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Morena vs los delincuentes del pasado (muy presente)

Fuentes: Rebelión

Ante las críticas expresadas hacia el actual gobierno y sus medidas, por parte de políticos con carreras bastante cuestionables, como Ernesto Zedillo o Ricardo Anaya, los medios masivos aparentan que sólo este tipo de personajes fueran los que se oponen a la 4T, mientras otras voces con mayor legitimidad son ignoradas o declaradas inexistentes.

Cualquier votante de Morena podrá sentirse confiado de haber tomado la elección adecuada cuando ve en los medios que los únicos que atacan a sus políticos preferidos, son personajes con antecedentes políticos bastante oscuros, cuando no francamente penales.

Sin embargo, esta es una estrategia muy fructífera para el actual gobierno, que se presenta como un faro de calidad moral aún cuando está rodeado de personajes cercanos a quienes los critican, un ejemplo de ello es Esteban Moctezuma Barragán, secretario de gobernación de Zedillo y mano derecha de Ricardo Salinas Pliego.

Pero aún suponiendo que estos viejos cómplices, perdón, colaboradores de políticos que tienen sobradas razones para ser cuestionados, Morena, aún bajo la batuta de su líder moral máximo, optó por no enjuiciar o siquiera promover juicios en contra de tales personajes.

Pero con qué calidad moral podría realmente Morena perseguir a Zedillo, por el crimen de Estado que representó Acteal en diciembre de 1997, cuando el abogado de los que llevaron a cabo esa masacre es hoy uno de los cuadros más valiosos de Morena: Hugo Eric Flores Cervantes, defendido por López Obrador mismo.

No es casual que Morena prefiera tener a Anaya como senador panista que siguiendo un merecido proceso legal por corrupción y enriquecimiento ilícito; es mucho más funcional a las necesidades del partido ahí pretendiendo ser crítico y rebelde, cuando no representa absolutamente a nadie, o a una minoría que es políticamente irrelevante.

Cuando el pan se pone cada vez más escaso hay que recurrir más al circo, y este circo de tres pistas que representa la política nacional sabe cómo mantener la atención del público en pugnas superfluas y cajas chinas.

Mientras tanto, las organizaciones populares, ya sea de trabajadores y trabajadoras o de madres buscadoras, que están resistiendo o atendiendo a la emergencia nacional que representan la precariedad y la inseguridad, un tema que realmente tiene a todo México en vilo, son olímpicamente ignorados cuando no revictimizados por la agenda mediática.

Y es justo llamarle agenda mediática, porque en ella se encuentran enfrentados los intereses de un grupo político frente a un conglomerado empresarial, en ambos casos defendiendo los temas que les son relevantes a ellos.

Esto no es muy distinto de lo que pasó durante el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976), que a la sazón fue uno de los más sangrientos para México, al menos hasta que llegó Calderón, otro espantajo que está ahí paseando libre para cuando Morena necesite recordarnos porqué son la única y auténtica opción de izquierda.

La extrema individualización y distanciamiento social en que vivimos no es producto de Morena, pero es una condición muy favorable que para este o cualquier partido que por carencia de programa (Morena) o porque es explícitamente autoritario (la posible ultraderecha por venir), pueda hacer su agosto.

Tarde o temprano tendremos que organizarnos para defendernos como sociedad civil, pero es probable que, si lo dejamos para más tarde, ya no quede nada por defender, ni nadie con quien hacerlo.

@PacoJLemus

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.