El pasado tiene que ver con nuestros muertos y a ellos no podemos recordarlos con actitud aséptica, científica.
HAYDEN WHITE
Dentro de las actividades del Cine-Club Al filo del tiempo, oct.-nov. de 2021 están dedicados al Ciclo Señoras Directoras, el cual se inició con Hævnen (2010), o La venganza, retitulado en inglés como In a Better World o En un mundo mejor, de la cineasta danesa Sussane Bier. El filme obtuvo el Oscar y el Globo de Oro al Mejor Filme Extranjero en 2011. En este ensayo, desde la columna La Fábrica de Sueños, se recuerda el papel de la mujer en el cine y en la sociedad, desde tres ópticas: 1. Rendir tributo a Alice Guy-Blaché (Saint Mandé, 1873 – Wayne, NJ, 1968), quien es vista hasta ahora como la primera persona, hombre o mujer, en hacer cine (1). 2. Recordar el rol de la mujer dentro del patriarcado/machista/androcéntrico, según consideraciones de Martha Craven Nussbaum en su libro Las mujeres y el desarrollo humano, acerca de las capacidades humanas, desarrollo e igualdad sexual, maltrato de los hombres hacia las mujeres, entre otras (2). 3. Sobre el filme en sí, me apoyaré en Hayden White y su libro El texto histórico como artefacto literario, cambiando este término por cinematográfico, en especial lo relacionado con que la tragedia deriva en comedia y viceversa, desde los griegos hasta hoy. Ante todo por tratarse de una obra para unos maestra: así es para Frederikke Lett, del Jyllands-Posten, por “describir y mostrar los sentimientos que nos tocan directamente el corazón”, idea subjetiva pero que tiene en sí una carga objetiva, si se considera la tensión e intensidad (no poco hitchcockiana) de un filme que se debate todo el metraje entre la crisis ética de sus personajes, el anhelo de servir a otros y el peligro que encierra el vértigo ante la caída/muerte, con terrorismo de por medio: uno, por cierto, inusitado. (3) Filme que se resiente, todo hay que decirlo, del modelo gringo de hacer cine.
En efecto, Alice Guy-Blaché se considera la primera cineasta de la historia, la pionera del cine como narración cultural, el primer ser humano que dirigió filmes, además del primero en el uso del color y del sonido y pionera en competir en Hollywood como directora y productora independiente, hasta tanto se demuestre lo contrario. Como abrebocas a su carrera cabe señalar que, con solo 24 años, en 1896, luego de ser la secretaria de Léon Gaumont, pasó a escribir/dirigir filmes para la productora francesa por excelencia. Ella misma cuenta cómo le propuso a aquél contar historias con base en imágenes para divertir a sus amigos. Eso, en términos sencillos, contiene la idea del nacimiento del cine como forma de narración.
Ahora bien, bastarían unas pocas páginas del libro Las mujeres y el desarrollo humano, para definir la importancia de las tesis e hipótesis expuestas en él por Martha Craven Nussbaum, en particular con respecto a los temas citados pues muchas de ellas apuntan a desmitificar antiguas ‘verdades’ de un cierto feminismo anclado en cuestiones de ‘género’, ‘igualdad sexual’, ‘potencialidades humanas’. Y pone el ejemplo de Marx sobre la persona hambrienta que no usa la comida de modo plenamente humano y en el cual aquél, para Nussbaum, piensa de forma inspirada con base en la razón práctica y la sociabilidad. El hambriento toma con avidez la comida apenas para sobrevivir, impidiendo así que afloren los ingredientes sociales y racionales del alimento humano. En igual sentido, considera que, sin una educación adecuada, el ocio (en griego, escuela) por el juego (no a causa de la escuela inglesa Summer Hill sino, antes, por el pionero checo Jan Amos Comenius) y la expresión personal, así como por la asociación/cooperación con el Otro, los sentidos del ser humano operan a un nivel meramente animal. Aquí, Nussbaum señala que, a esos puntos, deberíamos agregar otros que Marx ‘no haría propios, como la libertad de expresión y asociación y la libertad para el culto’. Plasma como idea central la del ser humano libre, dignificado que esculpe su propia vida en colaboración/reciprocidad con otros, no siendo sujeto pasivo ni manejado/manipulado por los que se creen dueños de los demás y los tratan como corderos para que vayan al matadero. Concluye con la idea de que una vida en realidad humana es una vida plasmada de forma íntegra por las potencialidades a su vez humanas de la razón práctica y de la sociabilidad.
