1. En México las campañas de Televisa, de TV Azteca y demás medios electrónicos contra una posible reforma, o un rechazo, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al monopolio de la «Ley Televisa», se ha intensificado. Usan muchas horas diarias de transmisión (lo han hecho siempre) para engañar a la […]
1. En México las campañas de Televisa, de TV Azteca y demás medios electrónicos contra una posible reforma, o un rechazo, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al monopolio de la «Ley Televisa», se ha intensificado. Usan muchas horas diarias de transmisión (lo han hecho siempre) para engañar a la población. En estas semanas esos medios se han dedicado de manera permanente a calumniar al presidente venezolano Hugo Chávez propagando con enorme falsedad que «en México se quiere convertir a los medios de información en instrumento del gobierno tal como lo hace el dictador Chávez en Venezuela». Acompañando a esa insidiosa propaganda presentan imágenes hábilmente manipuladas de los políticos Manuel Bartlett y Javier Corral (quienes como senadores encabezaron los análisis críticos contra esas empresas y a los más de 50 que firmaron el amparo) como políticos corruptos.
2. No se si la televisión y la radio mexicana sean más, menos o igual de fascistoides o golpistas que sus pares venezolanas que en abril de 2002 encabezaron un golpe de Estado contra Chávez; pero lo que sí estoy seguro es que en Venezuela no puede seguir la TV concesionada en manos de empresarios golpistas al servicio de los EEUU. Si en México los medios de información electrónicos siguen siendo monopólicos e intocables, dando información totalmente tergiversada (siguen desinformando a la gente), es porque los gobiernos mexicanos siempre han sido pro empresariales. ¿Por qué hace un año estos medios mexicanos fascistoides dedicaron miles de horas para presentar al candidato presidencial López Obrador como «un peligro» y como «amigo de Hugo Chávez»? Del presidente empresarial Calderón sólo se puede esperar apoyos a las empresas. ¿Qué pasa entonces al interior del gobierno?
3. En México, aunque algunos digan lo contrario, sigue dominando el presidencialismo. Las determinaciones del Ejecutivo, aunque se pongan a discusión en los poderes Legislativo y Judicial, ejercen la enorme fuerza de antaño. Los asuntos menores se analizan y discuten sin necesidad de la intervención del primer mandatario, pero en problemas determinantes como es el caso de la llamada ley Televisa el Ejecutivo mete la cabeza, los pies y las manos. Por eso en artículo anterior decía que las declaraciones del coordinador panista de los diputados, Santiago Creel, así como las observaciones del ministro de la Suprema Corte, no podrían distanciarse de las órdenes de la Presidencia de la República. Sin embargo parece que el pleito no es tan arreglado como decía. Cabría preguntar: ¿Qué está pasando en la élite de poder? ¿Puede Calderón enfrentarse a Televisa después de ser el pilar fundamental de su triunfo presidencial?
4. Cuando todo indicaba que el presidente de los empresarios, Felipe Calderón (para agradecer a los medios el determinante apoyo recibido durante su campaña y en el conflicto postelectoral) respetaría absolutamente el poder del monopolio Televisa, de TVAzteca y demás, de manera sorpresiva se escuchó que en la Suprema Corte se podría declarar inconstitucional la «Ley Televisa»; pero también se escuchó una declaración de Santiago Creel (coordinador de la bancada del PAN en la Cámara baja) denunciando que los legisladores fueron presionados (y hasta comprados) para aprobar la llamada Ley Televisa. Los empresarios televisivos y de la radio no han dejado de protestar y de mover todas sus influencias en la SCJN, logrando la «enfermedad» de un ministro y que otro declare «no está bien informado». Saben que por este camino la Suprema Corte puede declararse incompetente… y pueden lograrlo.
