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Desaparición de político mexicano crea preguntas sobre estrategias de seguridad en México

Fuentes: Rebelión

El presunto secuestro del político mexicano Diego «El Jefe» Fernández de Cevallos, uno de los políticos mexicanos más poderosos, la crisis de seguridad en México lo ha puesto otra vez en la atención internacional. El gobierno mexicano no ha calificado oficialmente la desaparición de De Cevallos como un secuestro. Sin embargo, el hecho de que […]

El presunto secuestro del político mexicano Diego «El Jefe» Fernández de Cevallos, uno de los políticos mexicanos más poderosos, la crisis de seguridad en México lo ha puesto otra vez en la atención internacional.

El gobierno mexicano no ha calificado oficialmente la desaparición de De Cevallos como un secuestro. Sin embargo, el hecho de que su automóvil fue encontrado abandonado en su rancho con rastros de sangre y signos de lucha, ha llevado a su familia a apelar a «los captores» para hacer contacto con el fin de negociar su liberación. Al momento de la redacción, no se sabe si de Cevallos está vivo o muerto.

El crimen en sí mismo no es sorprendente, los secuestros en México son muy comunes. De Cevallos tampoco es el primer político en ser víctima del crimen violento-varios políticos locales han sido acecinados o atacados en semanas recientes mientras el país se prepara para las elecciones internas. Lo que separa este crimen de otros es el hecho de que la víctima es uno de los hombres más poderosos en México.

De Ceballos, un miembro del Partido Acción Nacional (PAN), es uno de los principales líderes del Yunque, una organización secreta ultraconservadora católica que al parecer tomó el control del PAN en 1970 y continúa dirigiendo su agenda política. Fue candidato presidencial del PAN en 1994 y ha servido durante cuatro periodos en el Congreso: una como Senador y tres en la Cámara de Diputados. Sus colegas y alumnos ocupan puestos clave en el gabinete del presidente Felipe Calderón y en la Suprema Corte. La firma de abogado de Cevallos fue clave en el bloqueo del recuento tan reñido de las elecciones presidenciales del 2006, en el cual el Presidente Calderón fue fuertemente acusado de haberle robado el triunfo al candidato opositor Andrés Manuel López Obrador. Entre 1994 y 1997, el gobierno mexicano investiga su firma de abogados por haber representado empresas vinculadas con el cartel de Juárez: un hospital privado que realizaba cirugías plásticas a capos de la droga, una funeraria que realizo servicios de inhumación al capo Armando Carrillo y a una empresa que se encargaba de lavar el dinero del cartel.

Si bien no se ha confirmado que una Organización de Trafico de Drogas (OTD) ha secuestrado a de Cevallos, su desaparición ha provocado dudas sobre el futuro de la guerra de México contra las drogas.

Ardelio Vargas Fosado, presidente de la Comisión Nacional del Congreso Mexicano de Defensa, dijo a la prensa «Este acto marca un punto de inflexión. Sin duda, la forma en que manejamos la seguridad pública y la seguridad nacional tendrá que cambiar… Habrá que realizar una detallada revisión de la estrategia que se ocupa de la cuestión de la seguridad pública y los riesgos, y amenazas para la seguridad interna del país».

«Cambio» definido por el gobierno de Calderón parece significar más de la misma estrategia de seguridad. Calderos, en respuesta a la desaparición de su colega y amigo personal, comparo a México con Colombia durante 1980. «Hay etapas en que se presenta la delincuencia organizada durante los 80 y a principios de los 90 [en Colombia] los cuales se están presentando en México, y afortunadamente los estamos combatiendo. Y a pesar de que podría haber etapas en que su esencia podría ser similar [a los de Colombia], las estamos enfrentando y probablemente se producirán más rápido y podemos resolver más rápido. Lo que le tomo a Colombia cerca de 20 años, nos debería tomar tal vez cinco, seis, siete años o menos, dependiendo de la persistencia que le pongamos a nuestras acciones».