Imprescindible citar, dentro de las ‘capacidades centrales para el funcionamiento humano’, unos breves aspectos: ser capaz de vivir hasta el fin una vida humana de extensión normal, no morir en forma prematura o antes de que la propia vida se reduzca de tal modo que ya no merezca vivirse; de tener buena salud, incluyendo la reproductiva, estar bien alimentado y tener un techo adecuado; de moverse con libertad de un lugar a otro, que los límites del cuerpo mismo sean vistos/tratados como soberanos: seguros ante el asalto, incluido el sexual, abuso de menores y violencia doméstica, así como tener ocasión para la satisfacción sexual y para la elección en temas de reproducción; de usar los sentidos, de imaginar/pensar/razonar y de hacer todo ello de forma ‘verdaderamente humana’, plasmada y cultivada por una adecuada educación/formación, que incluye, así no sea solo eso, alfabetización, preparación científica y matemática básicas; de utilizar el pensamiento y la imaginación en conexión con la experiencia/producción de obras y eventos de expresión y elección propia en lo literario, musical, cinematográfico e incluso religioso; de usar la propia mente de manera protegida por las garantías de libertad de expresión con respeto al discurso político, artístico y de culto; de buscar el sentido último de la existencia a la propia manera; de tener experiencias de placer y de evitar el sufrimiento innecesario; de tener vínculos con personas y cosas fuera de uno mismo, de amar a quienes nos aman y cuidan de nosotros, de penar por su ausencia y de amar, penar y sentir nostalgia, gratitud y temor justificados. Por último, ser capaz de evitar que el propio desarrollo emocional se arruine por un temor o preocupación severos o por eventos traumáticos de abuso o descuido. En cuanto a la razón práctica, ser capaz de plasmar una concepción del bien y de comprometerse en una reflexión acerca del planear la propia vida: lo que de suyo implica la protección de la libertad de consciencia. (2012: 126-127)
El libro El texto histórico como artefacto literario, de Hayden White (1928-2018), cuya tesis clave señala que es imposible distinguir entre relato histórico y relato de ficción, máxime si se pretende que el primero refiere hechos reales mientras el segundo hechos ficticios, sirve de soporte para proponer, en el caso del filme Hævnen, el suceso histórico, filtrado por la experiencia, la memoria, el trauma, como artefacto cinematográfico: en este caso, ficcional, con respecto a la venganza que consuman los niños Christian y Elías, ante la imbecilidad, idiotez o cobardía de los hombres, trátese de Anton, padre del segundo, cuya relación es de afecto y gratitud con su hijo, o de Claus, padre del primero, cuya relación es de distancia y acritud con el suyo. Marx en El 18 brumario de Luis Bonaparte, en el que demostró ‘cómo la lucha de clases creó en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe’, (4) quiso mostrar a su vez que lo trágico desde una perspectiva resulta cómico desde otra, igual que lo que resulta trágico en una sociedad, desde una perspectiva de clase, deviene farsa desde la óptica de otra clase. Fosa Común tiene casos patéticos de ‘tragedias familiares’ que son solo una farsa: Rafael Uribe Noguera y la complicidad de sus hermanos en la violación/asesinato de la niña Yuliana Samboní; Martha L. Ramírez y su hermano capturado en EEUU por narcotráfico o sus vínculos con el narco/paramilitar ‘Memo Fantasma’; Miguel Jaramillo y su avioneta en la que la policía incautó 450 kl de cocaína que la misma policía puso en ella; pero, se habló más de Alejandra Azcárate, quien terminó huyendo sin que nadie la persiguiera, salvo su propia responsabilidad/culpa y unos cuantos gatos de olfato tan ‘fabuloso’ como el de su marido.
