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Entrevista al economista político Julio Gambina

«A pesar del cambio de ministro, hay voluntad política de avanzar en el acuerdo con el FMI»

Fuentes: Rebelión

-Buenas noches, Mario. Un gustazo grande. Está bueno comenzar con el recordatorio de la muerte de Etchecolatz y quizás la condena a los asesinos de Campo de Mayo que tiraban gente desde los aviones. Todo lo que ha sido posible por la lucha del Movimiento Popular de Derechos Humanos para que se anularan las leyes de impunidad y se pudieran juzgar a estos asesinos. O sea que muy bien la recuperación de la memoria histórica.  

-Sí, y también… por ahí recuerdo… no sé si fuiste vos o quién, en la asamblea que se hizo en ATE con respecto a la deuda el pasado 20 de junio, que señaló que si pudimos con estos asesinos también vamos a poder con la anulación de la deuda. 

-Vos sabés que en un programa de televisión me preguntaron si era posible anular el acuerdo con el FMI y yo recordé que cuando era secretario parlamentario de Floreal Gorini, diputado comunista, presentamos una Ley de anulación del punto final y la obediencia debida y todos nos decían que éramos utópicos. Que solo lo que se podía hacer, y se hizo en ese momento, fue la derogación de las leyes de la impunidad. Pero luego las movilizaciones populares del 2001 y 2002, y en condiciones de un nuevo gobierno en el 2003, el proyecto fue representado por Patricia Walsh como diputada de la Izquierda Unida, y empujada por el Poder Ejecutivo, por el presidente Néstor Kirchner, y salió la Ley de anulación del punto final y de obediencia debida. O sea que la dinámica popular, organizada y movilizada puede empujar a que la política tome decisiones. En este caso que el Congreso apruebe una ley que es la que ha permitido la continuidad de los juicios, las prisiones, las condenas. Faltaría mucho, pero es muy importante lo que se ha hecho y en eso Argentina destaca de cómo se ha procesado en otros países este tema.  

-Julio, la realidad política y económica de nuestro país está teñida por la renuncia del ministro Guzmán al ministerio de Economía. ¿Qué análisis te merece este cambio? 

-Mirá, lo primero que hay que decir que esto fue, es y continúa siendo una crisis política de la coalición gobernante. Hubo muchos que se pusieron la gorra de nuevos jefes de la gestión política y económica de la Argentina, todo dentro de la propia coalición del Gobierno. El viernes tuviste un discurso del Presidente, el sábado un discurso de la Vicepresidenta. En medio del discurso la renuncia del Ministro. Más elementos de ruido y tensiones políticas en el oficialismo no podrían ser. Las versiones del día domingo al mediodía eran que la tercera pata de la coalición, Sergio Massa, sonaba como Jefe de Gabinete, para dirigir el Banco Central, el ministerio de Economía, la AFIP, algo así como la suma del poder público. Y finalmente terminó siendo un cambio de ministro.  

Ahora tenemos una ministra que todavía no ha hablado oficialmente, pero algunas cuestiones han señalado. Primero, continuar con el acuerdo con el FMI. Ahí hay un problema central y serio porque continuar con el acuerdo con el FMI supone continuar y profundizar la línea de ajuste fiscal y la línea de ajuste contra la población. La ministra la primera palabra que dijo es que está interesada en el equilibrio fiscal. El equilibrio fiscal es seguir reduciendo el gasto, mejorando la recaudación y eso supone líneas de ajuste en gasto público social, en el salario de los trabajadores estatales a distintos niveles. Muchos recuerdan su paso por la función pública en la provincia de Buenos Aires como ministra de Economía de Daniel Scioli, del 2011 hasta el 2015, y ahí quedó claro, nos cuentan los trabajadores estatales, los administrativos, los docentes, que era muy dura para pelear esas actualizaciones salariales y, por lo tanto, el ajuste avanzó con negociaciones de pago en cuotas del aguinaldo incluso.  

