1. Eduardo Miranda, destacado luchador social -que me honra su amistad desde hace más de 10 años- es el candidato de las izquierdas para ocupar la comisión de derechos humanos del Distrito Federal. Por ser de izquierda y además muy destacado, me adelanto a decir que (con firmas de apoyo o sin ellas) no llegará […]
1. Eduardo Miranda, destacado luchador social -que me honra su amistad desde hace más de 10 años- es el candidato de las izquierdas para ocupar la comisión de derechos humanos del Distrito Federal. Por ser de izquierda y además muy destacado, me adelanto a decir que (con firmas de apoyo o sin ellas) no llegará a ese cargo en el que el gobierno tiene directa intervención. Sólo sería nombrado si el gobierno de manera inteligente y manipuladora llegara a pensar que mucho le serviría. ¿Acaso no de esos sujetos tenemos miles de diputados, senadores, funcionarios de segunda, partidos, que han ayudado a adornar un sistema capitalista para que se vea democrático ante el mundo?
2. Pienso que Eduardo es un abogado, sindicalista y político muy honesto que puede hacer lo que le dejen hacer o decir. Mi otro amigo destacado, Gerardo Fernández Noroña, para mi el mejor parlamentario de la historia por sus más de cien discursos confrontativos e inteligentes contra el gobierno, sus funcionarios, el PAN y el PRI-que fue borrado para siempre por el gobierno, los empresarios, los medios de información y por su propio partido- no sirvió de nada. Por ello pienso que cualquier luchador social que diga que «desde adentro» va a cambiar algo del sistema capitalista es solamente un iluso. Otra cosa es ser del PRI, del PAN o PRD que sí son convencidos y desvergozados burgueses.
3. En el presidencialismo formar parte del gobierno, las Cámaras y el poder judicial, es ser su empleado y quien por iluso se rebela en serio lo mandan a la congeladora, a la cárcel o al panteón. Dentro de él no hay espacios para la independencia y la libertad. Desde que en 1959 -por la Revolución Cubana- comencé a pensar sólo recuerdo en las Cámaras algunos tibios enojos de priístas y panistas o algunos discursos altisonantes de Muñoz Ledo después de ser del PRI. ¿O alguien sabe de algún funcionario que además de honesto haya sido valiente para denunciar las cosas en su momento? LO más que se han registrado son funcionarios que renuncian y guardan silencio.
4. Díganme uno, aunque sea uno, que no se haya sometido al gobierno y que por dignidad haya explicado sus razones de renuncia. Si una persona se atreviera a denunciar los medios de información -al servicio del gobierno y los empresarios- lo calumniarían y destruirían. Por eso toditos lo «dejan por la paz». Por ello, mi querido Eduardo, hay que medir si los Álvarez Icaza, los Woldemberg, los Córdova -que han navegado con la bandera de democráticos- son lo que se piensa o han sido sólo apéndices del Estado, aunque hayan sido impuestos como cuotas de partido. Hasta mi admirada Poniatovska hace aparecer su poder al condenar a los jóvenes enmascarados como malosos olvidando que el gobierno usa capucha.
5. La realidad es que el socialismo en México y en el mundo puede llegar hasta entre 100 años y nosotros sólo hemos funcionado como anunciadores. Pienso que nos adelantamos cuatro o cinco generaciones; sólo dejaremos herencias de lucha, de haber sido golpeados, encarcelados, asesinados por una clase poderosa que era dueña del ejército, la policía, las cárceles, las armas, los jueces, la TV. El gobierno mexicano, mucho menos el poder burgués, jamás podremos transformarlo desde adentro. Lo que sí es 100 por ciento seguro es que él nos transformará con la profunda corrupción que usa y con el autoritarismo que nos enseña e impone.
6. Eduardo, la mayoría de amigos (ex rector, periodista destacada) que te firman son gente muy honesta y de lucha social; a los demás no los conozco pero seguro que son gente probada de lucha. Obviamente Gobernación los conoce mucho más porque cuenta con un fichaje pormenorizado y bien organizado. Si el gobierno te escoge tratarás de servir a las personas más desprotegidas y más humildes, pero al mismo tiempo verás que esto no es posible en un sistema capitalista en el que mandan los dueños del capital. Terminarás renunciando o acomodándote. Al capitalismo no hay que fortalecerlo con funcionarios honestos, sino destruirlo con luchadores sociales como tú.
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