Puede oponerse el concepto ‘historia’ (aquí, ‘memoria’) a ‘literatura’ (aquí, ‘cine’) en tanto se interesa por lo real más que por lo posible/probable: en teoría, el objeto de representación de las obras literarias o cinematográficas. Existe algo en una obra maestra histórica/fílmica imposible de invalidarse: su forma, la contenida en su ficción. Ningún suceso o registro histórico entraña de manera abierta un ‘relato’ acabado/completo. Esto atañe tanto a la vida de un niño, o dos, o un adulto, o dos, como a un ente/pueblo/sociedad. La coherencia total de cualquier suma de hechos es la coherencia del relato, que apenas se logra adaptando los hechos a lo requerido por la forma del mismo, en este caso, cinematográfico. Ninguna historia construida por un hombre, artista o cineasta, escapa a la noción del mito. Todo filme es, en el fondo, una metáfora extendida, en tanto, como estructura simbólica y/o realista, la narrativa fílmica, por más ‘hechos’ que pretenda representar, no ‘reproduce’ lo que muestra: apenas señala/esboza hacia dónde van los sucesos, promete un grado de mayor o menor identificación con ellos y dota a la sensibilidad/pensamiento de distintas cargas emocionales.
Así pues, tanto la narrativa cinematográfica como la histórica, no ‘reflejan’ lo que muestran, sino que ‘recuerdan’ con mayor o menor eficacia, imágenes de lo que señalan, a la manera de la metáfora: como sucedáneo de transporte, viaje, movimiento. Todo esto para señalar que, tal como ocurre en Hævnen, cuando cierta suma de eventos se trama como tragedia, ello apenas significa que la cineasta también ha mostrado los hechos para recordarle al espectador la forma de ficción que éste asocia con ‘trágico’. Lo cual no está exento/libre del concepto ‘humor’ y al revés. Como en el episodio en que Anton, delante de los niños, es golpeado por el mecánico ‘idiota’ Lars, mientras su mujer y otro operador se ríen con descaro de aquellos. Episodio del cual derivará el clímax trágico del filme. Las injusticias que, por distinto lado, reciben Christian y Elías, por cuenta del racismo, el matoneo, la xenofobia, serán los detonantes de la ira ejemplar que uno y otro van a desatar en contra de un mundo que no es para nada mejor, sino que cada vez muestra mayor degradación, mayor violencia e injusticia.
El filme de Bier narra la historia del médico Anton, quien hace ayuda humanitaria, por cuenta de una ONG, en un campo de refugiados en Sudán y que, de vez en cuando, regresa a un idílico/sereno pueblo de Dinamarca, donde su matrimonio con Marianne, también médica, por alguna infidelidad del pasado, está a punto de derrumbarse. Su hijo, Elías, es víctima de matoneo escolar, razón por la cual se hace amigo de Christian, quien al ser a su vez víctima de la furia por la muerte por cáncer de su madre, Eva, que él achaca al padre, desboca todo su malestar metafísico en la espalda del cabronazi Sofus con la bomba de una bicicleta. Esto acarrea problemas personales, con la autoridad escolar y luego con la fuerza pública y sus policías que llevan y traen mensajes encontrados a los niños para obtener su delación mutua: pero, ellos no caen en la trampa y consiguen mentir sin caer, gracias a su buena memoria, así sea desvirtuadora de la verdad por otros medios, unos menos innobles. Luego, la palabra bomba adquiere la dimensión real, ya no simbólica, de un objeto terrorista contundente.
En lo que implica un sobrecogedor conflicto de ida y vuelta, entre compañeros de colegio, miembros de familia, padres y autoridades escolares, la ira y su hija natural la venganza, poco a poco van cobrando un protagonismo cada vez más aterrador hasta llegar a la secuencia ya citada, la del atentado a la camioneta del alevoso mecánico Lars: quien lo encarna, Kim Bodnia, juega similar papel en el filme Frygtelig Likkelig (2008) o Terriblemente feliz, de Henrik Ruben Genz. Anders Th. Jensen en La venganza es guionista y coautor de la historia.