Así que los anuncios que hasta ahora se hacen son de continuidad con el acuerdo con el FMI, reducir el déficit fiscal y avanzar con la política de ajuste de una manera muy importante, incluso con un criterio de que la forma de combatir la inflación, si bien dicen que es multicausal hay que ver las causas una por una y erradicarlas una por una. En ese sentido si la consideración previa es el equilibrio fiscal hay que pensar que ya no se trata de tranquilizar la economía, como decía Martín Guzmán, sino de estabilizar la economía que es tratar de frenar la puja distributiva.  

Cada vez que se para la puja distributiva se ataca a los sectores de menor capacidad de disputa, a los ingresos populares ya sean salarios, jubilaciones y beneficios sociales, y, por lo tanto, lo que se augura es un segundo semestre, que empezó hace unos días, el 1º de julio, prácticamente con la crisis política en el gobierno, el cambio de ministro y una proyección para el gobierno bastante complicada.  

La ministra dice que el tipo de cambio actual es competitivo, que no va a devaluar como pide el poder económico, pero que van a continuar con la aceleración de la actualización del dólar oficial. Algunos señalan que se acabó el ancla que estaba planteado para la inflación de contención del movimiento del dólar. Obviamente, el poder económico sigue presionando, presionó el fin de semana con un intento de disparada del dólar. Ayer y hoy el dólar paralelo bajó, pero aumentaron todos los otros tipos de cambio alternativos, inclusive el oficial.  

Hay una presión muy fuerte, incluso en los mercados internacionales, con bonos de la Argentina que se deterioran con el crecimiento del riesgo país. El Gobierno lanza un discurso que hay que verificar con las medidas que lanza la ministra de continuidad de la política. El poder económico sigue presionando para que en la puja distributiva el excedente económico sea apropiado por las grandes patronales. Un tema curioso e interesante es que la propia vicepresidenta el día sábado rescata un indicador del INDEC que remite a la distribución factorial o funcional entre patrones y trabajadores, dónde dice que en el 2021 la economía creció, pero que creció desigual a favor de los patrones y en detrimento de los ingresos salariales de trabajadores y trabajadoras.  

-Perdoname que te interrumpa porque el jueves estaba leyendo a un editorialista en La Nación. Carlos Pagni hace referencia al informe del staff del FMI y dice que el mensaje central del informe está en la página 13. Allí se establece a partir de esta futura revisión una gestión más disciplinada del gasto, pone el foco en los subsidios a la energía, que en vez de reducirse aumentaron, enumera los rubros sobre los que hay que afilar las tijeras para compensar esas expansiones. Habla del subsidio al transporte, de las transferencias discrecionales a provincias y a empresas públicas. Indica una gestión prudente de los salarios del gobierno federal para que queden congelados como porcentaje del PBI, las jubilaciones deben reducirse, es decir, deben evitarse los ajustes sobre las pensiones en el sentido de mejorarlas. Establece que hay que comenzar a preparar una reforma previsional para garantizar la sostenibilidad de este tema. Es decir, más se aprieta. Entonces la pregunta que te quiero hacer, la semana pasada conversando con Carlos Aznárez, director de Resumen Latinoamericano decíamos ‘ hay que mirarse en el espejo de Ecuador’, en el sentido de lo que significaron las medidas del FMI para ese país. ¿Vos ves entonces que esta política en relación con el FMI va a continuar? ¿No va a haber renegociación de la deuda como es la expectativa de algunos sectores?  

-Mirá, hoy no. Te diría que hay algunos sectores del Frente de Todos que te piden revisar el acuerdo con el FMI, pero hoy eso no existe. Salvo que mañana la ministra me desmienta y cuando empiece a operar empiece a plantear una renegociación. El martes pasado tendría que haber estado Martín Guzmán renegociando con el Club de París, no fue porque renunció. Obviamente, la nueva ministra reagendará la entrevista con el Club de París. Pero digamos que Martin Guzmán hizo la renegociación con los privados, con el FMI y ahora iba por el Club de París. El imaginario era que después de eso todo se ordenaba porque los propagandistas de la política pública dicen ‘pateamos la pelota para adelante y cuando empiecen a vencer los vencimientos en serio, con recursos propios, ahí quizás venga un proceso de renegociación’. Yo no veo que haya en lo inmediata revisión.  

