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Adolescentes trabajadores presentan propuestas de reformas directamente al Presidente Evo Morales y a la Ministra de Justicia

Fuentes: Rebelión

La ministra de Justicia, Cecilia Ayllón, presentó hoy en la ciudad de Cochabamba el anteproyecto de ley del nuevo Código Niña, Niño, Adolescente, que garantiza los derechos de los menores y establece responsabilidad penal de la juventud. El anteproyecto, que fue trabajado desde 2008, ante la dispersión de la actual norma, fue entregado al presidente […]

La ministra de Justicia, Cecilia Ayllón, presentó hoy en la ciudad de Cochabamba el anteproyecto de ley del nuevo Código Niña, Niño, Adolescente, que garantiza los derechos de los menores y establece responsabilidad penal de la juventud.

El anteproyecto, que fue trabajado desde 2008, ante la dispersión de la actual norma, fue entregado al presidente Evo Morales en coincidencia con el Día del Niño, que se celebra esta jornada.

‘Comprometimos a presentar la ley en una fecha similar y hoy presentamos esa ley que no fue trabajada de modo unilateral, sino por el contrario ha tenido más de cinco años’, dijo la Ministra.

Morales, ante un auditorio colmado de niños de unidades educativas y hogares y también niños/as trabajadores, manifestó que cuando se habla de derechos es importante hablar de valores, los que son ‘sagrados’ y no están en debate.

Y si a esos valores se añade el respeto, la humildad, la sencillez, además de la inteligencia, consideró, uno ‘lo tiene todo’.

Destacó también, a raíz de su experiencia, la autoeducación en la formación de los menores, quienes tienen como principal labor estudiar sin exigencias de los padres y profesores.

El Jefe de Estado recordó que los Juegos Estudiantiles Plurinacionales fueron creados como una alternativa para los niños, niñas y jóvenes ante la posibilidad que se dediquen al alcoholismo u otras prácticas negativas.

Exhortó a los niños y niñas asumir su responsabilidad desde esa temprana edad ‘tienen derechos, pero también sus padres tienen responsabilidad por los derechos de ustedes, pero ustedes deben aportar, por ahora es estudiar, estudiar y estudiar’, mencionó.

Ayllón indicó que este anteproyecto forma parte de los códigos ‘Morales’ junto al Código Procesal Constitucional y el Código Civil debido a que la revolución normativa está siendo impulsada por el presidente Evo Morales y porque con esas normas se pretende moralizar la justicia para ‘vivir bien’.

El anteproyecto será remitido a la Asamblea Legislativa Plurinacional para su tratamiento correspondiente.

La voz de los Niños/as y Adolescentes Trabajadores

Jose Mollo, lustra zapatos de 15 años, delegado de UNATSCO, ha declarado en exclusiva al Observatorio Selvas que «el Presidente Evo Morales participó del acto de Presentación del Anteproyecto de Ley del Nuevo Código de Niña, Niño, Adolescente de Bolivia, que garantiza los derechos de los menores y establece responsabilidad penal de la juventud; un acto que se desarrolló en el Salón de la Gobernación de Cochabamba donde estaba presente la UNION DE NIÑOS NIÑAS ADOLESCENTES TRABAJADORES DE COCHABAMBA (UNATSCO). Nosotros como movimiento social independiente, también incorporamos nuestras demandas como niños/as y adolescentes trabajadores de Cochabamba y de Bolivia, pedimos seguro de salud para todos los Nats, educación, seguridad en nuestros rubros. Hoy es un día histórico, es muy emocionante. He logrado meterme a lado de la Ministra de Justicia Cecilia Ayllón cuando los mass-media la entrevistaron (ver foto) y ella ha dicho que hay que considerar esta realidad de los Nats. Mi sueño es que se cumpla todos nuestros derechos cono Nats en todos los ámbitos laborales y por eso creo en el Presidente Evo Morales», concluye Jose Mollo.

En una emotiva sesión plenaria, el pleno de la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia de Niñas y Niños de los nueve departamentos del país aprobaron este viernes 12 de abril, por unanimidad, una Minuta de Comunicación que recomienda al Órgano Ejecutivo priorizar y diseñar políticas públicas en defensa de los derechos de las niñas y niñas para vivir con alegría dentro del seno familiar sin ningún tipo de violencia.