5. ¿Qué defienden Televisa y demás medios? Publicó La Jornada que el 30 por ciento de la propaganda política que se transmitió en 2006, no se sabe quién la pagó ni quién la ordenó. Fueron 200 mil spot sin justificar. Sólo se tiene 30 mil grabados que se acreditan. Los consorcios no informan. El 80 ciento de los recursos de las campañas políticas fueron a parar a radio y televisión. Los partidos gastaron en 2006 alrededor de 2 mil 700 millones de pesos en compra de publicidad. Hay una relación muy estrecha entre la política y el spot; cuentan más las caras, el eslogan, que los contenidos y se favorece la personalización de la política, así como a su monetarización. Los partidos se convirtieron en meros intermediarios de transferencias millonarias directas e indirectas, de recursos públicos a favor de los concesionarios de radio y televisión. Hay que cambiar la ley para que haya obligaciones de los medios y entreguen la información.
6. Como en Venezuela, en México la izquierda debe construir una eficiente red de comunicación alternativa que compita con TV y radio comercial. No es posible seguir dejando que el pueblo siga recibiendo a diario esa basura informativa que lanzan las 24 horas los poderosos empresarios asociados al gobierno. Tampoco se puede combatir con volantitos o periodiquitos de mil ejemplares (que no representan ni el uno por ciento de la prensa comercial). Hugo Chávez, además de retirar justamente la concesión a la prensa televisiva golpista, ha ayudado a la creación de esa red informativa que llega hasta los rincones más apartados de Venezuela. ¿Para qué necesitan los venezolanos una desinformación derechista que sólo propaga un modo de vida burgués, empresarial, consumista y pro yanqui? Aunque no conozco los mecanismos de esa red, no creo que sea muy difícil, solo hay que pensar, reunirse y unir esfuerzos.
7. Desde los años sesenta he editado periodiquitos y volantes testimoniales que no sirvieron para el avance de procesos de transformación. Sólo han servido para justificar y llenar mi vida. Pero después de tantas décadas (aunque lo sigo haciendo) aprendí que la falla esencial está en el proceso de distribución y circulación. Todas las ediciones de nuestras organizaciones y de otras no pasaron de dos mil ejemplares por quincena o semana frente a cada periódico comercial que distribuye 100 mil diariamente y la radio de TV comerciales escuchados por el 90 por ciento de la población. Pienso que si las diez organizaciones trotskistas, maoístas, espartaquistas, que entonces circulábamos en la ciudad de México en los sesenta hubiésemos unificado fuerzas habríamos lanzado 20 ejemplares. Pero era más que imposible por el apego a los «principios». No era difícil la producción, el problema es que no hubo distribuidores.
8. Si en cada fábrica, ejido, escuela, institución pública o barrio tuviéramos volantes semanales permanentes, donde se diera información y se orientara sobre la crítica política, quizá no sería urgente información centralizada; pero si no se tiene ese volanteo, entonces hay que buscar la forma de editar una publicación central y pagar distribuidores que abarquen los centros más interesantes. ¿Se contaminarían mucho los zapatistas, los lópezobradoristas, los del Diálogo Nacional, los de la APPO, los de la CNTE (con hojas propias permanentes) viéndose juntos en un periódico nacional o en cinco o seis periódicos regionales? Para ello se requiere una actitud unitaria, por lo menos para una publicación de masas en la que el Internet puede jugar un importante papel de comunicación entra las partes. Para esto la experiencia venezolana nos podrá aportar enormes experiencias.
9. Así como desde la izquierda hemos enviado mil y una veces al basurero de la historia a otros tantos miles de gobernantes que han saqueado las riquezas que pertenecen al pueblo y lo han reprimido con brutalidad, también lo hemos hecho igual número de veces contra los medios de información (TV, radio y prensa escrita) que manipulan su conciencia; pero todo se ha quedado en dichos y desahogos. Mientras la burguesía, sobre todo su sector más derechista y pro yanqui, se regodea en el poder saqueando las riquezas que pertenecen al pueblo mexicano, la izquierda sigue entreteniéndose gastando «pólvora en infiernitos» con acciones sectarias muy particulares, cuando puede unificar esfuerzos para hacer que «una chispa incendie la pradera». ¿Será que nos esté jodiendo ese prejuicio individualista que enseña la escuela burguesa de que «lo importante eres tú (y tu partido u organización) y los demás que se vayan al carajo»?