Foto: Reproducción Teldat Home
Traducido del portugués para Rebelión por Susana Merino
El investigador de Unicamp destaca que la disputa sobre la tecnología 5G será prevalentemente más política que técnica.
Una vez más las cuestiones geopolíticas relacionadas con el futuro de la inteligencia artificial y el internet de las cosas (IOF según las siglas en inglés) ha colocado nuevamente a China y a los EEUU en el ring geopolítico de la disputa sobre la hegemonía global. El softpower y la tecnología 5G tienen poco que ofrecer a los usuarios en comparación con las ventajas que ofrecerá a las grandes empresas y a los Estados. “Las redes deben servir para poner de manifiesto las demandas corporativas de la industria y del sector servicios como, por ejemplo, automóviles interconectados y autónomos, y sistemas de videovigilancia. Algo que está siendo considerado la “cuarta revolución industrial” (“o industria 4.0”), manifiesta Diego Vicentin profesor e investigador de la Universidad Estatal de Campiñas – Unicamp en una entrevista por email concedida a IHU on-line.
En cuanto a las diferencias entre las tecnologías chinas y estadounidenses el profesor pone de manifiesto que por lo que se sabe hasta ahora no existen grandes diferencias tecnológicas entre ambos modelos pero que el punto esencial lo constituye la cuestión política de la posibilidad de control de las informaciones. La preocupación del gobierno de los EEUU, especialmente la de la administración Trump, se relaciona con la creciente importancia de las empresas chinas en el mercado y, en consecuencia, con el aumento de la importancia de las empresas chinas y, por lo tanto, en la privilegiada situación que ocupan (en términos de espionaje y vigilancia, por ejemplo) en la estructura informativa, incluso dentro de los EEUU, agrega.
Dicha posibilidad de control biopolítico encuentra en la pandemia del coronavirus una especie de catalizador y de tubo de ensayo para experiencias poco preocupadas por los derechos civiles. Monitorear y controlar el contagio del coronavirus para reducir los impactos de la pandemia implica monitorear y controlar a la población (viral y humana) por medio de la extracción, tratamiento y análisis de datos que son a su vez funciones desempeñadas por sistemas de inteligencia artificial, dice Vicentin. “La aparición de la pandemia se vuelve favorable a la realización de experimentos que se benefician con el uso masivo de datos poblacionales considerados sensibles, así como su localización, la temperatura corporal y el contacto interpersonal. Se trata, en consecuencia, de monitorear la vida, de gobernar a individuos y poblaciones, y en consecuencia todas esas intervenciones generan problemas relacionados con los derechos básicos” agrega
Entrevista
IHU On-Line: ¿Qué es la tecnología 5G y en qué se diferencia de sus antecesoras G3 y G4?
D.V.: Las redes 5G se presentan como la quinta generación dentro de la línea evolutiva de las redes celulares de telefonía. Los cambios anteriores, por lo menos desde la digitalización de la señal (2G) tenían por principal objetivo aumentar la capacidad de tráfico de datos en a red. Las generaciones tres y cuatro (3G y 4G) tenían por objeto expandir la utilización del internet móvil y las aplicaciones para la transmisión de audio y de video por streaming servicios que requieren baja latencia. En tal sentido existe cierta continuidad, porque las redes 5G tien también por objeto aumentar la capacidad de tráfico y reducir la latencia. Pero no se trata de vender esa capacidad adicional a los usuarios finales, clientes comunes de los operadores móviles.
Las redes deben servir para informar sobre las demandas corporativas de la industria y del sector de los servicios como por ejemplo automóviles interconectados y autónomos y sistemas de videovigilancia. Algo que viene siendo considerado como la “cuarta revolución industrial” (o industria 4.0) un modo pretencioso de referirse a una economía que está fundamentalmente basada en a industria de las tecnologías de la información y de la comunicación. No solo la que desarrolla la infraestructura material por medio de la que los datos son transferidos sino también aquella que los monetiza o sea el llamado “capitalismo de vigilancia” o “capitalismo de plataforma” Las redes 5G forman parte del entrecruzamiento entre las comunicaciones y la computación electrónica.
