasia sueca y hacía toda clase de regímenes para bajar sus 120 kilogramos de peso. Usaba tacos altos para disimular su baja estatura (1,60 metros) y se fajaba para ocultar la gordura.

También se hizo una cirugía de nariz, nada frecuente en la época, y aprovechaba los viajes a París para mejorar el estado de su dentadura. Todo lo hacía para pulir su imagen, porque ya por entonces era muy consciente del valor de la apariencia. El suyo fue un verdadero fenómeno de autoproducción, dicen los autores.

Si bien en la época no existía la técnica vocal, Gardel sabía que debía trabajar para que su voz se fuera perfeccionando y, al mismo tiempo, perdurara sin desgastarse en el corto plazo. Por eso se cuidaba.

Desde el punto de vista artístico era también un verdadero obsesivo. Sabía cuál era la carrera que quería y supo ver cuando debía empezar a hacer cine. Se vendía como un producto, tanto en Argentina como en Francia o Estados Unidos.

Los autores revelan que Gardel llevaba una libreta que había etiquetado como «Crónicas de mi gira artística», donde pegaba los recortes sobre sus presentaciones en cada pueblo, ciudad o país al que visitaba en recorridos extenuantes y donde era capaz de ensayar para el día siguiente al término de una función.

El propio Gardel comandaba las negociaciones que finalizaron en un contrato con la empresa estadounidense Paramount para filmar en ese país dos películas. Pero Gardel no aceptó ser contratado como artista de la gran industria sino que se asoció con ella.

Barsky anticipa que hay un capítulo que traerá polémica acerca del rechazo que generaba el cantor entre vastos sectores de la farándula de Buenos Aires, que lo odiaban por su éxito y su popularidad.

Y hay otro que revela una faceta desconocida del artista, que militó activamente en el Partido Conservador, que gobernó a comienzos del siglo XX a través de elecciones muchas veces cuestionadas pero hoy ya disuelto.

En cambio Barsky sostuvo que las versiones equívocas sobre la nacionalidad del autor, a las que se refiere como «la grotesca leyenda uruguaya», son tratadas en un anexo.

Los editores consideraron que era tan abrumadora la cantidad de documentos que prueban la historia real de Gardel, que no valía la pena extenderse en el mito sobre su presunto nacimiento en el central departamento uruguayo de Tacuarembó.

Barsky no duda que Gardel nació en la meridional ciudad francesa de Toulousse y que era hijo de Berta Gardés, también francesa. Lo que sí explica es por qué el cantor se vio impulsado a sacar por entonces un documento de identidad uruguayo. También descarta que haya estado preso en la hoy provincia de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina.

«Son inventos, meros mitos sin ninguna referencia en la realidad», asegura el autor. Más aún, en ese anexo que se titula «Sobre héroes y tumbas», como la famosa novela de Ernesto Sábato, los investigadores analizan cómo y por qué nace la «hipótesis del nacimiento en Uruguay», sólo para que se conozca el origen del mito, dicen