Luego, el filme derivará en una especie de recomposición de las cosas, de vuelta a la calma, de regreso a la relativa paz, una siempre mentirosa, en un mundo cada día más hundido en el caos, en las guerras generadas por EEUU, en la corrupción gubernamental. Todo ello se percibe en el campo de refugiados en Sudán, donde un sujeto desagradable en todo sentido, el ‘Big Man’, especie de secuela reducida/precaria del Big Brother orwelliano, secuestra/viola y mata por doquier, mientras hace gala de un humor de mierda, pesado, acre, a la par que sus esbirros, encabezados por Omar, curiosamente el mismo nombre del presidente de la época que narra el filme, esperan ansiosos poder suplantarlo en su rol de capataz del terrorismo transnacional aupado/socorrido más que nadie por los gringos, los creadores, según el profesor Robert Freeman, de Al Qaeda, EI e ISIS, entre otros grupos de exterminio global oficial/clandestino integrado por paramilitares y mercenarios. (5)
Se recuerda que Sudán, en marzo de 2005, bajo el diktat de Washington, rechazó todo tipo de ayuda extranjera para mediar en Darfur y sus distintas regiones. Sobre todo, cuando la Misión de Paz de la ONU (brazo político de EEUU) amenazó con derivar en un posible juicio ante la Corte Penal Internacional (CPI). El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Mustafá Osman Ismail, se opuso a la presencia de fuerzas externas bajo la divisa hipócrita de lo que llamó ‘asuntos internos’: en lo que curiosamente, ahí sí, coincidió EEUU que jamás respeta los asuntos internos de ningún país. Y si no que lo digan los 85 países que ha invadido desde 1945 hasta la actualidad. Pero, respecto a Sudán, fue reticente a llevar el caso ante la CPI y, por lo contrario, sugirió la creación de un ente especial en Arusa, ciudad de Tanzania.
Las distintas regiones de Darfur, próximas a la frontera con Chad, desde 2003 fueron escenario de una guerra desatada por grupos rebeldes de la oposición árabe subsahariana en protesta por el abandono y la pobreza deliberados en que viven sus pobladores. Según la ONU, al menos 300 mil personas han perdido la vida desde entonces, y casi tres millones de sudaneses fueron desplazados por la fuerza y obligados a vivir como refugiados. En el filme de Bier, unos pocos casos bastan para mostrar/evidenciar los horrores de esas guerras prefabricadas por las potencias del ‘Primer mundo’, encabezado por EEUU, y seguido por sus ‘perritas falderas’ Francia e Inglaterra, aun con las pataletas, en su orden, del Brexit y de Macron, contra los del ‘Tercer mundo’, conocidos por el eufemismo de ‘países en desarrollo’. Cabe la pregunta, no exenta de humor negro y blanco, azul y rojo, verde y morado: ¿hay acaso algún país, de los 194 reconocidos por la ONU, que piense siquiera en ‘involucionar’?
Aun en 2009, se hablaba de la necesidad de una intervención militar en Sudán/Darfur para preservar los DDHH de sus habitantes. Darfur, al extremo noroccidental del país, de mayoría negra musulmana, tiene un conflicto con el gobierno central, de mayoría árabe musulmana: el que es un claro/oscuro ejemplo de inoperancia del Consejo de Seguridad ante crisis humanitarias semejantes: como ocurre en Fosa Común desde 2016. Pese al Acuerdo General de Paz entre gobierno sudanés y Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLM/A) firmado el 9.ene.2005 en Nairobi, Kenia, los actos de agresión en la zona continúan. El Consejo de Seguridad emitió una resolución con el fin de ‘prestar apoyo’ en la aplicación del Acuerdo. Para ello creó la Misión de la ONU en Sudán (UNMIS), con diez mil efectivos militares y otros 715 policías ‘civiles’. Aun sin recuperarse de la (artificial pero concreta) guerra civil, se inició otra interna, con diferentes características, entre pueblos musulmanes de las etnias fur, zaghava y masalit, las tres de negros, y la etnia abbala, de origen árabe.