Muchos de nosotros, vos estuviste en la asamblea de la Autoconvocatoria por la suspensión de pagos de la deuda y auditoría el lunes 20 de junio. Ahí lanzamos entre muchos otros temas de campaña política y popular la convocatoria a una gran marcha el 9 de julio. Aprovechamos para decir que será a las 14:30 en el Obelisco para marchar hacia Plaza de Mayo, una movilización que va a ser conmemorando el 9 de Julio, Día de la Independencia, donde planteamos la anulación del acuerdo con el FMI, el rechazo.  

Como muy bien señalás, y lo dice la fuente, nada menos que unos de los columnistas estrella de La Nación, donde plantea las reformas estructurales que el gobierno tanto dijo que el FMI no pedía. Está claro que están pidiendo reforma previsional, reforma laboral. Por eso te digo que más allá del barniz con que se presente a la nueva responsable del ministerio de Economía aquí lo que hay es una voluntad de avanzar con el acuerdo, lo que pone de manifiesto la escasa voluntad política del Estado para avanzar en una política antiinflacionaria que resuelva la demanda de los sectores populares.  

No hay despliegue de instrumentos o de iniciativas para transferir el costo de la crisis a los sectores más concentrados del capital. Por eso el capital más concentrado se apura, y cuando ve la crisis, la renuncia del ministro, tensiones en la coalición del gobierno hasta encontrar el reemplazante lo que hace es presionar especulativamente con el aumento del tipo de cambio. 

Hay un descontento generalizado porque la política no resuelve la vida cotidiana 

-Cómo se entiende esto en el contexto de un planteo que parece haber tomado La Cámpora y Cristina de un salario básico universal, porque eso implica un incremento de los gastos. 

-Bueno, fijate que el propio Juan Grabois, le mandó un tweet diciendo que «más que saludarla espero que use la lapicera para establecer el salario universal». La vicepresidenta levantó lo que representa la AUH, está claro que desde el 2001, o si querés digamos desde el 2002 con la gestión de Duhalde y el plan Jefes y Jefas de Hogar, lo que ha crecido es la política social compensatoria. Ahora yo te di el dato del año pasado y podemos ver el del 2020. 

Cuando se anunció el IFE 12 millones de pobres se anotaron para recibirlo, 9 millones fueron los beneficiarios. Estamos contando por millones a los beneficiarios de políticas sociales. Pero la política social no mueve el amperímetro del gasto público. Si vos analizás los datos oficiales del gasto público en la Argentina, el primer gasto público son los subsidios a las empresas, vos recién lo mencionabas. Relatándolo a Pagni, el dato Nº 1 del gasto público es el subsidio a las empresas, el gasto Nº 2 es el pago de intereses. La política social aparece muy atrás. Muchas veces se considera que el gasto previsional está primero, pero no se tiene en cuenta que al gasto previsional hay que restarle los ingresos genuinos de las retenciones de las trabajadoras y los trabajadores, y los aportes de las patronales, por lo cual como gasto previsional hay que considerar solo el remanente entre los ingresos genuinos y el gasto total. Por eso el gasto previsional no aparece ni en primero, ni en segundo lugar. Y el gasto social, de beneficio social, tampoco mueve el amperímetro del gasto público.  

Entonces, se puede entender fácilmente que puede haber una política social como esa, si es que llega a haber. Porque por ahora está la presión de la vicepresidenta, está la presión de algunos movimientos populares, hay algunas opiniones de quienes dicen «hay que hacer esto», ahora también hay que ver cuál es el nivel, vos pensá que el salario mínimo vital y móvil, que se viene actualizando año a año y que está asociado a la jubilación mínima está muy lejos de las necesidades de ingreso para superar la línea de pobreza, ni hablar de la línea de indigencia. Entonces, tranquilamente puede haber paliativos y no me llamaría la atención de que pueda haber algunas políticas que generen gasto, como ha habido en estas horas. Ayer y hoy lo que ha habido es un crecimiento de la emisión monetaria para resolver la cotidianeidad ante la continuidad de corridas cambiarias que están planteadas en el país para que el Banco Central resuelva su situación. ¿Cómo lo van a resolver en la cotidianeidad? Es lo que estamos diciendo que habrá que ver. Lo importante me parece es que además de qué hace el gobierno, qué hace el poder económico en su presión especulativa, lo que hay que ver es qué hace la sociedad.  

