Joaquim Sempere, Enric Tello ( coordinadores), Óscar Carpintero, Ernest García, Eduardo Giordano,Mariano Marzo, José Manuel Naredo, Joseph Puig, Jorge Riechmann y Jordi Roca. Ed. Icaria ( colección Antrazyt), 2007 227 páginas Editorial Icaria publica este nuevo libro de una interesante colección en la que pretende contribuir a la formación de lo que podríamos llamar […]
Joaquim Sempere, Enric Tello ( coordinadores), Óscar Carpintero, Ernest García, Eduardo Giordano,Mariano Marzo, José Manuel Naredo, Joseph Puig, Jorge Riechmann y Jordi Roca.
Ed. Icaria ( colección Antrazyt), 2007
227 páginas
Editorial Icaria publica este nuevo libro de una interesante colección en la que pretende contribuir a la formación de lo que podríamos llamar el pensamiento crítico. La labor es loable, ya que el pensamiento único ( con todos sus matices, que van del socioliberalismo al neoconservadorismo continúa dominando los medios de comunicación y las instituciones académicas para llegar a la conclusión que nada important puede ser cambiado.
El libro del que hablaré trata de un tema candente que es el de la crisis abierta por el encarecimiento progresivo del petróleo y por las consecuencias devastadores que tiene para el planeta la utilización masiva de combustibles fósiles ( especialmente el cambio climático). Lo que ocurre es que el mismo título del libro resulta algo confuso, ya que el problema no es tanto que el petróleo deje de ser barato como que su extracción tendrá que disminuir. dejará de existir en un futuro no muy lejano por el agotamiento de reservas. Y no sólo esto, sino que lo que cuestiona el libro es la utilización del petróleo por sus consecuencias inevitables, y esto aunque fuera barato y no tuviera posibilidades de acabarse. En todo caso parece que los diversos artículos, al margen de las orientaciones y matices, estarían de acuerdo con estos dos últimos aspectos y el título lo debería recoger. De lo que se habla en el fondo es de cambiar de modelo no solo energético sino también de forma de vivir, de producir, de consumir y de moverse en el planeta. A pesar de la diversidad de enfoques, que tiene el problema constante de llevar a una cierta dispersión, la excelente introducción de Joaquim Sempere y Enric Tello dan una unidad y una lógica global al conjunto.
Los artículos tienen en común que están escritos por personas muy competentes en el tema específico que tratan, al que le dan una perspectiva científica, y que además están comprometidos en el ideal de luchar por un mundo mejor, más justo y habitable. Científicos naturales ( ingenieros, geólogos) y sociales ( economistas, sociólogos) unen sus esfuerzos para explicar de forma rigurosa y didáctica los temas poliédricos que presenta el tema global. Es de agradecer el esfuerzo de los articulistas por resumir sus conclusiones al final de cada escrito.
Es difícil sintetizar los elementos comunes y básicos que están en la base de estos estudios pero diré algunos que me parecen claves. Una idea básica es que la crisis hay que entenderla en el doble sentido que sugiere el ideograma chino en que se inspira : un peligro y una oportunidad. El peligro es un colapso futuro si queremos mantener un modelo que a medio plazo resultará insostenible y cuyas consecuencias impredecibles nos afectará a todos. La oportunidad es aprovechar esta limitación para buscar energías más limpias y renovables y a la vez cambiar el modelo global de las sociedades humanas buscando uno que sea más justo, racional y sostenible que el actual. Los artículos descartan la energía nuclear y los biocombustibles como ineficaces e indeseables al mismo tiempo ; nos explica el avance y las limitaciones que comporta al mismo tiempo el protocolo de Kioto; la relación estratégica del petróleo con la política y los conflictos militares. Pero este último punto merecía más debate, porque muchas de las afirmaciones de Eduardo Giordano son polémicas ( como que el lo que se buscaba en la Guerra de Irak era subir el precio del petróleo o que éste conflicto bélico beneficie a la economía de EEUU y por lo tanto a su población).
Quedan pendientes cuestiones fundamentales, que el libro solo aborda tangencialmente, quizás porque considera que está fuera de sus posibilidades y no puede tratarlo todo. Pero hay que plantearlas necesariamente si nos planteamos la transformación del modelo energético en términos radicales. La primera cuestión es sobre la causa del predominio de este modelo irracional de crecimiento ilimitado. Hay una cierta ambigüedad entre atribuírselo a la ignorancia, al capitalismo o al industrialismo. Ignorancia en el sentido que hasta hace poco no éramos conscientes de los efectos devastadores de este crecimiento y de la limitación de los recursos energéticos. Este desconocimiento englobaba a todas las teorías económico-políticas, incluyendo la del propio Marx. Pero lo cierto es que el sistema económico moderno no sólo ha llevado a estos problemas, ciertamente vitales, sino a otro igualmente preocupante como desigualdad en la distribución de recursos con efectos devastadores para una mayoría de la población lo que sería producto, pienso, del efecto combinado de industrialismo y capitalismo. El industrialismo sería la ilusión, compartida por la izquierda hasta hace poco, que el camino para el bienestar colectivo pasa por el crecimiento económico a partir de la transformación progresiva de la naturaleza por la industria. Pero la raíz del problema está en el capitalismo, cuya lógica lleva al mantenimiento de las ilusiones anteriores, justamente porque su lógica es ciega e irracional. Ciertamente, como dice Quim Sempere, hay que plantearse una planificación democrática de los recursos para beneficio de la humanidad en su conjunto.
Pero ¿ cuáles son las fuerzas reales que se opondrán a este cambio ? Los que defienden unos intereses inmediatos ligados a esta lógica y que son, fundamentalmente, las oligarquías económicas y políticas cuyo poder y privilegios están ligados al mantenimiento del sistema. Pero también, como dice el mismo Sempere y Jordi Roca en otro artículo, en las propias poblaciones de las sociedades opulentas que consideran que su bienestar depende del mantenimiento de los servicios y comodidades que ofrece el sistema actual. Todo esto por supuesto implica la necesidad de crear una cultura alternativa que contraponga a esta visión estrecha una concepción más ética y solidaria de lo que es el bienestar humano.
El libro es, por tanto, muy necesario, pero también es imposible, ya que no podrá cumplir su función didáctica, que es ser leído por una amplia mayoría de ciudadanos. En una época como la nuestra en la que domina la superficialidad en una mala combinación de dogmatismo y relativismo es muy difícil que libros como éste tengan una difusión mínimamente aceptable. Son más fáciles las consignas, los tópicos y las retóricas publicistas que no los análisis serios que exigen paciencia, ya que el libro no es difícil pero tampoco fácil para los que no somos especialistas en los temas planteados. Vale la pena agradecer a los participantes en este libro por el esfuerzo realizado ya que, como he dicho, es fundamental que este tipo de publicaciones existan para fortalecer el pensamiento crítico y alternativo.
Luis Roca Jusmet [email protected]