Después de un tiempo de silencio posterior a su clamoroso triunfo en los Grammy con Van Van is here (Llegó Van Van) los llamados Rolling Stones cubanos presentaron aquí su nuevo disco Chapeando. El Salón Rosado de la antigua cervecería Tropical, plaza de fuego bailable para todas las orquestas cubanas -desde el mítio Benny Moré […]
Después de un tiempo de silencio posterior a su clamoroso triunfo en los Grammy con Van Van is here (Llegó Van Van) los llamados Rolling Stones cubanos presentaron aquí su nuevo disco Chapeando.
El Salón Rosado de la antigua cervecería Tropical, plaza de fuego bailable para todas las orquestas cubanas -desde el mítio Benny Moré hasta la Charanga Habanera- sirvió de sede para el lanzamiento de este disco complejo en el cual la emblemática agrupación rompe sus esquemas.
La producción del sello Unicornio y la casa Abdala era largamente esperada, en primer lugar por el silencio prolongado de la orquesta bailable más famosa de Cuba.
En segundo lugar por el interés de ver cómo al cabo de 30 años de vida, Los Van Van siguen ahí, en la preferencia popular, como reza una de sus canciones.
Desde el número inaugural, Chapeando -que evoca ancestros africanos que se renuevan constantemente- la grabación suponía un reto, una provocación, un alarde experimental.
Después de escuchar los 13 temas (Juan Formell, su director, no le tiene miedo al número 13), quien lo recibe llega a la conclusión de que el secreto del triunfo y la permanencia está en manos de esa legendaria orquesta, cuya fórmula es combinar renovación y tradición.
En sus palabras de presentación, Formell, uno de los líderes de la música cubana, asumió su rol de espada y escudo de la identidad de su patria.
Calificó lacónicamente el CD de «especial» y se entregó a una alabanza a artistas plásticos del renombre de Rancaño, Zayda del Río, Kcho, Roberto Fabelo, Michel y Mendive, entre otros, que ilustran el álbum.
Tras observar el catálogo de colaboradores, que abarcan desde las notas de Rogelio Martínez Furé y Miguel Barnet, las intervenciones de Angel Bonne o los elogios del recordista mundial Javier Sotomayor, uno llega a la conclusión de que Van Van es inexpugnable.
Especialistas, que han asistido a muchas presentaciones de discos, afirman que Chapeando marcó un hito.
No se sabe si por la música, por la genialidad de Juan Formell o la leyenda de la orquesta, lo cierto es que, como dijo el cantautor Silvio Rodríguez, «no hay nada en este mundo más honroso y digno que ser un Van Van».