El diputado libertario por la provincia de Buenos Aires, Alberto Benegas Lynch manifestó, en un programa radial, que no está de acuerdo con la obligatoriedad escolar y sí con el trabajo infantil.
En el programa que conduce Romina Manguel por FM Milenium, en ocasión de la entrevista que le realizara, este domingo pasado, al diputado nacional de La Libertad Avanza (LLA) por la provincia de Buenos Aires, Alberto Benegas Lynch, “faro intelectual” de tercera generación, según el señor presidente, afirmó que no cree en la obligatoriedad de la educación con el siguiente razonamiento: “… no te podés dar el lujo de mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller con el padre trabajando…”. Tamaña aberración la justifica con “…creo en el individuo, creo en las decisiones que tomemos en nuestra vida y que el Estado está solamente para proteger derechos individuales e impartir justicia…”.
No hay duda que el diputado libertario esté enfocando sus creencias sobre la educación en que solo debería ser tenida en cuenta entre las clases más acomodadas; en su liber-pensamiento patriarcal, lxs hijxs de lxs trabajadorxs no tendrían que estar obligados por ninguna ley a ejercer su derecho humano a la educación.
Bertie, como le dicen al diputado, hace caso omiso a la educación como derecho humano y por lo tanto desplaza la obligación del Estado para asegurar el cumplimiento y la incluye dentro de los “derechos individuales”, que, para él, son los que deben estar tutelados por el Estado.
Ya es conocida la concepción negadora que tienen los habitantes de las fuerzas del cielo sobre los derechos colectivos y su defensa inmaculada sobre los derechos individuales y la propiedad privada, que sí deben ser tutelados por el estado policial que han dispuesto.
Las repercusiones sobre los dichos vertidos por el libertario no se hicieron esperar y desde la pléyade de “especialistas” del establishment, salieron a contestarle con la Ley 1.420 de educación común, gratuita y obligatoria, pasando por las aspiraciones sarmientinas y alberdianas respecto de la educación pública. También le recordaron a Bertie que fue sancionada en 1.884 durante el gobierno del “padre de la Argentina moderna”, como señaló el señor presidente en su discurso del 2 de abril en obvia referencia a Julio Argentino Roca.
Desde su propio espacio, la ministra de capital humano, Sandra Pettovello y el lenguaraz presidencial intentaron despegar al gobierno de las expresiones de Benegas Lynch; la ministra con una publicación que decía: “hombres trabajando, niños estudiando” en una ilustración en su cuenta de Instagram y algunos comentarios sobre la “libertad de enseñanza” y la “libertad de conciencia”, con sus restringidas interpretaciones, por supuesto; para cerrar con: “La educación obligatoria derivó muchas veces en el adoctrinamiento o en monopolio ideológico, pero de esto no deben seguirse falsas soluciones que caen en otros absolutismos, como el de los padres sobre los hijos”. Enunciado que encierra dos ideas. La primera, volver sobre el tema del adoctrinamiento, no en la historia de la educación argentina, sino para la modificación que propone LLA de los artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional, con el objetivo persecutorio sobre la docencia, como ya habíamos analizado en un artículo reciente. La segunda, diferenciarse de Bertie Benegas Lynch, con lo de “…falsas soluciones (…) otros absolutismos…”.
Sin embargo y más allá de las frases hechas, vacías de contenido como “lo único que garantiza un futuro es la educación”, tal como expresó el vocero en su habitual conferencia de prensa, a la que agregó que la “… educación es un recurso fundamental…” y esa parece la noción más importante en la cosmovisión libertaria-neoliberal y la que los diferencia sustancialmente del liberalismo decimonónico, al que tienen como guía.
Porque no hay dudas que con el tándem Alberdi-Sarmiento-Roca, la creación de la educación común, gratuita y obligatoria es un paso más que importante para los objetivos del proyecto Nación y para la motorización del modelo económico que sostenía la propia elite gubernamental.
Aunque, si bien el proyecto de “organización nacional” posibilitó la apropiación de los territorios a través del genocidio indígena, lo que otorgó mayor poder concentrado en un número reducido de familias, entre ellas la del propio Roca; lo cierto es que el modelo de educación igualitaria tuvo su línea de fuga en la idea del carácter público del entonces incipiente sistema educativo, que permitió la instrucción de la mayoría de la población. En definitiva, el derecho a educarse ya había asomado.
Sin embargo, desde las ultimas décadas del siglo XX, ese derecho es el que se vuelve a poner en duda desde el advenimiento de las reformas neoliberales, en donde la etiqueta de la educación como servicio empieza a entrar en el imaginario social. Y esa es una arista fuerte de la batalla cultural.
El lenguaraz presidencial define la educación y el conocimiento como un “recurso fundamental”; por supuesto que no es una noción que se le haya ocurrido a él, porque es la noción que responde a la razón instrumental que alimenta a las derechas, ultraderechas y al confundido progresismo-liberal o filiales latinoamericanas de la socialdemocracia europea.
De ahí que nos hablen de la educación como “servicio esencial” (el voucher es un dispositivo de ese servicio), todas estas nociones son las que alejan a la educación como derecho humano.
Los dichos de Bertie sobre “derecho individual”, se inscriben en la misma lógica de servicio educativo, en otros términos: algo de lo que se puede prescindir o hay que pagar. “…no te podés dar el lujo de mandar tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller…”, afirmó en su ejemplo a la periodista.
Seguramente, el diputado de la LLA, en su condición de funcionario público debería saber que sus “creencias” emanadas de las fuerzas del cielo, entran en franca contradicción con la Ley 26.061 de Protección Integral de los Niños, Niñas y Adolescentes, que dispone:
“ARTICULO 7° – RESPONSABILIDAD FAMILIAR. La familia es responsable en forma prioritaria de asegurar a las niñas, niños y adolescentes el disfrute pleno y el efectivo ejercicio de sus derechos y garantías. El padre y la madre tienen responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos. Los Organismos del Estado deben asegurar políticas, programas y asistencia apropiados para que la familia pueda asumir adecuadamente esta responsabilidad, y para que los padres asuman, en igualdad de condiciones, sus responsabilidades y obligaciones.”
Sería pertinente, por las apreciaciones del señor diputado y las sugerencias para el trabajo infantil, saber cuándo trabajó en un taller y a qué edad, porque parece ser que ahora en su nueva tarea, además de dar entrevistas periodísticas, en los casi 4 meses que lleva cobrados como diputado de la Nación por La Libertad Avanza, sólo tiene un proyecto de declaración firmado en colaboración con su compañera de bloque Lilia Lemoine, en repudio a una agresión que habría sufrido el señor presidente el 10 de diciembre, día de la asunción.
A pesar de ser secretario en la comisión de Presupuesto y Hacienda y tener vocalías en Análisis y Seguimiento de Normas tributarias y Previsión; Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia; Economía; Finanzas.
Es interesante que el diputado haga públicas sus creencias sobre Educación, mientras no se le cae una sola idea que esté plasmada en algún proyecto en alguna de las comisiones que habita y por las que cobra un salario que tal vez podrían necesitar algunas familias para que sus hijos no tengan que trabajar y puedan ir a la escuela.
Acaso no vale aquello de “el que no trabaja no cobra”, o tal vez, habría que implementar un mecanismo para que le llegue un mail que le anuncie que ha perdido su condición de diputado nacional por no tener productividad o simplemente por pertenecer a la “casta”.
Fuente: https://tramas.ar/2024/04/09/esclavitud-si-escuela-no/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.