Aunque es una categoría social, la clase media tiene otros atributos que llegan al debate político-social. No es casual que una crítica del presidente a una parte de la clase media levantara las voces iracundas de los intelectuales neoliberales.
Y es que dentro de la ideología neoliberal la clase media ocupa un lugar central. Intelectuales neoliberales han visto en la clase media la confirmación del éxito y de la justicia del modelo neoliberal.
El concepto de clase media tan usado en la cotidianidad y en las ciencias sociales es descriptivo más no explicativo. Con él se da cuenta de las diferencias de ingreso entre distintos sectores de la sociedad. Las consecuencias de un sistema social clasista aparecen como esencia constitutiva de grupos y sujetos. Con ello la estratificación de clase alta, media y baja oculta las relaciones clasistas del sistema social.
En términos políticos la clase media representa ideológicamente el carácter “justo” del sistema, la constatación del bienestar y del progreso social. No hay lugares fijos en la sociedad, las clases sociales no son inamovibles, la clase media es el ejemplo de ello, señalan los ideólogos neoliberales. Para la ideología neoliberal la clase media es un ejemplo de responsabilidad individual y familiar, de esfuerzo, trabajo e inteligencia. Pero además ideológicamente es una clase, de acuerdo a esta lectura ideológica, práctica, sensata, respetuosa de la ley, emprendedora, moderna, consumista, global y no radical.
Los pobres y los rebeldes son presentados por la ideología neoliberal como un resabio de una cultura disfuncional, arcaica, mediocre o “miserable”. No se habla ya de explotación, marginación y exclusión solo se postula la cultura y a las acciones individuales como las causantes del fracaso social. De ahí que haya que reformar a los pobres, darles cursos de superación personal, de finanzas o de emprendimiento.
La visión de la clase media de la ideología neoliberal es una imagen imaginada-soñada, desde los complejos colonialistas de algunos intelectuales que igualan la subjetividad de la clase media mexicana a una tipo estadunidense. Sus valores serian el consumismo de productos importados, el individualismo exacerbado, un carácter competitivo y el aspiracionismo. En lo político la clase media sería conservadora, defensores del sistema y temerosos a cualquier cambio.
Esta idealización de la clase media, por parte de los intelectuales neoliberales, dista de ser real. Los sectores de clase media también han sido golpeados por el huracán del neoliberalismo, las vías de ascenso social han sido canceladas para muchos, la educación no significa una garantía de estabilidad y la precarización la golpea con fuerza. La pequeña burguesía es desplazada por la gran burguesía. En ella se dan experiencias de lucha, de solidaridad y de una consciencia como trabajadores-profesionistas. La elección del 2018 fue un momento en que amplios sectores de la clase media votaron en contra del cuento del éxito de la clase media y perfilaron una postura nacionalista y progresista, junto con su hartazgo al neoliberalismo.
En la actualidad hay una batalla ideológica por ganarse a una parte de la clase media para el bando de la restauración neoliberal. La élite del poder vía sus intelectuales construye discursos para despertar miedos, utilizando el clasismo presente en muchos sectores y quimeras del “populista” o “comunista”. Buscan presentarse como defensores de la clase media cuando lo que están defendiendo son sus intereses como élite del poder.
Nada está escrito, los sectores de la clase media tienen sus propias experiencias, sus sueños y miedos, se apropian de diversos discursos según su lectura de la realidad. En ella conviven el progresismo y la radicalidad de izquierda con el conservadurismo neoliberal y tendencias fascistas. La clase media disminuida y golpeada tras décadas de neoliberalismo se debate entre proyectos.