La comparación de Calderón de México con Colombia está diciendo. Mientras que Colombia desmantelo las OTD mas importantes como el cartel de Cali y -Medellín al matar o detener a sus dirigentes, muchos más carteles surgieron para ocupar su lugar. La cocaína sigue fluyendo desde Colombia a Estado Unidos, la única diferencia está en que las OTD mexicanas dominan las rutas de tráfico. El cultivo de la coca aumento en un 15% y la producción de la cocaína aumento un 4% en el curso del Plan Colombia, llevando a la oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. a concluir que «los objetivos en reducción de drogas no se han alcanzado completamente» a pesar de la importante presencia militar de EE.UU y del apoyo financiero, y táctico al ejército Colombiano.

Aparentemente México se dirige por un camino similar de fracaso. Al igual que Colombia, México cuenta con esfuerzos estratégicos militares y legales para desmantelar OTD por medio de arrestos, asesinatos y ataques súbitos. El gobierno EE.UU. apoya estas medidas atreves de la Iniciativa Mérida, un paquete de ayuda que apoya al ejército y policía mexicana en la guerra contra las drogas. Uno de los acuerdos de la Iniciativa Mérida «a llevarse a cabo» para México, es el «numero de traficantes de drogas de alto perfil y capos criminales capturados».

Como lo demuestra la experiencia de Colombia, la demanda impulsa al tráfico de drogas. Mientras exista un incentivo financiero significativo para el tráfico de drogas, la industria se ajustara y evolucionara de manera que el producto llegue al consumidor. Así como la desaparición y posible asesinato de uno de los políticos más poderosos de México, de ninguna manera debilitara al gobierno federal, causando la muerte o el arresto de los capos de la droga no debilitara la industria de tráfico de drogas. Al igual que l gobierno, las OTD se adaptaran a las nuevas circunstancias y nuevas personas darán un paso adelante para llenar los vacios dejado por las muertes, detenciones y desapariciones. Y la guerra continúa sin cesar.

Independientemente de cuantos capos mata o extradita el gobierno mexicano hacia Estados Unidos, la industria se ha acomodado. Después de que Calderón desplegó a los militares a finales de 2006 para librar la guerra contra las drogas, las incautaciones de drogas han disminuido y la producción de drogas ha aumentado en México. Mientras tanto la situación de seguridad se ha deteriorado rápidamente. Durante el mismo periodo, las violaciones a los derechos humanos hechas por militares han incrementado seis veces. El índice de asesinatos ha incrementado dramáticamente desde 2006, con un total de 22,700 muertes relacionadas con la guerra de drogas. Ciudad Juárez es considerada actualmente como la «capital mundial en asesinatos» y Tijuana es aun más peligrosa que Bagdad.

El problema con las estrategias en seguridad de México es que simplemente no tiene una. Ni Calderón ni el gobierno de los EE.UU. han definido claramente los objetivos que orientan a la guerra contra las drogas. ¿Es el objetivo disminuir las muertes relacionadas con el narcotráfico? Lo contrario esta ocurriendo. ¿Es la meta, eliminar por completo el flujo de drogas hacia los Estados Unido? Eso es imposible. ¿Es la meta, reducir el de flujo de drogas hacia los Estados Unido? Si es así, ¿Exactamente qué cantidad de «reducción» es necesaria para enviar a los militares de regreso a sus cuarteles?

A falta de un conjunto claro de objetivos y un escenario final del juego, la guerra contra las drogas parece ser una cruzada sin fin. Hasta ahora, los políticos de gran poder que han librado esta guerra has sido inmunes a sus efectos. Pero, como una revista mexicana público en respuesta a la desaparición de Cevallos, «El partido en el poder está empezando a cosechar lo que tan dedicadamente a sembrado, porque ‘quien siembra vientos cosecha tempestades'».

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.