La oligarquía mexicana lo tiene muy claro: el Poder Judicial es su más importante trinchera en el combate contra la Cuarta Transformación de la vida pública que encabeza el Presidente López Obrador.
Pero no es, ciertamente, su único recurso. En lo general los medios de información también están alineados contra la 4T. Y lo mismo puede decirse de los llamados organismos autónomos. De modo que debe reconocerse que la 4T enfrenta a muy poderosos y combativos adversarios.
Igualmente también debe reconocerse que la 4T cuenta con importantes aliados. El principal de ellos es, sin duda, la mayoría del pueblo mexicano, tal como lo demuestran sucesivas e innumerables encuestas y procesos electorales en los últimos cuatro años.
En esta lucha la 4T ha logrado importantes victorias, en tanto que sus adversarios sólo se han dedicado a estorbar y entorpecer las acciones justicieras del gobierno de López Obrador.
Ahí está, por ejemplo, el amparo otorgado a Luis Cárdenas Palomino, cercanísimo colaborador de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón.
También ahí están los innumerables amparos otorgados por el Poder Judicial a los detractores del Tren Maya y de la refinería de Tres Bocas. Y ahí están también los amparos concedidos a los funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE) y del propio Poder Judicial para que puedan seguir cobrando sus estratosféricas remuneraciones.
Por todo esto puede afirmarse que el Poder Judicial, muchos medios de información y los organismos autónomos están empeñados en una guerra de guerrillas contra la 4T. Sólo que esta guerrilla carece de una causa justa y, por ello, del imprescindible apoyo popular. Y ya se sabe que una guerrilla sin base social está condenada al fracaso.
Así está, hasta el momento, la correlación de fuerzas entre el obradorismo y el bloque conservador, es decir, la oligarquía. Modificar esta correlación de fuerzas pasa, necesariamente, por la vía de las urnas electorales. Y ya están a la vista tres procesos electorales: dos elecciones locales (Estado de México y Coahuila) en 2023 y los comicios presidenciales y la renovación del Congreso federal en 2024.
Con base en los datos disponibles hasta ahora puede pronosticarse la victoria del obradorismo, al menos en la elecciones presidencial y del Congreso. Y esto es así porque en Edomex y Coahuila no ha sido desterrada la práctica del fraude electoral institucional.
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