Desde el punto de vista de la arquitectura y del funcionamiento de las redes podemos citar algunos cambios que son significativos en el conjunto pero que no constituyen innovaciones revolucionarias con relación a las redes 4G. Es decir son innovaciones que incrementan y mejoran la performance de la red añadiéndoles recursos, como la utilización de trechos adicionales del espectro de ondas de radio y la instalación de un mayor cantidad de antenas en el territorio y la “virtualización” de funciones de la red que dejan de basarse en el hardware y pasan a ser dirigidas por el software.
IHU On-Line: ¿Cuáles son las diferencias existentes entre las tecnologías 5G producidas por China y por los EEUU?
D.V.: Cada una de las generaciones de tecnología celular responde a un conjunto de patrones que permiten la interoperatividad técnica y protegen los intereses económicos de los principales agentes del mercado. Estos patrones son definidos en foros en los que participan las industrias y los Estados nacionales como el 3GPP y la International Telecommunication Union -ITU aunque la formulación de patrones no significa que toda la red 5G se instale y sea operada del mismo modo. El diseño y el manejo de la red se establece entre las empresas operadoras del servicio y los fabricantes de los equipos.
Actualmente predominan las empresas chinas y las estadounidenses y la disputa entre los países se basa en la pelea por la hegemonía política que va mucho más allá de las redes móviles. Quiero decir en concreto que no creo que exista una gran diferencia, clara y esencial, entre las empresas chinas y las estadounidenses que se disputan el mercado 5G que nos permitan decir que existe una tecnología 5G china y otra norteamericana. El disgusto del gobierno de los EEUU y especialmente de la administración Trump se debe a la importancia que las empresas chinas han alcanzado en el mercado y por lo tanto la privilegiada situación que actualmente ocupan (en términos de espionaje y vigilancia, por ejemplo) al definir parte de la infraestructura informativa, inclusive dentro de los EEUU.
IHU On Line – ¿Para qué y a quiénes le sirven las tecnologías 5G que se están desarrollando en diferentes países?
D.V.: Toda nueva generación trae consigo una promesa que no necesariamente se cumple. Las redes 4G ya prometían una performance (que ahora prometen las 5G (capacidad de 1Gb no download). Como dije anteriormente el paso entre generaciones (2G-5G) tenían como principal objetivo aumentar la capacidad de la red para el tráfico de datos. Pero ¿de dónde procede la demanda de tráfico? O mejor dicho ¿quién tiene hoy capacidad para financiar una inversión en una infraestructura de red compleja y costosa como las redes 5G?. No es ciertamente el usuario final. La persona común que se enfurece cuando la red no funciona bien a lo largo de su trayecto diario hacia su trabajo o hacia la universidad. El principal financiamiento procede de las empresas o de los estados interesados en instrumentar sofisticados sistemas de control y de vigilancia sobre los recursos críticos de la infraestructura urbana (tales como los sistemas de transporte, energía y seguridad) y sobre la población. De modo que lo que se prevé para las redes 5G es la comercialización de fragmentos de la red (network slicing) dedicados a los servicios y contratados por empresas como Amazon, Facebook, Google, Uber, etc
IHU On Line: ¿Cómo es que el 5G se instaló en el centro de las fake news relacionadas con el coronavirus y como eso ha llegado a provocar actos de vandalismo en Europa?
D.V.: Existen algunas hipótesis sobre el origen de las teorías conspirativas que asocian el 5G a la pandemia de COVID-19. Una de ellas se basa en una entrevista a un médico de un periódico local de Bélgica. Pero ya existía anteriormente bastante material sugiriendo o afirmando, sin evidencias, la existencia de daños a la salud ocasionados por la intensificación de las radiaciones electromagnéticas derivadas del 5G. El canal ruso RT News que tiene una gran audiencia en el Youtube en inglés es una de las fuentes de haber propagado sospechas sobre los efectos de las redes 5G sobre la salud. La gran penetración que alcanzaron estas teorías en los últimos meses en las redes sociales sugiere que existen insistentes esfuerzos por difundir desinformaciones (a través de propaganda computarizada) y retrasar la instalación de la tecnología 5G. Esto ha provocado una ola de ataques a torres de transmisión y a empleados operadores de redes, especialmente en Europa y en el Reino Unido.
