En momentos del recambio sexenal, flota en el ambiente el temor popular a que se materialicen los dos grandes propósitos del régimen pripanista. Uno, la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex); y el otro, la llamada reforma fiscal o hacendaria, que no es otra cosa que un aumento a la tasa de IVA (impuesto al valor […]
En momentos del recambio sexenal, flota en el ambiente el temor popular a que se materialicen los dos grandes propósitos del régimen pripanista. Uno, la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex); y el otro, la llamada reforma fiscal o hacendaria, que no es otra cosa que un aumento a la tasa de IVA (impuesto al valor agregado) y la aplicación de este gravamen a medicinas y alimentos, hasta ahora no gravados.
Es claro que en esos dos propósitos antinacionales y antipopulares la dupla pripanista contaría con la complicidad del PRD (Partido de la Revolución Democrática), antes fuerza de izquierda, hoy convertido en un partido paraestatal, en una organización domesticada y corrompida. Partido domesticado y corrompido que, sin embargo, acostumbra vender caros sus servicios. Porque, ya se sabe, prostituido no es lo mismo que barato.
De modo que no habiendo una fuerza parlamentaria significativa capaz de oponerse a la privatización de Pemex y al aumento y generalización del IVA, la única posibilidad de frenar esos dos intentos de la derecha pripanista y del lacayuno PRD es la resistencia y la movilización popular organizadas.
En los últimos tiempos, la responsabilidad de articular esa resistencia y esa movilización ha recaído en algunas organizaciones sociales y populares, como el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas), la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), el Frente Popular en Defensa de la Tierra, diversos sindicatos universitarios y un sinnúmero de otras combativas agrupaciones de variada fuerza política.
Igualmente hasta ahora, ese gran conglomerado de colectivos ha cosechado éxitos y fracasos. Entre estos últimos debe contarse la entrada en vigor de la nueva y patronal Ley Federal del Trabajo, contra la que se luchó, finalmente de modo infructuoso, muy duro y por muchos años. Y entre los triunfos cabe consignar el haber evitado, al menos hasta hoy, la venta de Pemex y el aumento y la generalización del IVA.
Pero en el padrón de organizaciones movilizadas contra esas dos contrarreformas ha sido notoria la ausencia de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), organización verdaderamente de masas, creada por el empeñoso y titánico trabajo político de Andrés Manuel López Obrador.
En descargo de movimiento y líder puede argumentarse que dedicaron ingentes esfuerzos en pos alcanzar la Presidencia de la República, objetivo burlado por la maquinaria electoral defraudadora de la dictadura pripanista. Pero a partir de ahora no debe haber motivo de distracción, por entendible y noble que sea o que pudiera parecer.
Un esfuerzo organizado y conjunto puede dar buenos frutos. Sobre todo sabiéndose que existe un amplio consenso social contra la venta de Pemex y contra más y mayores impuestos, dado que la gente, el pueblo, la sociedad sabe por experiencia propia que privatizaciones y más impuestos no son sinónimos de prosperidad nacional y popular, sino más bien todo lo contrario, como nos lo revela crudamente la situación económica europea y, de modo más trágico, la catástrofe española en imparable curso.
Una amplia y poderosa marea popular opositora a los propósitos pripanistas a la que se sumara decididamente Morena es la única opción a la vista para impedir la nueva y temida regresión social. Y otras que con toda seguridad intentarán en lo futuro los dos partidos de la derecha. La quietud social, el burocratismo, la ensoñación de lo puramente electoral, por lo contrario, son el caldo de cultivo propicio para hacer realidad los afanes regresivos de priistas y panistas, con los servicios siempre caros pero siempre eficientes del hoy prostituido perredismo de Jesús Ortega y Jesús Zambrano.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
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