La idea de gravar con el impuesto al valor agregado (IVA) medicinas y alimentos es el sueño dorado de los grandes empresarios y de los tecnócratas hacendarios al dócil servicio de la oligarquía. Se trata de un viejo propósito de éstos y de aquéllos que desde la implantación del IVA no ha podido ser puesto […]
La idea de gravar con el impuesto al valor agregado (IVA) medicinas y alimentos es el sueño dorado de los grandes empresarios y de los tecnócratas hacendarios al dócil servicio de la oligarquía. Se trata de un viejo propósito de éstos y de aquéllos que desde la implantación del IVA no ha podido ser puesto en práctica.
Hasta hace unas cuantas semanas parecía que, con la reforma hacendaria peñanietista, a partir de 2014 ese sueño dorado se haría realidad. Pero la vieja idea no apareció en la propuesta fiscal del gobierno. De esta ausencia se puede colegir que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, calculó que, como se dice popularmente, no está el horno para bollos. Y que los costos políticos de aplicar el IVA a medicinas y alimentos eran bastante mayores que sus beneficios recaudatorios.
Pero como en política la mala fe es de oficio, también se puede colegir que quizás haya un acuerdo secreto entre Videgaray y los líderes del Congreso para que sea éste quien, «por el bien de la patria» decida modificar la propuesta peñanietista y que sea el propio Congreso el que cargue con la responsabilidad y el desprestigio de aplicar el IVA a comida y medicamentos.
También pudo haber ocurrido que la idea de no aplicar el IVA a éstos se deba no al cálculo de los costos políticos de la medida, sino a una estrategia perversa: no encender los ánimos de la sociedad con la aplicación del odioso gravamen, a fin de aprovechar la calma social para aprobar la privatización de la industria y de la renta petroleras.
Si la decisión de no embarcarse con el IVA a medicinas y alimentos fue fruto del cálculo político de costos y beneficios, el hecho puede interpretarse como una rotunda victoria del movimiento popular opuesto a la medida, que ha sido encabezado, desde muchos años atrás, por Andrés Manuel López Obrador.
Mas si la no aplicación del IVA es una estrategia de distracción para que la gente se quede quieta, y aprovechar esa quietud para proceder a la entrega del petróleo mexicano a manos privadas, nacionales o extranjeras, entonces habrá que estar muy atentos al proceder del gobierno, y no bajar la guardia en las actividades de oposición activa a la privatizadora reforma energética de Peña Nieto.
Personalmente pienso que ambas hipótesis se conjugan. El licenciado Videgaray sabe que la atmósfera social no es propicia para la implantación de un impuesto que afectaría directamente y en alta medida el bolsillo de millones y millones de personas.
Era mejor dejar el IVA por la paz y concentrar los esfuerzos en la privatización del petróleo, en la inteligencia de que la población se siente más directamente afectada por el IVA en alimentos y medicinas que por la privatización del petróleo, aunque como bien se sabe el daño social de ésta sería mucho mayor y afectaría negativa y gravemente a las siguientes generaciones.
En cualquier caso, la enseñanza es clara. Sólo la oposición activa y la movilización popular pueden frenar o limitar la aplicación de medidas lesivas para las mayorías. Así lo están demostrando, cada cual en su campo, López Obrador y el movimiento magisterial opuesto a la aberrante reforma laboral en materia educativa.
Es cierto que la movilización magisterial no logró frenar la aprobación de las reformas legales en la materia. Pero resulta claro que una cosa es la aprobación de la ley y otra muy distinta su aplicación. Los maestros siguen en lucha y cada día suman más apoyos, señaladamente los de los estudiantes universitarios. Sólo el tiempo dirá si la decidida y creciente movilización de los maestros y sus muchos aliados será capaz de impedir la aplicación de la nefasta nueva ley educativa. Pero me parece evidente que los maestros llevan las de ganar.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.