Teoría crítica de la ciudadanía democráticaJosé Rubio CarracedoEd. Trotta187 páginas El título de este libro es muy sugerente y responde a la necesidad de plantear hoy lo que es una teoría crítica de la ciudadanía. El libro de Rubio Carracedo contiene elementos de indudable interés pero me parece, visto en su globalidad, algo decepcionante. Pienso […]
Teoría crítica de la ciudadanía democrática
José Rubio Carracedo
Ed. Trotta
187 páginas
El título de este libro es muy sugerente y responde a la necesidad de plantear hoy lo que es una teoría crítica de la ciudadanía. El libro de Rubio Carracedo contiene elementos de indudable interés pero me parece, visto en su globalidad, algo decepcionante. Pienso que no acaba de centrar bien las cuestiones esenciales y que plantea unas opciones que no me parecen acertadas.
El mapa que presenta sobre la genealogía de las concepciones históricas de la democracia me parece limitada, ya que al comparar la tradición liberal y la republicana no se plantea con claridad las fuerzas sociales que hay detrás de cada una de ellas. Aunque muestra, por una parte, el liberalismo como una alternativa burguesa, por la otra no sitúa la opción republicana como la salida de los movimientos sociales de las clases subalternas que buscan ser representadas en la escena política. Esto último hace que no se vincule la propuesta republicana con la tradición socialista y se la presente únicamente como una alternativa formal al liberalismo.
En las cuestiones teóricas esenciales hay un desarrollo excesivamente academicista y erudito que se pierde en tecnicismos. Cuestiones importantes como el conflicto del capitalismo con la democracia, solo son citadas para perderse en un debate excesivamente formalista. Esto admitiendo que hay cuestiones, como la de los partidos políticos, que están planteadas desde una perspectiva crítica interesante y rigurosa. También me parece útil la crítica que hace el autor al excesivo énfasis sobre el enfoque legal y jurídico que caracteriza la perspectiva occidental.
Pero sus propuestas estrella, que son la del ciudadano transcultural, la del voluntariado civil y la de la educación para la ciudadanía, me parecen poco consistentes. La primera porque pienso que el futuro de la ciudadanía está en olvidarse de los particularismos y centrarse en lo que todos tenemos de universal y singular. La cultura no hay que plantearla en términos de pertenencia única sino en la de múltiples influencias que confluyen en la propia singularidad, que es la única manera de salir de concepciones cerradas de tipo étnico. La propuesta del voluntariado civil no me parece un eje apropiado para promover esta ciudadanía crítica porque creo que hay recursos sociales suficientes como para dar trabajo remunerado a cualquier ciudadano y que es éste el que ha de cubrir las necesidades reales de la comunidad.
La última propuesta de Rubio Carracedo es la de la importancia de la Educación para la ciudadanía. Un tema de moda falsamente polarizado entre la defensa de lo políticamente correcto del PSOE y la de la ideología eclesiástica del PP. Pero esta asignatura no puede confundirse con la educación política de los ciudadanos, que ha de ser resultado de un proceso permanente de información, formación y canalización de iniciativas y debates públicos. Me gustaría recordar aquí al filósofo François Jullien, que reivindicaba el concepto chino de eficacia, entendido como maduración de un potencial de acción que tiene unas consecuencias determinadas. Esto frente a la idea más occidental de planificar un proceso con unos objetivos y reglamentar su aplicación. No se trata quizás de diseñar los futuros ciudadanos sino de que estos sean el resultado de un proceso global en la que todos nos impliquemos y que tiene fundamentalmente unos enemigos poderosos que son las oligarquías económicas, políticas y burocráticas que quieren decidir por todos nosotros para conseguir sus intereses particulares,
Finalmente quiero decir que la crítica de Rubio Carracedo al sistema democrático español es a todas luces necesarias. Pero me parece que es excesivamente formalista al no relacionarla con cuestiones socioeconómicas o con una valoración histórica de la transición.
El libro, en definitiva, me parece imprescindible para quién quiera profundizar en el tema de la ciudadanía aunque, insisto, ni nos da la clave para entender de forma crítica y clara las cuestiones fundamentales que se ponen en juego ni tampoco abre espacios para pensar nuevas alternativas de cara a esta ciudadanía crítica.