Cuando CNET News.com le preguntó a Bill Gates acerca de las patentes de software, él desvió el tema hacia la «propiedad intelectual», mezclando el asunto con varias otras leyes. Luego dijo que cualquiera que no dé un amplio apoyo a todas esas leyes es un comunista. Dado que no soy un comunista, pero he criticado […]
Cuando CNET News.com le preguntó a Bill Gates acerca de las patentes de software, él desvió el tema hacia la «propiedad intelectual», mezclando el asunto con varias otras leyes.
Luego dijo que cualquiera que no dé un amplio apoyo a todas esas leyes es un comunista. Dado que no soy un comunista, pero he criticado las patentes de software, tengo que pensar que esto puede haber sido dirigido hacia mí.
Cuando alguien utiliza el término «propiedad intelectual», típicamente está confundido, o está tratando de confundirle. El término es utilizado para agrupar las leyes de copyright (derecho de copia), patentes y varias otras, cuyos requerimientos y efectos son completamente distintos. ¿Por qué el Sr. Gates agrupa esos conceptos? Analicemos las diferencias que él ha elegido ocultar.
Los desarrolladores de software no se han levantado en armas contra la ley de copyright; dado que los programadores escriben el código ellos mismos, nadie más tiene el copyright de su código. No hay peligro de que extraños tengan un caso válido de violación de copyright contra ellos.
Las patentes son una historia diferente. Las patentes de software no cubren programas o código; cubren ideas (métodos, técnicas, características, algoritmos, etc.). Desarrollar un programa de gran tamaño, exige combinar miles de ideas y, aunque algunas de ellas sean nuevas, el resto debe provenir de otro software que el programador haya visto. Si cada una de esas ideas pudiera ser patentada por alguien, cada programa de gran tamaño probablemente violaría miles de patentes. Desarrollar un gran programa significaría exponerse uno mismo a miles de potenciales litigios legales. Las patentes de software son amenazas a los desarrolladores de software y a los usuarios, quienes también pueden ser demandados.
Unos pocos desarrolladores de software afortunados son inmunes a gran parte del peligro. Ellos son las megacorporaciones, quienes típicamente tienen miles de patentes cada una y «licencias cruzadas» entre ellas. Esto les da una ventaja sobre los rivales pequeños, que no están en posición de hacer esto. Esta es la razón por la que generalmente las megacorporaciones hacen «lobby» por las patentes de software.
Hoy Microsoft es una megacorporación con miles de patentes. Microsoft dijo en la corte que el principal compeditor de MS Windows es «Linux», refiriéndose al sistema operativo libre GNU/Linux. Documentos internos filtrados dicen que Microsoft intenta usar las patentes de software para detener el desarrollo de GNU/Linux.
Cuando el Sr. Gates comenzó a difundir su solución al problema del spam, sospeché que se trataba de un plan para usar las patentes para tener control sobre la Red. Ciertamente, en 2004 Microsoft solicitó a la IETF (Internet Engineering Task Force) la aprobación de un protocolo de correo electrónico que Microsoft estaba intentando patentar. La política de licencia de este protocolo fue diseñada para marginar completamente al software libre. Ningún programa que soportara este protocolo de correo podría ser liberado como software libre — ni bajo la GNU GPL (Licencia Pública General), ni la MPL (Licencia Pública de Mozilla), ni la licencia de Apache, ni las licencias BSD, ni ninguna otra.
La IETF rechazó el protocolo de Microsoft, pero Microsoft dijo que, de todas formas, trataría de convencer a los principales ISP de utilizarla. Gracias al Sr. Gates, ahora sabemos que una Internet abierta, con protocolos que cualquiera pueda implementar, es comunismo. Internet fue construida por un famoso agente comunista, el Departamento de Defensa de los EE.UU.
Con un golpe de mercado, Microsoft puede imponer su sistema de programación de preferencia como un estándar de-facto. Microsoft ya ha patentado algunos métodos de implementación de .Net, surgiendo la preocupación de que millones de usuarios hayan sido llevados hacia un monopolio de interés gubernamental por parte de Microsoft.
Pero el capitalismo significa monopolio; al menos, el capitalismo al estilo Gates. Las personas que piensan que cualquiera debería ser libre de ejecutar un programa, libre de escribir software complejo, son comunistas –dice el Sr. Gates. Pero esos comunistas se han infiltrado hasta en el salón del directorio de Microsoft. Esto es lo que Bill Gates dijo a los empleados de Microsoft en 1991:
«Si la gente hubiera entendido cómo las patentes iban a ser otorgadas, cuando la mayoría de las ideas de hoy fueron inventadas, y las hubiesen patentado, la industria estaría totalmente congelada hoy en día… Una futura empresa en surgimiento, que no tuviera patentes, se vería forzada a pagar cualquier precio que los gigantes eligieran imponerle.»
El secreto del Sr. Gates está ahora al descubierto –él también fue un «comunista»; él, también, reconoció que las patentes de software eran dañinas –hasta que Microsoft se transformó en uno de esos gigantes. Ahora Microsoft intenta usar patentes de software para imponer el precio que elija sobre usted y sobre mí. Y si no estamos de acuerdo, el Sr. Gates nos llamará «comunistas».
Si no tiene miedo de que lo etiqueten, visite ffii.org (la Fundación para la Infraestructura de Información Libre), y únase a la pelea contra las patentes de software en Europa. Hemos persuadido al Parlamento Europeo una vez — parece que hasta los MEPs derechistas son «comunistas»– y con vuestra ayuda lo haremos nuevamente.
Versión original (en inglés): http://news.com.com/Bill+Gates+and+other+communists/2010-1071_3-5576230.html
Traducción al castellano (Lucas Collino, Javier Smaldone): http://www.smaldone.com.ar/documentos/stallman.shtml#comunistas