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Entrevista al Dr. Reynaldo Saccone, expresidente de CICOP

«El cuello de botella en la producción de vacunas es producto directo del monopolio de las patentes»

Fuentes: Rebelión

M.H.: ¿Qué nos podés comentar del audio que escuchaste de Democracy Now, medio independiente de New Y ork, en el que exponen el aumento de casos de Coronavirus en el mundo? 

R.S.: Parece que continúa la pandemia, y continúa lo que es peor, la desigualdad en la distribución de las vacunas, en la producción y en el abuso de la industria farmacéutica.  

El cuello de botella en la producción está causado por la existencia de las patentes, porque no se pueden producir vacunas sin la autorización expresa de la empresa propietaria de la patente. Cosa que en la Argentina nos perjudicó más que otros países, porque acá se ha demostrado que existe la capacidad tecnológica y el recurso humano capacitado para fabricar las vacunas.  

A tal punto que se han fabricado más de cien millones de dosis en la Argentina. Y cuando se decía que no se podían envasar acá y se mandaban a México por eso, apareció un laboratorio, Richmond, que se comprometió a envasar la vacuna proveniente de Rusia.  

Y no sólo Richmond, sino que además el envase lo tercerizaba, porque no lo hacen directamente ellos, sino otro laboratorio poco conocido pero radicado en nuestro país que se dedica a hacer eso. 

Entonces, en la Argentina donde hay la capacidad, el recurso humano, podríamos haberlo hecho. Tal es así, que hay más de 12 millones de dosis de vacunas fabricadas en Argentina. O sea que ese cuello de botella que se ha hecho en la producción es producto directo del monopolio de la patente, no es producto de la dificultad para fabricar.  

La Argentina no es el único país del mundo que puede hacerlo, Brasil, México, Sudáfrica y otros países tienen la capacidad para hacerlo también. 

M.H.: Hablame de la variante Delta. 

R.S.: La Delta es una mutación. Eso está estrechamente vinculado con el problema de las vacunas, porque al ser tan lento el proceso de vacunación mundial, en algunos países va muy rápido pero en otros muy lento, tenemos el ejemplo de la Argentina que no es de los más rápidos. Precisamente eso da tiempo a que este virus en circulación vaya desarrollando variantes, mutaciones.  

Los virus desarrollan mutaciones, pero cuanto más circulan más mutan. Hace unos meses apareció la variante Manaos, la variante Andina y cada tanto aparece una nueva. Algunas se expanden más rápidamente por ser más virulentas.  

Esta variante Delta tiene la particularidad de ser de alta contagiosidad y que involucra a los jóvenes, cosa que no pasaba con la primera variante, que los jóvenes eran más resistentes. 

Además, una particularidad que se ha visto, quienes tienen la inmunización completa con las dos dosis son los más resistentes a esta variedad Delta. Por eso urge completar la inmunización con las dos variantes.  

Ahí tropezamos con el problema del cuello de botella en la producción y distribución de las vacunas. Fíjate que los países centrales, EE UU y Europa, ya están hablando de la tercera dosis y en Argentina tenemos nada más que el 20% de la población vacunada con el esquema completo. Y hay países donde no llega ni al 10%. La OMS dice que no se empiece a vacunar con la tercera dosis hasta que en todo el mundo haya países con al menos 10% de una dosis.  

Estamos en presencia de una producción en cuello de botella y distribución totalmente desigual y por causas totalmente evitables. No es de ninguna manera una fatalidad ni algo que no se pueda resolver.  

Eso con respecto a la variante Delta. Voy a agregar que apareció una nueva variante que es la Lambda. Esta variante está expandiéndose recién y la están estudiando porque de entrada no podés saber cómo se comporta. Y van a seguir apareciendo variantes hasta que no haya inmunización completa como para que el virus pierda esa capacidad de circulación que tiene ahora. 

Aumentan las muertes por enfermedades cardiovasculares 

M.H.: Un tema que sale de lo que estamos dialogando. Diez mil muertes más por enfermedades cardiovasculares. 107.000 durante el primer año de pandemia en Argentina. O sea que tenemos 107.000 muertos por Covid pero solo en el primer año de pandemia, 107.000 muertos por enfermedades cardiovasculares. 

R.S.: Eso es muy interesante, porque son observaciones que se han hecho en varios países, y hay trabajos al respecto que se han publicado en varias revistas de cardiología. Hay un artículo del Colegio Argentino de Intervencionismo Cardíaco, de un profesional de esa entidad, son cardiocirujanos que han hecho un estudio, no solo en Argentina, España es posiblemente donde más se ha hecho, pero también en otros países de Europa y EE UU. 

Durante el primer año de pandemia se ha visto que se ha prolongado el tiempo que existe entre el primer síntoma cardíaco y la concurrencia al centro cardiológico en el caso de los infartos.  

En años anteriores, la gente tenía un síntoma e iba al centro cardiológico, en cambio ahora ha tardado más tiempo. Se piensa que puede ser por temor a contagiarse, obviamente. Hemos evitado ir al médico de no ser extremadamente necesario.  

Eso ha hecho que muchos pacientes prolongaran el acudir a un hospital y que finalmente llegaran en peores condiciones, con el infarto más desarrollado. Eso está demostrado. Aumentó la presencia de infartos ya más desarrollados, y disminuyó o se alargó el tiempo entre el primer síntoma y la presentación en el centro cardiológico.  

Y si se llega con un infarto más desarrollado, es peor, todos sabemos que el diagnóstico precoz es lo más efectivo. Cuanto antes se detecta un padecimiento, se puede intervenir y evitar su desarrollo. La intervención del cardiólogo frente al infarto en estos casos al ser tardía, lo hace más complicado y muchas medidas ya no se pueden tomar porque pasó el momento.  

Esa es una de las explicaciones en boga, porque efectivamente esto está registrado, este aumento de un 10% de los casos, que hace que sean 107.000 los fallecidos por enfermedad cardiológica.  

Esa es la explicación, por eso en España los cardiólogos que empezaron a detectar esto hicieron una campaña institucional de las asociaciones científicas de cardiología invitando a la gente a que no se descuide, que no deje de ir al centro de atención en cuanto tuviera síntomas cardiológicos.  

Después hay otros estudios que muestran que las personas que han tenido un evento cardiológico estando infectadas, tienen una mortalidad claramente superior a las personas no infectadas. Incluso no olvidemos, que entre las consecuencias del Covid, hay dos muy marcadas que son la endocarditis y la miocarditis. La miocarditis, o sea la inflamación de las paredes del corazón causado por el ataque viral.  Eso ayuda también a la mortalidad. Todos son estudios que se han ido produciendo en estos meses y pueden explicar por qué hubo un aumento de muertes por infartos.