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México, Brasil y América Latina frente a la política yanqui

Fuentes: Rebelión

1. En vísperas de la visita que iniciará este lunes el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, el embajador de ese país, Iván Cannabrava, sostiene que experiencias traumáticas como las dictaduras militares y el neoliberalismo influyeron de forma determinante para que los ciudadanos de naciones del cono sur hayan optado por gobiernos más […]

1. En vísperas de la visita que iniciará este lunes el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, el embajador de ese país, Iván Cannabrava, sostiene que experiencias traumáticas como las dictaduras militares y el neoliberalismo influyeron de forma determinante para que los ciudadanos de naciones del cono sur hayan optado por gobiernos más preocupados por aspectos sociales, aunque -aclara- no necesariamente de izquierda. «Son gobiernos con una tendencia social, pero no de izquierda. El máximo que yo calificaría sería centro-izquierda, pero más bien se trata del surgimiento de gobiernos que representan a la mayoría de la población, aunque no de izquierda», precisa. La percepción de que México se alejó de América Latina durante el gobierno de Vicente Fox «ha cambiado», y dice confiar en que en breve se normalicen las relaciones con Venezuela y Cuba.
2. El embajador Cannabrava augura que muy pronto México volverá a formar parte de los pueblos de América Latina después de haberse alejado durante el gobierno de Fox. La realidad, sin embargo, es que el gobierno mexicano se alejó de Latinoamérica al iniciarse la década de los ochenta, a raíz de la crisis petrolera, de las grandes manifestaciones derechistas, del estrecho compromiso firmado con el FMI y de la imposición del neoliberalismo y la privatización de la economía mexicana. Antes de 1981 el gobierno de México se manejo como asociado (no como traspatio) de los EEUU. Mantuvo una relación de relativa independencia que le permitió apoyar ampliamente a los refugiados españoles, a Trotsky, a los argentinos, chilenos, a Cuba y Nicaragua, a pesar de que el gobierno yanqui apoyó a Franco, a Videla, a Pinochet, a los anticastristas y a Somoza.
3. México, dentro del contexto de América Latina, a pesar de mantener extensas fronteras con EEUU (país conocido como policía mundial), fue durante unos 35 años un «hermano mayor» de los países ubicados al sur del Río Bravo. No se olvida que Brasil, Argentina, Chile y México ocuparon siempre un lugar privilegiado entre países más pequeños, con menos producción y población. Pero la estabilidad política de México, garantizada por la dictablanda del PRI, fue una ventaja sobre aquellos países conocidos como ABC en los que los militares y civiles como Videla, Viola, Galtieri, Menem o De la Rúa en Argentina; Castelo Branco, Geisel, Figueiredo en Brasil o González Videla, Ibáñez y Pinochet en Chile contribuyeron a la inestabilidad interna que México aprovechó para liderar en la OEA. Llegó un momento en 1962 en que México no rompió relaciones con Cuba a pesar de que EEUU obligó a todos a romper.
4. ¿De dónde surgió esa posición relativamente independiente de la política exterior mexicana? Viene del siglo XIX, de las agresiones y del robo de territorios que México sufrió de los EEUU, particularmente de 1836 a 1848 (cuando se anexaron Texas, Nuevo México y Alta California, que representó más de la mitad del antiguo territorio nacional), de la época porfiriana y en el siglo XX de la participación de EEUU en la Decena Trágica, en la invasión del país persiguiendo a Villa, en la presiones contra la Constitución, en los Tratados de Bucareli, en la expropiación petrolera, la nacionalización de la electricidad y de los ferrocarriles, etcétera, etcétera. El antiimperialismo del pueblo mexicano tiene raíces históricas profundas. A partir de ese antiimperialismo la diplomacia mexicana, por lo menos hasta iniciarse la década de los ochenta, mantuvo cierta independencia que le dio fuerza y dignidad a México.
5. A partir de 1982 la posición de México hacia los EEUU fue sexenio tras sexenio, de mayor subordinación, hasta llegar al entreguismo total en los tiempos del gobierno de Fox. Los gobiernos de De la Madrid, Salinas y Zedillo, a pesar de pertenecer al PRI que mantuvo un poco de dignidad en décadas anteriores, desarrollaron durante 18 años una política que cada vez más se fue alejando de América Latina. A partir del 2000 el gobierno de Fox, por medio de su proyanqui canciller Castañeda, con el cínico argumento de la objetividad, encaminó al país a la subordinación total a la política de presidente Bush. Fox llegó has el ridículo por defender a Bush frente a Fidel Castro, Chávez y el mismo Kirchner. El prepotente secretario de Relaciones exteriores se vio obligado a renunciar a su cargo porque se convirtió en un insoportable reptil al servicio del gobierno estadounidense.
6. Pero el canciller brasileño ha dicho que los gobiernos del cono sur de América no son de izquierda, cuando más de centroizquierda. En primer lugar habría que analizar el significado de una u otra posición así como a cada gobierno en particular. Si habláramos en este momento de los gobiernos de Brasil, Uruguay, Chile y Argentina, quizá pensaríamos en que son «gobiernos sociales» preocupados casi exclusivamente en los intereses económicos y políticos que predominan en sus países; pero si pensamos en Cuba y Venezuela, por un lado, y en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, por otro, habría que pensar en proyectos mucho más populares, más identificados con sus pueblos y con profundos compromisos de transformación radical. Mientras el canciller brasileño Cañabrava se prepara a negociar con el gobierno mexicano asuntos de producción y venta de combustible, así como apoyos mutuos, en América se seguirá luchando.
7. El brasileño Lula, el uruguayo Tabaré y la chilena Bachelet, vienen de partidos socialistas y Kirchner del justicialismo, sin embargo parece que los orígenes lejanos no cuentan mucho en la política real. Castro, Chávez, Evo, Correa y Ortega tienen diferentes orígenes y sin embargo parecen estar más comprometidos con los sectores más pobres y miserables de sus países. No puede decirse la última palabra aunque sí lo que está sucediendo en cada país por la relación que guardan frente al poderosos imperialismo y las grandes burguesías nacionales. Para los izquierdistas es fundamental la participación de las masas en la transformación del país y la búsqueda de la igualdad y la equidad en la distribución del trabajo y la riqueza. Los centristas, por el contrario, ponen el acento en el discurso y las políticas dentro de los aparatos de estado, entre ellos el poder legislativo. El gobierno mexicano es de derecha y ultraderecha.
8. Es posible que el presidente usurpador Felipe Calderón logre estabilizar relaciones con Cuba y Venezuela, también que sea aceptado en el Mercosur, pero Calderón no dejará de ser un «cachorrito» del gobierno yanqui. Basta con revisar la posición del PAN, de sus principales directivos y los discursos anticomunistas de él mismo. Eso lo sabe Cuba y Venezuela, así como los demás países que buscan (con enormes dificultades) construir un bloque alternativo frente a las políticas yanquis de despojo. Pero México no deja de ser importante como país en América Latina por el tamaño de su territorios, por sus 106 millones de habitantes y por la gran producción que representa. México sólo recuperará su liderazgo entre los países del sus del Río Bravo cuando surja un gobierno de izquierda que se identifique con los explotados y oprimidos por los EEUU y sus socios en cada país.