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Akal edita La libertad en lontananza. Ensayo sobre Chéjov, del filósofo Jacques Rancière

Cuentos rusos sobre la vida y la libertad, el progreso y la servidumbre

Fuentes: Rebelión

Autor de cuentos y obras teatrales, adscrito al realismo literario, el escritor ruso Antón Chéjov (1860-1904) también ejerció de médico; fue autor de relatos como Los campesinos, de 1897, que aborda el retorno al pueblo -con su familia- del mozo de un hotel de Moscú; La dama del perrito (1899), sobre la relación adúltera de un banquero (Dimitri Gúrov) y una mujer (Anna Serguéyevna); o el libro de viajes La isla de Sajalín (1895), que trata de su experiencia en esta ínsula del Imperio ruso.

Además como dramaturgo (La Gaviota, Tío Vania o El jardín de los cerezos) y autor inserto en el naturalismo, ideó una técnica denominada “de acción indirecta”; este método daba importancia al detalle de la caracterización e interacción entre personajes, más que al argumento.

En resumen, se ha considerado a Chéjov un escritor crítico con la sociedad de su tiempo: Rusia antes de la Revolución de 1905, bajo el control de la autocracia zarista (Alejandro III y Nicolás II).

Jacques Rancière (Argel, 1940) es un destacado pensador francés y profesor emérito de Filosofía de la Universidad de París VIII (Saint-Denis); el filósofo y crítico literario escribió en sus inicios sobre el proletariado; además fue discípulo durante un tiempo del  filósofo marxista (estructuralista) francés, Louis Althusser, y reflexionó sobre la educación, la igualdad y la emancipación intelectual (El maestro ignorante, de 1987).

Rancière ha publicado textos de Estética y sobre cine; por ejemplo, Akal editó en 2023 el ensayo El tiempo del paisaje. Los orígenes de la revolución estética, en el que el intelectual francés aborda un siglo de debates sobre el arte paisajístico (los puntos de vista de filósofos como Kant o Burke, y poetas como Wordsworth introducen al lector en la materia).

En junio de 2025, Ediciones Akal ha publicado otro libro de Jacques Rancière, La libertad en lontananza. Ensayo sobre Chéjov, de 112 páginas. “Los cuentos de Chéjov presentan múltiples versiones de un escenario simple: cualquier cosa podría suceder”, apunta la introducción de la editorial; añade que el narrador ruso “no se rinde, persiste en acompañar a sus personajes a esos lugares donde sus vidas podrían dar un vuelco”.

El autor comienza con un relato corto titulado Ensueños, que Antón Chéjov escribió a los 26 años y que le llevaría a considerarse un “escritor de verdad”; en una lectura sencilla, afirma Rancière, se trata de tres hombres que transitan por un camino sin que -cuando concluye el cuento- hayan alcanzado el destino.

“La acción no es más que una simple rutina de la vida en el campo: dos policías llevan a un vagabundo a la ciudad”, añade el filosofo; a este necesitado le espera una posible deportación a Siberia.

La narración adquiere profundidad a partir del temperamento del vagabundo, quien no parece serlo y tampoco conoce su nombre; puede que el mendigo fuera de origen campesino, pero su madre se habría desempeñado como sierva en una casa señorial y por ello le dio una buena educación.

Así, en el diálogo entre Ptaja (uno de los personajes) y el mendigo, concluye Rancière respecto a éste: “Se ha convertido en un personaje típico de la ficción moderna: un bastardo, en parte noble, en parte plebeyo, pero también un compendio de la historia de su país, la ‘sucia’ tierra de esclavos y señores (…)”.

Basándose en otro relato -extenso- de Chéjov –Tres años-, el autor de La libertad en lontananza aborda la cuestión de la servidumbre, abolida en 1861 por el zar Alejandro II; Tres años cuenta la historia de amor, desdichada, entre un joven burgués (Alexei Laptiev) y la hija de un médico rural (Julia Serguéerovna); pero es también la historia de una Rusia en decadencia, la de finales del siglo XIX.

Pese a estar destacado en el título, el tiempo del relato resulta indiferente (podía haber sido cualquier otro); en este caso, lo que importa es una existencia afectada por la herencia de la servidumbre; además el protagonista, Alexei Laptiev, presenta algunos rasgos de Chéjov, como ser nieto de un siervo, hijo de un hombre autoritario que regentaba un negocio y también una persona ahogada por la religión.

“Esta educación en la servidumbre ha hecho de Laptiev un individuo pequeño y flaco, consciente de su insignificancia física. También lo ha convertido en una persona de voluntad débil, temerosa de cualquiera que tenga la menor autoridad: los conserjes y los porteros, así como los agentes de policía”, explica el pensador francés.

En las obras del narrador ruso aparecen personajes de diferente condición y que exponen sus razones, a menudo contrapuestas; Rancière menciona el caso de Iván Dimítrich Grómov en la novela breve de 1892 El pabellón número seis, que aborda el tema de la locura; Grómov es un personaje de origen noble y exsecretario del tribunal, que expone su razón de indignado frente a la de los complacidos, los conformistas o los cínicos.

El protagonista con sus argumentaciones puede hallarse además en La casa del entresuelo, subtitulado Relato de un pintor, de 1896; en esta narración corta, la joven de buena familia Lyda Voltchaninova confía en la ciencia y la educación -la creación de bibliotecas y hospitales- para mejorar las condiciones materiales del pueblo.

Esta visión progresista es la que plantea el doctor Blagovo en Historia de mi vida; defiende el progreso humano, la civilización y la cultura, el “radiante” porvenir de la humanidad; pero otros personajes rechazan estos principios y anteponen la vida del espíritu.

En este libro de 1896, un veinteañero de un municipio de provincias, Misail Poloznev, se cuestiona la realidad del mundo en el que vive y paga el precio por preservar su libertad; a Misail no sólo le desagradan los oficios de la época y la banalidad de las elites, sino que también se opone a un padre tirano; es en parte esta aversión, la que  le lleva a abandonar su familia.

Pero en el ensayo de Akal, Rancière se fija en la hermana de Misail Poloznev, Cleopatra. ¿En qué punto radica el interés de esta mujer que durante mucho tiempo representó el papel de la sumisión doméstica?

“Un día, sin embargo, su amiga Anna y el hermano de esta, el doctor Blagovo, la llevaron de pícnic al pueblo donde trabajaba Misail, y ella percibió en la alegría de esa jornada en el campo, el aliento de otra vida posible”, concluye Jacques Rancière. Una vida que le alejara de su destino de ama de casa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.