En medio de ellas, siempre han estado las milicias progobiernistas ‘Janjiweed’, cuyo proceder racista hacia los afros de Darfur no puede negarse, pero cuyo vínculo el presidente sudanés Omar Hasán Ahmad al-Bashir siempre negó, hasta tal punto que la CPI ordenó su arresto el 4.mar.2009 por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos durante el conflicto en Darfur. (6) A la usanza de Uribe, desde la época que coincide con el conflicto sudanés, con respecto a las Convivir y a Los Doce Apóstoles creados junto a su hermano Santiago y responsables de tres grandes masacres: La Granja (1996), El Aro (1997), y San Roque (1996/97), fuera del asesinato de Jesús María Valle J., en 1998. (7) En ambos casos es inocultable la promoción de paracos para frenar la ‘insurgencia’, producida por la ultraderecha, huelga decir a través de su felonía, de su corruptela, de su descomposición.
Refugiados de Darfur describen ataques con aviones oficiales, seguidos por hordas de milicianos montados a caballo o en camellos o en Toyota, como se ve cuando Gran Hombre entra al campo a que el Dr. Anton le salve su pierna (ultra)derecha, a punto de ser consumida por los gusanos del mandato/abuso y prepotencia. Solo que esta vez no está el Anton que aguantó todos los bofetones de Lars, para demostrar que éste era un ‘idiota’ al cual no podía equipararse, sino el ‘neocolonialista’ que lanza un ‘No, yo decido’ rotundo a su ‘esclavo’; y, por otro lado, el reflexivo al filo del tiempo opositor (aquí se alinea con el carácter justiciero de Christian y Elías, así el de éste sea menor) a todo tipo de violencia e injusticia que se gestó por el camino. En el hipotético caso de que los tres citados fueran hinchas del Che, lo recordarían: “Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”, como señala en la carta de despedida de sus hijos antes de viajar a Bolivia.
Así, primero, se le para al frente y le dice que no acepta armas ni vehículos en el campo; luego, tampoco más de dos escoltas; y, por último, que, como ya está curado, se vaya, que se largue, y él mismo lo saca a la fuerza arrastrado y lo entrega a los familiares de sus enemigos que terminan por volverlo si no mierdilla por lo menos papilla. No obstante, aquí la forma europea de hacer cine choca contra el modelo gringo, dejando un sabor amargo de cara a la obra de la Bier: lo que no pasa con Aus dem Nichts (2017) o En la sombra, del turco/alemán Fatih Akin, filme en el que Katja, por el atentado en que muere su esposo kurdo y su hijo, comete un acto terrorista que hace repudiar al terrorismo. Mientras tanto, en ese montaje paralelo frecuente entre la guerra en Sudán y la calma (aparente) en el campo danés, en el paisaje bucólico/romántico danés, lo único que se percibe en el contexto es soledad, cansancio y conflicto entre padres e hijos, médico y médica, médico y mecánico. Conflicto este que luego encarnan con resolución y brutalidad, hasta su paradójico resultado, Christian y Elías, quienes solo en el último instante, como quienes prolongan suspenso e intensidad, deciden estallar la camioneta del cabronazi Lars. Anton, a su turno, es víctima de xenofobia ya que el mecánico, danés, le grita que se vaya con su culo sueco a otra parte de la Tierra.