Por otra parte aunque se confirmare el interés de Rusia o de los EEUU ( o de empresas interesadas) en difundir desinformación para atrasar la incorporación del G5 en mercados clave, parte de la responsabilidad deberá ser asumida por os responsables de desarrollar los patrones, especialmente por la industria que no está cuestionando abrir su caja negra para producir transparencia y visibilidad de como opera su infraestructura, creando un terreno fértil para el cultivo de noticias falsas.
IHU On Line: ¿De qué modo la tecnología G5 está directamente vinculada a cuestiones geopolíticas?
D.V.: Las redes 5G generan diversas cuestiones geopolíticas. Mencioné anteriormente la disputa por la hegemonía del mercado entre los EEUU y China, que ciertamente no se limita al 5Gesta disputa se halla frecuentemente descripta como una carrera tecnológica vinculada a áreas estratégicas del desarrollo de las TICS que incluyen las tecnologías de inteligencia artificial (IA). Las tecnologías de la información no son solo aquellas que en cierto modo lideran el desarrollo económico e industrial, sino y principalmente los medios de ejercer el poder sobre la población humana y las máquinas.
Cuando se espera que el G5 constituya el medio de conexión de las infraestructuras críticas para el funcionamiento de las formas de vida en los centros urbanos y para el sistema productivo de las ciudades y de los países. La vulnerabilidad del sistema a los ataques externos e internos se convierte en una cuestión vital. Es preciso lidiar con el hecho de que esas redes son penetrantes sistemas de vigilancia que captan una inmensa cantidad de datos que generan conocimiento y posibilidades de intervención sobre la economía, la salud, el estado espiritual de una determinada población en un determinado territorio. La información es poder.
En lo que específicamente respecta al 5G la animosidad entre los EEUU y China aumentaron cuando la administración Trump decidió incluir a las empresas chinas como Huawei y ZTE en un listado que genera un embargo que prohíbe realizar negocios con empresas norteamericanas que son las principales proveedoras del sistema productivo. La justificación del embargo expresa que las empresas chinas cooperan con su gobierno agregando fragilidades intencionales (conocidas como backdoors) que permiten el espionaje y la vigilancia. Hace poco más de un año antes del bloqueo un memorando interno del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno de los EEUU se filtró en la prensa. Dicho memorando defendía la acción directa de los EEUU en el desarrollo y la instrumentación de la infraestructura 5G destacando que es imposible garantizar la seguridad de la infraestructura instalada y operada por empresas extranjeras. De modo que el sistema sería vulnerable a la vigilancia y al espionaje como también los ataques directos al funcionamiento de las infraestructuras críticas.
Una de las características de las redes 5G es que tienen muchas más funciones y procesos internos controlados por software lo que agrega una serie de fragilidades adicionales. Tales son los aspectos mencionados por el informe sobre evaluación de riesgos producido por la Comunidad Europea que incluye históricamente a las principales organizaciones de desarrollo de patrones que conforman el mercado global. Dicho bloque no adhirió al bloqueo de las empresas chinas pero algunos países limitaron su participación en el mercado.
Eso se debe a que algunas funciones de las redes 5G dependen en gran medida de proveedores de equipamiento (como Huawei) y colocan a las empresas operadoras del servicio (como Vivo o Claro en Brasil) en una relación de dependencia externa, especialmente en los casos en que la operadora le otorga la exclusividad a un proveedor de equipamiento para la instalación de su red. La ganancia de escala que bajaría los costos produciría en sentido inverso la dependencia del proveedor. Además, las permanentes actualizaciones del software (normalmente un propietario protegido por patentes) dificultarían la identificación de las fragilidades ya fueren intencionales o no.
IHU On Line- ¿Cómo puede funcionar la pandemia del covid-19 como un gatilllo de violación de los derechos humanos fundamentales y si tiene que ver con la tecnología 5G?