Los niños, el otro rostro de la fuerza laboral en Cochabamba

¡No tengo monedas!, ¡Otro día te pago!, ¡Levántate de mi auto!, ¡En vez de limpiar me lo ensucias!, ¡Maleante!, son las frases que escuchan una y otra vez los niños que trabajan limpiando parabrisas en distintas calles de la ciudad, relata el diario La Opinión.

Este grupo es uno de los mayoritarios y están entre las edades de 5 y 17 años, que trabajan en las calles de Cochabamba. Otro grupo numeroso lo conforman los denominados voceadores de trufis y micros, que además se constituyen en una de las labores más peligrosas realizadas por esta población, de acuerdo a la clasificación que hace el mismo Gobierno.

Muchos de los niños trabajadores de la calle son pequeños de estatura y de contextura delgada; su piel está quemada por el Sol, sus manos tienen varias cicatrices y la vestimenta que llevan está sucia por el trabajo que realizan.

La mayoría sale de su casa tan solo con un pedazo de pan en el estómago, bocadillo que les debe dar la fuerza necesaria para trabajar todo el día cuando los recursos no alcanzan para poder comprar un almuerzo, y el dinero que ganan urge en sus familias.

A pesar de las normas internacionales que existen y que prohíben el trabajo infantil, ver a niños trabajando en las calles es una realidad. Pese al esfuerzo que ellos realizan a su corta edad para poder llevar algo de dinero a su casa, son pocas las personas que entienden la situación de pobreza y la necesidad que tienen.

«La mayor parte de la gente nos trata mal, no entienden que estamos en la calle por necesidad, nos confunden con ladrones y eso es lo que nos da rabia. Nosotros hacemos un trabajo como el de cualquier otra persona, solamente que estamos en la calle», dijo Erick Camacho, uno de los niños trabajadores.

El maltrato de parte de la gente hace que los menores sientan discriminación, uno de los problemas con los cuales deben luchar todos los días. A esto se suma el riesgo de sufrir algún accidente por el hecho de estar trabajando en las calles o con empleadores que no les otorgan ningún beneficio social.

En Cochabamba, los niños trabajadores están distribuidos en diferentes rubros o gremios. La mayoría trabaja como voceadores y cantantes en los trufis y micros, seguido por los trabajadores del Cementerio General y los limpia vidrios que están en distintas avenidas de la ciudad. Pero, también hay pequeños que están en los mercados y ferias de barrios ayudando a las amas de casa a cargar con sus bolsas, y no faltan los pequeños que en las plazuelas ofrecen sus servicios como lustrabotas o lavadores de vehículos.

En horas de la noche están también los niños que en las puertas de los restaurantes ofrecen sus servicios como cuidadores de vehículos o los que venden dulces y flores.

Otro sector grande de niñas, pero que es menos visible que el trabajo que realizan los varones, es el de las labores de casa. Este trabajo por lo general es realizado por las pequeñas que migran del campo a la ciudad.

También existen niños que trabajan en otros rubros y con empleadores de granjas, carpinterías, ladrilleras y en el sector de la albañilería.

FUERZA LABORAL

Sea cual sea el oficio por el que optan los pequeños, éstos deben hacer más esfuerzos que el resto que no trabaja. Tienen menos fuerzas para hacerlo por la desnutrición que sufren.

Por su situación de pobreza, estos niños asumen antes de su adolescencia y la adultez las responsabilidades que deberían ser de cumplimiento del padre o la madre.

En muchos de los casos, dentro de las familias de estos pequeños falta la madre o el padre, situación que hace que deban asumir la responsabilidad del trabajo a su corta edad. Cargar bolsas una y otra vez en los mercados no es una tarea fácil y tampoco lo es limpiar vidrios en menos de un minuto mientras el chofer espera a que cambie el semáforo de color. Las tareas que hacen a su edad requieren de un esfuerzo mayor al que un niño de su edad puede rendir y también los expone a una serie de riesgos que podría atentar contra su integridad física y su normal desarrollo. Además, el trabajo les roba la infancia, porque ni siquiera les queda tiempo para poder divertirse.

LAS CIFRAS

En el departamento de Cochabamba suman 1.200 los niños que trabajan en la calle y en empresas. Solo en el municipio del Cercado son aproximadamente 600, según los datos proporcionados por la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Cochabamba (Unatsco). Sin embargo, esta misma institución reconoce que el número puede ser superior, porque no todos los pequeños trabajadores están afiliados a este ente.

El representante de la Unatsco, Javier Reyes, informó que estos niños salen a la calle a trabajar porque sus padres no cuentan con un salario fijo o un trabajo seguro, por lo que ellos necesitan aportar con algo a la economía familiar.

