El fondo dinerario disponible en caja, y ya en uso, para paliar los severos daños materiales producidos por el huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez, ambas poblaciones del sureño estado de Guerrero, es de 60 mil millones de pesos (más o menos 3 mil millones de dólares).
Pero el presidente de México ya anunció que se puede disponer, con recursos propios y sin contraer deudas, de diez veces más esa cantidad, es decir, 600 mil millones de pesos, esto es, 30 mil millones de dólares.
De modo que puede afirmarse que las dos localidades afectadas recibirán el auxilio necesario para su reconstrucción y regreso a la normalidad. Pero la derecha mexicana piensa y dice que no habrá reconstrucción. O que ésta tardará décadas.
No es de extrañar esta postura ideológica y política del conservadurismo. La derecha quisiera que así fuese. Y que el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) sea incapaz de superar y remediar la catástrofe. Quisiera que el pueblo se decepcionara del gobierno obradorista y que en las próximas elecciones ese mismo pueblo sufragara por los conservadores.
Esos deseos son pura ilusión, sólo fantasía. La reconstrucción en Guerrero ya está en marcha. Miles y miles de trabajadores, soldados, marinos, guardias nacionales, servidores públicos y muchos voluntarios están dedicados a concretar esa reconstrucción en el más breve plazo posible.
Por lo pronto, ya están llegando cientos de toneladas de alimentos, agua, ropa, material sanitario y otros artículos de primera necesidad. Y también ya están trabajando cientos y cientos de trabajadores de la salud (médicos, enfermeros, paramédicos y rescatistas).
No han faltado hospitales de campaña ni cocinas rodantes para proveer de alimentos calientes a los damnificados. Y lo mismo puede decirse de vehículos, maquinaria pesada y miles de toneladas de materiales de construcción.
Tan veloz y tan eficaz ha sido el auxilio del gobierno de López Obrador a los guerrerenses que no hay duda de que en el momento de los comicios la población de Guerrero y de todo México volverá a sufragar por la 4T.
Y eso a pesar de la masiva campaña mediática del conservadurismo para desprestigiar al gobierno obradorista. Guerra sucia, propaganda negra, desinformación, mentiras y calumnias se integran en el bagaje mediático de la derecha.
Sólo que, como dice el pueblo, no puede taparse el sol con un dedo. Y la realidad acaba por imponerse.
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