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Arrollador triunfo de Evo Morales Ayma

La historia pasa por Tihaguanaco

Fuentes: Rebelión

Debía venir por donde se inició. El camino hacia la liberación de América se llama Tiahuanaco, aquel glorioso umbral por donde se dio el alumbramiento, y en el que la genuina sangre libertaria de los luchadores originarios, estaba por lo visto destinada a ser el paso para consolidar por fin la nueva América, libre de […]

Debía venir por donde se inició. El camino hacia la liberación de América se llama Tiahuanaco, aquel glorioso umbral por donde se dio el alumbramiento, y en el que la genuina sangre libertaria de los luchadores originarios, estaba por lo visto destinada a ser el paso para consolidar por fin la nueva América, libre de ataduras imperiales.

Tuvieron que pasar siglos de lucha, de mucha sangre indígena derramada, de mucha explotación, de mucha subordinación a sucesivos imperios que marcaron a fuego nuestra historia. Se hicieron historias y celebraron independencias formales en que el protagonismo en la historiografía convencional, era criollo y blanco, tapando a los que llevaron sobre sus hombros la más dura lucha de emancipación, haciéndonos creer que la independencia pasaba por modelos venidos del otro lado del océano.

Pero la verdad que fue ocultada por la blanca historiografía, fue que la dura lucha a la que debemos nuestro andar emancipatorio, tiene que ver con nombres indios heroicos como los de Tupac Amaru, Juana Azurduy, Bartolina Sisa y el del inmortal Tupac Katari, que con hondas y piedras en el siglo XVIII hizo temblar al conquistador sitiando la Paz. Allí en Tihaguanaco está la cuna de esa tenaz cultura preincaica de donde emergió la savia libertaria.

En las elecciones generales de ayer en Bolivia, se ha dado la rotunda reafirmación de legitimidad del proyecto del primer presidente indígena de América, Evo Morales Ayma en un proceso de continuo ascenso. Los cómputos registran…

Un nuevo modelo cimentado en las raíces que se proyecta al futuro

Hoy, Bolivia con el renacer glorioso de Katari, en la persona de Evo Morales Ayma, acompañado del gran teórico latinoamericano, Alvaro García Linera, desde un marxismo coherente con su esencia dialéctica y liberado de las amarras del dogmatismo, desarrolla un nuevo modelo cimentado en la raigambre india, pero asumiendo los desafíos del proceso histórico global y sus contradicciones. Es la dialéctica y síntesis para una transformación genuina y propia. Se puede arriesgar consecuentemente, la rotunda afirmación de que Bolivia está desarrollando y consolidando el proyecto revolucionario más singularmente Americano. Una síntesis lograda entre las entrañas de la tierra y la formulación universal de transformación, sin extrapolaciones político- programáticas. Un nuevo paradigma revolucionario que tiene como nutriente fundamental, la cultura y participación originaria y campesina, en un territorio colmado de indios campesinos, y sobre todo, una transformación en consonancia con la naturaleza, cuestión desconocida por la ortodoxia socialista europea. Hoy podemos decir con clara convicción, que estamos asistiendo al justo encuentro entre el ser para sí con el ser en sí latinoamericano, ese lugar que tanto anheló Mariátegui.

Desde esa perspectiva, la nueva época da nacimiento al primer Estado plurinacional del hemisferio.

Con este resultado, se va confirmando que la identificación que encuentra en el Pte. Evo Morales Ayma y su consecuente dignificación al sentirse partícipe de un enorme avance social y económico, se refleja en el crecimiento de su caudal electoral, un fenómeno atípico en el escenario latinoamericano: En 2005 Evo Morales consiguió más del 50% de los votos, en 2009 se alzó con más del 60% y ahora, de acuerdo a los cómputos parciales apunta a superar el 66% de los sufragios. Por lo visto el pueblo vio y se dignificó con su gobierno, constatando que está en condiciones de lograr un ascenso extraordinario en términos económicos y sociales sin precedentes, nacionalizando sectores estratégicos de la economía que históricamente estuvieron bajo el control del capital transnacional foráneo como el gas, petróleo, minerales, agua, energía eléctrica, la tierra, los bosques, logrando volcar esa recuperación hacia un real avance social, reduciendo la pobreza y al mismo tiempo modernizando el país con la construcción de infraestructuras, en un marco de progresiva soberanía, liberada de los designios foráneos y las tiránicas políticas de los organismos financieros internacionales como el FMI Y el BM.

Un nuevo Estado y una nueva democracia para una nueva sociedad

La transformación de la sociedad requiere sin lugar a dudas, de una organización política nueva de la misma. Es decir, de un nuevo Estado. Pero un Estado basado en la organización de la sociedad en virtud de una real integración y participación de los sectores populares. Una democracia multicultural. En Bolivia hay tres democracias: la representativa, la participativa, y la comunitaria. Todo un desafío a la creatividad política que demuestra que sólo un estado integrado, en un proceso de contradicciones creadoras como diría García Linera, en el que el protagonismo corresponda a las capas mayoritarias, es buen administrador y garante de una transformación efectiva y sostenible. Lo importante es que esto va echando por tierra la ortodoxia revolucionaria fundada en un Estado regido por una burocracia desconectada de las bases con la justificación de la necesidad de una vanguardia lúcida destinada a conducir a la masa sumida en la alienación.

Está visto que desde el pulso del sentir de las entrañas culturales, se logra una conexión y síntesis plena con las formulaciones universalmente revolucionarias.

Hoy vemos volver a Tupac Katari en los millones que irán a construir la nueva América.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.