Yo lo que percibo es que hay un descontento generalizado en que la política no resuelve la vida cotidiana, pero ese descontento hay que transformarlo en protesta, en capacidad de organización y por eso me parece que es muy importante la articulación que se ha generado para el 9 de julio, que involucra a la izquierda parlamentaria, a sectores del Frente de Todos y a sectores de la izquierda plural y social que está contenida en la Autoconvocatoria por la suspensión de pago y auditoría de la deuda, lo cual va conformando un panorama más que interesante.  

Ojo, no va a ser solo una movilización en la Ciudad de Buenos Aires como foco de visibilidad de la resistencia, sino que se va a desplegar y desarrollar en varias ciudades del interior del país. O sea que va a haber una movilización más que interesante en el Día de la Independencia, el 9 de julio, para poner en evidencia que la Argentina no puede seguir subordinada al cogobierno con el FMI, que además entrega un informe de evolución de las cuentas públicas de Argentina en el primer trimestre laudatorio. Anticipo que en el segundo trimestre también va a ser laudatorio, que es hasta donde estuvo Guzmán. Porque hay muchas de las exigencias que se consideran que hay que cumplirlas anualmente y, por lo tanto, aquello que no se cumplió hasta marzo o junio hay tiempo para cumplirlo hasta diciembre de este año. Por eso es que el segundo semestre es un semestre de ajuste. 

El problema central es la construcción de alternativa política 

-Ahora, con respecto a la movilización del 9 de julio que tiene un eje claro respecto del tema de la deuda. No veo tan claro que se levante un programa alternativo.  

-Es correcto lo que decís. Yo te diría que el problema central es la construcción de alternativa política más general. Nosotros sacamos una nota firmada por Claudio Katz, Eduardo Lucita y la suscribí yo también, que de alguna manera venimos trabajando en conjunto en la Autoconvocatoria por la suspensión de pagos. En el propio título decimos ‘ganar las calles y construir alternativa’, porque eso es lo que falta en la Argentina. Muchas veces cuando a mí me preguntan digo ‘está el gobierno y la oposición con capacidad de ser gobierno’, pero hay otra oposición que es la oposición de izquierda, que en el Parlamento tiene una labor muy digna, que en la calle, en las movilizaciones también, pero todavía no constituye una opción alternativa de gobierno en la Argentina. Por eso hay que discutir cómo se generan lazos de vínculo entre una izquierda plural, social que no está contenida en la izquierda parlamentaria.  

Las virtudes de la izquierda parlamentaria y las virtudes de la izquierda plural social, y las virtudes de una izquierda que todavía acumula en la perspectiva del Frente de Todos, porque hay un imaginario que la correlación de fuerzas da para el que gobierna sino viene la derecha. El tema es cómo generar una articulación que contenga la convocatoria a sectores incluso, muchos sectores del Frente de Todos que están decepcionados con el accionar, no solo por la firma del acuerdo con el FMI, sino por no avanzar en el caso de Vicentín… 

-De la Hidrovía también… 

-Sí, hay muchísimos temas. El tema del agua en Mendoza, los legisladores del Frente de Todos votaron con los legisladores de la oposición de derecha que en la provincia son oficialismo, y la movilización popular fue inmensa para revertir las leyes que iban promoviendo el destino del agua para la megaminería. Así podríamos ver lo que pasó en Chubut también. Los autoconvocados docentes en San Juan, una movilización espectacular que se replica en varias provincias… 

-La de La Rioja lleva seis semanas.  

