A Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le quedan alrededor de dos años al frente de la presidencia de la República de México, y en lo que lleva de tiempo ya prácticamente ha hecho todo lo que dijo que iba a hacer: De las cosas que faltan están, por supuesto, el esclarecer el paradero de los 43 de Ayotzinapa (aunque la “verdad histórica” ya fue echada abajo de manera oficial) y renovar el sistema electoral para asegurar que no sigan habiendo fraudes electorales y que no se gaste demasiado dinero de los mexicanos en cosas que no funcionan, o cosas que funcionan solo para el beneficio de una minoría rapaz.
Hace algunos meses, AMLO mandó a la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar el sistema electoral de México. Esta propuesta de reforma busca reestructurar a la Cámara de Diputados, al Senado y diputaciones locales, reduciendo el número de diputaciones (a nivel federal y local) y senadurías. Como también reducir la cantidad del dinero que se les da a los partidos políticos.
Esta reforma buscaría también reducir la cantidad de quienes encabezan a la institución electoral y, al mismo tiempo, que estos sean elegidos por el pueblo y no como se hace actualmente que son impuestos por los mismos políticos.
¿Cuál es el problema con que sean los políticos quienes seleccionen a las autoridades electorales? Un problema es que, históricamente, los partidos políticos han colocado en esas posiciones a sus amigos, desatándose así una oleada de favoritismo, amiguismo, nepotismo y otros actos de corrupción que todos los mexicanos ya conocen.
En esencia, lo que se busca con la reforma electoral propuesta por AMLO, es que la autoridad electoral no despilfarre el dinero público (que es de todos los mexicanos), que se pase de un sistema electoral fraudulento, arbitrario, mantenido y bueno para nada, a contar con un sistema electoral imparcial, democrático y eficaz, sobre todo transparente.
En concreto, más eficacia y menos gastos inútiles. Más democracia participativa. Menos dinero para los Lorenzos del actual Instituto Nacional Electoral (INE) y más dinero para educación. Que los señores del dinero no tengan forma de comprar elecciones.
¡Al diablo con sus fraudes electorales!
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