D.V.: La pandemia de covid 19 sirve de catalizador de procesos que ya venían siendo programados por la industria de los TICs y los estados y los gobiernos, Esto se debe a una serie de factores entre los cuales el más obvio es que nos hemos vuelto más dependientes de los TICs debido al distanciamiento social adoptado por mucha gente. Se han intensificado el teletrabajo, la telemedicina, la educación a distancia, las compras y los pagos online, etc. La segunda razón es que los TICs pueden servir de remedio a la crisis, desempeñando una de sus principales vocaciones que es la de vigilar, controlar y gobernar a la gente. Monitorear y controlar el contagio del coronavirus para reducir los impactos de la pandemia implica monitorear y controlar a las poblaciones (virales y humanas) por medio de la extracción y análisis de datos funciones actualmente desempeñadas por sistemas de inteligencia artificial.
Hace un par de semanas un grupo de investigadores hizo público un artículo que defendía el uso de datos recolectados en las redes sociales (Facebook y Twiter), en los motores de búsqueda (Google) y en “termómetros inteligentes (Kinsa) por su mayor eficacia en la anticipación de las ondas de crecimiento del contagio del covid-19 con relación al uso de indicadores tradicionales en la epidemiología como la cantidad de casos confirmados, las hospitalizaciones y las muertes. Las redes sociales, los motores de búsqueda y otros instrumentos conectados permiten la recolección de datos de manera permanente y en “tiempo real” Ese flujo alimenta algoritmos de aprendizaje que sirven para monitorear e identificar señales de crecimiento de la contaminación en una determinada región con algunas semanas de anticipación. Estos datos podrían ser decisivos en la adopción de medidas de lucha contra la pandemia como el cierre de escuelas y de comercios o hasta para establecer un lockdown. Existen ya innumerables iniciativas como estas que pretenden utilizar o ya lo están haciendo datos de comportamiento recogidos en internet o en aplicaciones de smartphones para controlar y monitorear la pandemia. Uno de los casos recientemente más discutidos es la aplicación del rastrillaje de contactos vía bluetooth, diseñados por Apple y Google. La aparición de la pandemia introduce un escenario favorable a experimentos que se benefician con el uso masivo de datos considerados sensibles como su ubicación, su temperatura corporal, las personas con las que se tuvo contacto. Se trata de regir la vida, de gobernar a las personas y a las poblaciones y en consecuencia, todas las intervenciones en ese terreno plantean cuestiones relacionadas con los derechos básicos.
Termómetros inteligentes
La red de termómetros inteligentes antes citada (Kinsa) usada como fuente de investigación reúne datos de mediciones de fiebre en más de medio millón de domicilios de los EEUU. El aparato registra las mediciones de temperatura y puede incluir información sobre otros síntomas no aplicables en el smartphone. Esos datos son comercializados por la empresa Kinsa Insights u otras empresas interesadas en acciones de marketing como las que ofrecen consultas médicas on line. El termómetro es apenas un ejemplo entre otros de “objetos inteligentes” (es decir conectados) que forman parte del “internet de las cosas” que a su vez integra el futurista escenario de las “ciudades inteligentes”, de la “industria 4.0”, los servicios de entrega mediante drones, vehículos autónomos y redes 5G consideradas las estructuras responsables de las conexiones entre las cosas.
Algunas proyecciones indican que las redes 5G deben admitir más de un centenar de objetos conectados por persona aun en ambientes densamente ocupados. Tales objetos tendrán por finalidad captar datos sobre las actividades de grupos y de individuos en espacios públicos y privados que serán mercantilizados por medio del marketing basadas en el conocimiento producido por las técnicas de la inteligencia artificial. Tales conocimientos serán más densos e incisivos cuanto más se multipliquen las fuentes de datos en tiempo real que aportarán las redes 5G.Ya sabemos teniendo en cuenta los acontecimientos de esta última década que su utilización puede estar al servicio menos legítimos que la instrumentación de políticas públicas como la realización de campañas de propaganda política y de desinformación (como en el caso de Cambridge Analytica) De modo que es preciso estar muy atento en relación ante las posible violaciones de la privacidad en los casos de discriminación por raza, clase o género con el objeto de garantizar y de proteger el derecho a la información y a la libertad de expresión.