«Pasar el día barriendo colillas y latas y rascando chicles que han pegado los niños. A esto y a limpiar el culo a los ancianos que se cagan encima lo llaman nuevos filones ocupacionales». ¿Qué nombre le daría usted? El párrafo pertenece al libro de relatos «Materia prima», su autor es Francesc Serés. El puñado […]
«Pasar el día barriendo colillas y latas y rascando chicles que han pegado los niños. A esto y a limpiar el culo a los ancianos que se cagan encima lo llaman nuevos filones ocupacionales». ¿Qué nombre le daría usted? El párrafo pertenece al libro de relatos «Materia prima», su autor es Francesc Serés. El puñado de relatos que lo componen recorre de una vez el aire espeso, gelatinoso, casi, que mantiene sordos los oídos, paralizados los músculos, los ojos sin conexión con el cerebro, y vacío el organismo social de voluntad crítica. Leemos el cansancio, el desconocimiento, el miedo, todo lo que hace que el conjunto sufriente no reaccione contra los de la chistera y el puro. ¿Casos que se leen? Los profesores que se arrastran y tiemblan casi como la manera natural de vivir; me recuerda lo que contaba Gorki de Chejov cuando fue a verle un maestro, éste se partía el espinazo de genuflexiones al encontrarse ante aquel que admiraba, y Chejov le vino a decir algo así como «tenga un poco más de dignidad y menos pegar a los débiles, me he enterado que pega a los niños». Aquella época también era terrible; aunque recuerdo y tengo a mano lo que escribió Bertolt Brecht en sus «Diálogos de fugitivos» sobre el profesor tipo: «Provisto de aptitudes pedagógicas y años de experiencia, enseña a su alumno a ser una réplica de él mismo. El alumno aprende todo lo que necesita para triunfar en la vida. Es lo mismo que hace falta para progresar en la escuela: el engaño, la apariencia de conocimiento, la habilidad para vengarse impunemente, un rápido dominio de los lugares comunes, la obsequiosidad, el servilismo, la disposición para traicionar a los iguales ante autoridades superiores, etc., etc. Lo más importante de todo es el conocimiento de la humanidad. Puede adquirirse comprendiendo al profesor.» El caso es que no ve nada, o quizás asimila estoicamente el paternalismo, ese gesto caritativo-cínico que encubre las causas de la realidad de cada clase social. La caridad, la caridad, esa manteca del cerdo que conserva a los chorizos sociales.
En otro relato interviene la hipocresía, que empieza por la justificación de uno mismo: el trepa parte de la pérdida de la ética y la conciencia, así se asciende en muchas ocasiones en la sociedad clasepitalista. En un relato se cuela el canalla integral que encima sienta cátedra diciendo cómo es la vida, cuales son los anhelos y cuales son los deseos generales; es la voz de los asimilados, desclasados, enfermos, tal es su incapacidad para defender a sus semejantes del mundo entero.
Y más en estas letras: el estado de la traición, la división, la desorientación, la desiologización de la que son responsables los dirigentes sindicales, las discusiones que provoca las encontramos las encontramos pasadas por el tamiz de un escritor que asiste a la reunión y toma notas, pero la misma discusión adquiere ribetes sarcásticos que disuelven el propósito de la acción, evita tomar partido, lo que pasa como una defensa puramente verbal y es la muestra cruda de la incapacidad.
Los relatos avanzan señalando la censura de las tareas obreras, pero señalando defectos en el campo de los trabajadores como la falta de concreción, la no colaboración en las tareas comunes, las iniciativas sobre lo denominado como urgente que borra lo estratégico, la falta de organización, la dispersión, la necesidad de crear continuamente grupos para incrementar la fortaleza e impedir el caos.
Es un libro importante, en pocos se nos cuenta algo sobre el desconocimiento de experiencias pasadas en la clase obrera; sobre el ejemplo de la burguesía para los hijos en la búsqueda de dinero, sin más aspiración que la imitación; del conocimiento que se tiene sobre la fragilidad de los contratos; sobre la imposibilidad de mejorar por la incapacidad para defenderse; sobre la esperanza vana puesta en el empleo de los trabajos más duros para que los contratistas se fijen en uno; sobre el dejar que pasen las horas y los días como en los relojes; sobre el despedido que se toma la revancha y los demás le tildan de loco; sobre la prostitución cerca de las fábricas, y la cocaína entre obreros; sobre la evasión de la vida vacía, inútil, falsa, en centros como los Heron City y las pérdidas de autoestima que todo esto causa, sobre los agricultores que perdidos en la subvención se arrancan de raíz; sobre la expulsión de la fábrica y el cierre de las pequeñas tiendas,…
Francesc Seres traza una órbita que pasa por multitud de asuntos de la vida de los trabajadores; su libro es un mapa de carne y sangre trabajadora, es un grupo de relatos donde vivimos.
Título: Materia prima.
Autor: Francesc Seres.
Editorial: Caballo de Troya.