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Dinero, farándula y poder en la Argentina K

Fuentes: Página 7

El anterior domingo, el periodista Jorge Lanata logró uno de los picos más altos de audiiencia que se recuerden en un programa político. El tema que concitó tanta atención es una supuesta red de lavado de dinero presuntamente orquestada por Lázaro Báez, un oscuro empresario estrechamente vinculado a Néstor Kirchner desde que el ex presidente […]

El anterior domingo, el periodista Jorge Lanata logró uno de los picos más altos de audiiencia que se recuerden en un programa político. El tema que concitó tanta atención es una supuesta red de lavado de dinero presuntamente orquestada por Lázaro Báez, un oscuro empresario estrechamente vinculado a Néstor Kirchner desde que el ex presidente ejercía la gobernación de la patagónica provincia de Santa Cruz. Báez se quedó con una enorme tajada de la obra pública provincial y se enriqueció demasiado rápido. Muchos sospecharon que Báez era una suerte de socio o testaferro de Kirchner.

Así lo publicó en tapa la revista Noticias hace seis años. Pero el tema retomó en forma de bomba al espacio público argentino con varias cámaras ocultas y no ocultas: en una de ellas Leonardo Fariña revela que trasladaban la plata de Santa Cruz a Buenos Aires en aviones privados y de allí, previo cambio a euros (los billetes de 500 hacen más liviana la carga) seguían a Uruguay de donde la pata era transferida a paraísos fiscales. Otro joven financista -Federico Elaskar- también contó que de esa forma habrían salido unos 60 millones de euros. Pocos días más tarde, ambos se desdijeron misteriosamente. Por diferentes razones habrían mentido. Y si la denuncia de Lanata se hizo desde Canal 13, propiedad del multimedio opositor Clarín, las desmentidas se hicieron desde América, un canal más amigable con el gobierno de Cristina Fernández.

El tema involucró finanzas, política y farándula. Fariña se casó pomposamente en 2011con la modelo Karina Jelinek, en una fastuosa fiesta al parecer pagada por el novio rico de 24 años por ese entonces. Sin embargo, en medio de la telenovela mediática, ahora salió un famoso empresario que dijo haberfinanciado la boda para promocionar su empresa de autos de lujo. Los mismos autos en los que se desplaza Fariña, un contador público proveniente de una familia de clase media de La Plata que en dos o tres años saltó a niveles de vida propios de ricos y famosos. En este marco, los periodistas de espectáculos Jorge Rial y Luis Ventura parecieron formar parte de una estrategia de farandulización que alejara el tema de la política. Es decir, de los vínculos con el fallecido Néstor Kirchner y con miembros de la corte K como el poderoso ministro de Pnajificación Federal (obras públicas) Julio De Vido.

El presidente Mujica se enojó porque se mencionó a Uruguay como un país con condiciones para el lavado. Es probable que el presidente Batlle solo hubiera exagerado un poco cuando señaló durante su mandato que «los argentinos son una manga de ladrones, del primero hasta el último» (luego, nobleza obliga, se disculpó). Pero no es menos cierto que muchos de esos «ladrones» mandaban su dinero del otro lado del Río de la Plata.

Néstor Kirchner dijo una vez que la política es «cash y expectativas». Tuvo éxito en ambas cosas: amasar una fortuna de dinero y generar las suficientes expectativas para construir un poderoso relato y montar un proyecto político cargado de luces y sombras. Reposición del rol del estado junto a manejos oscuros del dinero público; leyes progresistas con las prácticas más tradicionales de la política. Cada quién priorizará si predomina lo positivo o lo negativo. Los kirchneristas consideran que como Lanata es un vendido a la Corpo, es decir a Clarín, sus denuncias son automáticamente falsas. Pero ya es sabido que cuando las mafias salen a luz ello suele obedecer a despechos, venganzas, temores de diversa índole que hace que alguien de dentro delate a otros. El kirchnerismo suele criticar a las «almas bellas» que cuestionan sus métodos. Por eso muchos intelectuales k se entusiasmaron tanto con la película sobre Lincoln: allí se ve que para abolir la esclavitud el presidente republicano tuvo que operar al límite del soborno a los diputados que se oponían. Es discutible que el kirchnerismo haya emprendido reformas semejantes, pero en cualquier caso, no es posible exigir que quienes develen sus chanchullos sean personajes impolutos.

La pelea actual enfrenta Clarín con el gobierno. Allí no hay almas bellas. Es una pelea sin cuartel en un país con muchos problemas. En el que en los últimos años murieron medio centenar de personas en un accidente de trenes (en pésimo estado pese a los centenares de millones en subsidios) y otro centenar en unas inundaciones que afectaron especialmente a La Plata y Buenos Aires (esta última gobernada por la oposición de derecha). El problema es que matar a los mensajeros, aunque sean de la peor calaña, no suele resolver las cosas… aunque por el momento sirve para controlar los daños.