-¡La Rioja! Claro.  

-Sí, es un gobierno que uno puede percibir… bueno yo siempre suelo parar en un bar a la mañana a leer los diarios y distintas cosas, y uno lo que percibe del público que concurre, en su mayoría gente que votó al Frente de Todos, que dicen ‘no los vuelvo a votar, pero tampoco lo voy a votar a Macri’. 

-Por eso creo que el tema es que hay que construir una alternativa política. La verdad es que es muy difícil porque hay una situación mundial, global, donde los últimos años se cayó el imaginario social de que se puede construir una alternativa, vamos a decirlo con todas las letras, al orden capitalista. Pese a que hay una crisis mundial inmensa agravada por la pandemia, agravada por la guerra, con precios que se disparan globalmente, con una pobreza y desigualdad que crecen en todo el mundo, el horizonte alternativo está bastante obturado. Fijate, pensá en América Latina qué importantes son algunos procesos de movilización que van derivando en cambios políticos, pero cambios políticos que se hacen difíciles porque no terminan de construirse como alternativa política.  

Estoy hablando de Perú, de Chile, ahora habrá que ver en Colombia cuando asuma el gobierno, el imaginario que hay sobre Brasil, las luchas históricas recurrentes en Haití que no terminan de materializar. Bueno, hay un horizonte muy interesante en América Latina, Bolivia, el golpe de estado duró apenas un año. Ahí hay una dinámica más que interesante, fijate que ganó la derecha en el Ecuador… 

-Pero a un año ha perdido todo apoyo. De un 70% con el que asumió a un 30% en la actualidad. 

-El problema es que no está claro el proyecto alternativo. En un programa de TV me preguntaban ¿qué hace la Argentina rechazando al FMI? ¿Se le viene todo en contra? ¡No! La Argentina preside la Celac, por ejemplo. ¿Qué pasaría si la Argentina lleva a la Celac la propuesta de que va a confrontar al FMI, plantear iniciativa compartida de la Celac en ese plano, plantear la nueva arquitectura financiera en la región latinoamericana y que, por lo tanto, la Argentina no tenga que mirar al FMI y al Banco Mundial, al Sistema Financiero Internacional? Sino pensar lo que se decidió en la Argentina en el 2009, en la Unasur, que fue creada una comisión financiera que lanzó una nueva arquitectura. 

El ministro de Economía de Bolivia en aquel entonces, hoy Presidente de Bolivia, propuso que ya tenían los fondos para constituir el capital del Banco del Sur, que nunca empezó a andar. Pero sugería que las reservas internacionales de América Latina sean gestionadas por el Banco del Sur.  

Bueno, esas ideas están, el tema es que hace falta que alguien empiece a mover el dominó desde la política y desmontar que por la famosa correlación de fuerzas ‘no se puede’. No se puede porque nadie empieza a plantearlo y a generar un clima de confianza y articulación.  

Y lo estoy diciendo para América Latina y el Caribe, pero obviamente valen también para nosotros. Cuando se mueve el continente dinamiza todo. El mejor momento de la Celac fue la presidencia cubana del 2013 y qué bien le vendría a Cuba que Argentina patee el tablero del sistema financiero internacional confrontando con el FMI. Claro, ¿vas a tener represalias? Por supuesto. EE UU viene desplegando en los últimos años sanciones unilaterales, ayer a China, antes de ayer a Cuba y a Venezuela, recientemente a Rusia y eso ha generado un desorden global y este resultado de mayor desigualdad, extensión de pobreza y problemas de los humildes en todo el mundo. Pero bueno hay que generar las condiciones para que desde cualquier parte del mundo se impugne la política, la lógica de la política de acumulación del gran capital. Argentina podría hacerlo si desea confrontar con el FMI. Pensá que empezamos el programa hablado de la anulación de las leyes del punto final. Si se pudieron anular las leyes del punto final, te pregunto ¿por qué el movimiento popular no puede empujar que se anule un acuerdo tan nefasto como el que se hizo con el FMI?  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.