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Adelantando por la derecha

Fuentes: Rebelión

La Comisión Especial de Consensos del Congreso concluyó el pasado martes por la noche con 4 alternativas para superar el conflicto de las autonomías y destrabar la crisis política en Bolivia. Edmundo Novillos (MAS), presidente de la cámara de diputados, explicó las cuatro propuestas: 1) Muerto el perro, muerta la rabia (excluir de la Carta […]

La Comisión Especial de Consensos del Congreso concluyó el pasado martes por la noche con 4 alternativas para superar el conflicto de las autonomías y destrabar la crisis política en Bolivia. Edmundo Novillos (MAS), presidente de la cámara de diputados, explicó las cuatro propuestas: 1) Muerto el perro, muerta la rabia (excluir de la Carta Magna el capítulo dedicado a Autonomías), 2) más vale pájaro en mano que cientos volando (mantener su redacción actual), 3) nunca es tarde si la dicha es buena (realizar modificaciones) y 4) éramos poco, y parió la abuela (elevarlo a otro referéndum dirimitorio). Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho. Dicho de otra manera, cuarto intermedio y hasta mañana a las diez.

Esta instancia está formada por: a) presencia parlamentaria, b) constituyentes, y c) vicepresidente de la Republica. Hemos ido de una Asamblea Constituyente, con su Comité de Concordancia y Estilo y su Comité de Concertación (véase artículo 70 del propio reglamento), al Comité Suprapartidario, pasando por la Comisión Política, llegando a la Comisión Especial de Consensos del Congreso. Vaya mareo con tanto comité. ¿Cuál será el siguiente paso? PODEMOS ya habla de Congreso Constituyente, cosa que sería tan absurda como sui géneris. Rizando el rizo, podríamos crear el grupo de las 4C (Comisión de Constituyentes y Constituidos para el Consenso). Tiempo al tiempo.

Esta Comisión Especial de Consensos del Congreso también identificó ocho puntos de disensos para buscar consensos. Prácticamente toda la constitución. ¿Cómo si no se supiera ya cuáles son los disensos? ¿Para esto, tanta comisión? Hace un par de días, el viceministro de descentralización, Fabian Yaksic, consideró que se avanzó bastante en el trabajo de búsqueda de acuerdos. Nadie duda del esfuerzo, buena fe y tesón del MAS para dialogar y buscar consensos. Hay muestras «para dar y regalar». Unos y otros se han estado desafiando en una carrera de dialogantes, donde gana quién más dialogue. Todos presumen de ser más dialogante que el otro. Tu dialogas, pues yo más. Prueba inequívoca de ello son las últimas declaraciones del vicepresidente, Alvaro García Linera, proponiendo una pausa o tregua de 60 días para encontrar soluciones a través del trabajo de la comisión de consensos. Debe ser que han dialogado poco desde el año pasado.

Mientras tanto, la oposición hipócritamente continúa con su dialogo, pero dando pasos agigantados en sus objetivos. Ha adelantado por la derecha al MAS, siendo éste el elegido para gobernar este país tanto en el congreso como en la asamblea constituyente. La facilidad poliédrica de la derecha le permite hacer y decir cualquier cosa sin más ética que la de sus propios intereses. Han colocado al Estatuto Autonómico al mismo nivel que la Constitución Política del Estado, si no por encima. Algo tan inaudito como ilegal. ¿Quién es la ley de leyes? Han logrado fijar un referéndum autonómico para Mayo, sin congreso ni senado, y mucho menos con Asamblea Constituyente. Sin embargo, simultáneamente, están presentes en todas las comisiones de dialogo habidas y por haber. Por un lado, Oscar Ortiz (de PODEMOS y presidente del senado) actuó declarando que aún no se llegan acuerdos pues son temas muy complejos los que se están tratando. ¡Y tanto! Por el contrario, ayer mismo, Branco Marinkovic hablaba de dialogo hipócrita dejando bien claro lo que piensa de todo esto. El ladrón se piensa que todos son de su misma condición.

¿Pero que gana el MAS con todo esto? Nada. Se desgasta, se dividen, se desdicen… Baila al compás del otro. No maneja la agenda. No propone ni expone los contenidos de la «impaciente» Constitución Política del Estado… Dialogantes, lo son. De eso no cabe ninguna duda. Pero, ¿hasta dónde este dialogo? ¿Forma esto parte del proceso constituyente?

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