Esto es, otro de los tantos casos de xenofobia que acosan al planeta. Planeta, por lo demás, cada día más degradado por el recalentamiento global: lo que no obsta para que, v. gr., al subpte., en un gesto de hipocresía harto simbólico, le den un premio en NY por ‘su liderazgo ambiental’ en Fosa Común. (8) Cuando en realidad el ambiente total pide auxilio a gritos y la galería capitalista aplaude, a la par que desoye los llamados de la ugandesa Vanessa Nakate y de la sueca Greta Thunberg, quienes con valentía condenan la inacción de los políticos para combatir lo que ellos llaman ‘cambio climático’. Nakate recuerda: “A lo largo de la historia, África solo ha sido responsable del 3% de emisiones globales de gases de efecto invernadero”. Y Thunberg: “No se trata de un acuerdo ecológico costoso [ni] políticamente correcto para abrazar conejitos, o bla bla bla. Reconstruir mejor, […]. Economía verde, […]. Cero emisiones netas para el 2050, […] Neutralidad climática, bla bla bla”. Ello surge al ver en Hævnen cada tanto por doquier aerogeneradores o ejemplos de energía eólica. (9)
En conclusión, mientras haya atenuantes el terrorismo es válido o al menos aceptado. Incluso, el que causa un niño, lo que no deja de ser espeluznante/desolador. EEUU es el poseedor de todos los atenuantes y cuando no los tiene da igual, porque los organismos ‘multilaterales’ devienen unilaterales: OTAN, ONU, ACNUR, etc. Sin citar, pena daría, a los ya citados Al Qaeda, EI e ISIS, los (i)responsables del terrorismo a la par que entes paracos/mercenarios oficiales/clandestinos que realizan en silencio la labor conocida por los medios en Occidente pero que como nadie saben callar: les permite sobrevivir por el escándalo, el sensacionalismo, la ‘chiva’: chiva descarriada que ordena el pastor sionista/gringo. Por eso, cuando Marianne le pregunta al policía si se llevarán a los niños, y aquél le responde: “Hay circunstancias atenuantes. Será un caso de daño intencionado a la propiedad”: solo así se entiende por qué La venganza recibió el Oscar. Para redondear la justificación, el oficial dice: “Recuerde que su hijo salvó a esas personas”, refiriéndose a madre e hija que vieron impávidas el atentado. El que sacude tanto como ver al niño Christian sufriendo el vértigo ante la caída/muerte desde lo alto del silo en los muelles adonde cada tanto acude con Elías a observar al sujeto que desató el acto que por distintas razones muestra una venganza y un reto a la ética. A la del niño con ira que no supo frenar su hambre de revancha y reaccionó a la cobardía del adulto. Desde luego, sin prever el resultado que, por fortuna, esta vez deja un aceptable Happy End. En cambio, lo que nunca tendrá un final feliz será el recuerdo de nuestros queridos muertos.
A Valentina, cuyo pasado tanto tiene que ver con quienes estamos vivos y a quien no podemos recordar sino con una actitud apasionada, artística, sensible.
A María del Rosario y a Santiago, porque en este filme pueden hallar, por distinta vía, mis posibles/probables errores a lo largo de la historia que vivimos.
A Marthica, con quien no tengo deudas pendientes: solo gratitud eterna.
Notas y bibliografía:
(1) https://www.elantepenultimomohicano.com/2013/01/alice-guy.html
(2) CRAVEN NUSSBAUM, Martha. Las mujeres y el desarrollo humano. Herder Editorial, PDF, 479 pp.
(5) http://federaciondebasespatriagrande.blogspot.com/2016/08/robert-freeman-el-estado-islamico-fue.html
FICHA TÉCNICA:
Titulo original: Hævnen. Inglés: In a Better World. Español: La venganza. País: Dinamarca / Suecia. Año: 2010. Formato: 35 mm; color; 113 min. Género: Drama. Dir.: Sussane Bier. Historia: Anders Thomas Jensen / Sussane Bier / Per Nielsen. Guion: Anders Thomas Jensen. Mús.: Johan Söderqvist. Fot.: Morten Søborg. Mon.: Pernille Bech Cristensen / Morten Egholm. Int.: Mikael Persbrandt (Anton); Trine Dyrholm (Marianne); Ulrich Thomsen (Claus); William Jøhnk Nielsen (Christian); Markus Rygaard (Elías); Kim Bodnia (Lars); Satu Helena Mikkelin (Hanna); Camilla Gottlieb (Eva). Producción: Sisse Graum Jørgensen. Prod.: Zentropa. Dist.: Sony Pictures Classics.
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución fue lanzado por UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.