A nivel nacional, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social asegura que hay al menos 850 mil niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años que trabajan, aunque su derecho es ser protegidos del trabajo infantil.

Estos 850 mil niños representan el 28 por ciento de la población entre 5 y 17 años en Bolivia que llega a 3.036.640 personas.

ENTRE LA ESCUELA Y EL TRABAJO

La gran cantidad de tiempo que los niños emplean en su trabajo les impide en algunos casos continuar con sus estudios. A su corta edad la mayoría que requiere trabajar opta por hacerlo todo el día y acudir a la escuela en la noche. En algunos casos el cansancio que tienen hace que dejen de estudiar. Sin embargo, también existe otro sector que asiste al colegio en la mañana o en la tarde, y dispone de su tiempo libre para salir a trabajar unas dos o tres horas al día.

De acuerdo a los datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, de los 850 mil niños que trabajan en el país, 22.270 dedican su tiempo exclusivamente a trabajar y su derecho a estudiar es vulnerado.

NOTAS dos voceadores de trufis y micros, que además se constituyen en una de las labores más peligrosas realizadas por esta población, de acuerdo a la clasificación que hace el mismo Gobierno.

Muchos de los niños trabajadores de la calle son pequeños de estatura y de contextura delgada; su piel está quemada por el Sol, sus manos tienen varias cicatrices y la vestimenta que llevan está sucia por el trabajo que realizan.

La mayoría sale de su casa tan solo con un pedazo de pan en el estómago, bocadillo que les debe dar la fuerza necesaria para trabajar todo el día cuando los recursos no alcanzan para poder comprar un almuerzo, y el dinero que ganan urge en sus familias.

A pesar de las normas internacionales que existen y que prohíben el trabajo infantil, ver a niños trabajando en las calles es una realidad. Pese al esfuerzo que ellos realizan a su corta edad para poder llevar algo de dinero a su casa, son pocas las personas que entienden la situación de pobreza y la necesidad que tienen.

«La mayor parte de la gente nos trata mal, no entienden que estamos en la calle por necesidad, nos confunden con ladrones y eso es lo que nos da rabia. Nosotros hacemos un trabajo como el de cualquier otra persona, solamente que estamos en la calle», dijo Erick Camacho, uno de los niños trabajadores.

El maltrato de parte de la gente hace que los menores sientan discriminación, uno de los problemas con los cuales deben luchar todos los días.A esto se suma el riesgo de sufrir algún accidente por el hecho de estar trabajando en las calles o con empleadores que no les otorgan ningún beneficio social.

En Cochabamba, los niños trabajadores están distribuidos en diferentes rubros o gremios. La mayoría trabaja como voceadores y cantantes en los trufis y micros, seguido por los trabajadores del Cementerio General y los limpia vidrios que están en distintas avenidas de la ciudad. Pero, también hay pequeños que están en los mercados y ferias de barrios ayudando a las amas de casa a cargar con sus bolsas, y no faltan los pequeños que en las plazuelas ofrecen sus servicios como lustrabotas o lavadores de vehículos.

En horas de la noche están también los niños que en las puertas de los restaurantes ofrecen sus servicios como cuidadores de vehículos o los que venden dulces y flores.

Otro sector grande de niñas, pero que es menos visible que el trabajo que realizan los varones, es el de las labores de casa. Este trabajo por lo general es realizado por la pequeñas que migran del campo a la ciudad.

También existen niños que trabajan en otros rubros y con empleadores de granjas, carpinterías, ladrilleras y en el sector de la albañilería.

FUERZA LABORAL

Sea cual sea el oficio por el que optan los pequeños, éstos deben hacer más esfuerzos que el resto que no trabaja. Tienen menos fuerzas para hacerlo por la desnutrición que sufren.

Por su situación de pobreza, estos niños asumen antes de su adolescencia y la adultez las responsabilidades que deberían ser de cumplimiento del padre o la madre.

En muchos de los casos, dentro de las familias de estos pequeños falta la madre o el padre, situación que hace que deban asumir la responsabilidad del trabajo a su corta edad.

Cargar bolsas una y otra vez en los mercados no es una tarea fácil y tampoco lo es limpiar vidrios en menos de un minuto mientras el chofer espera a que cambie el semáforo de color. Las tareas que hacen a su edad requieren de un esfuerzo mayor al que un niño de su edad puede rendir y también los expone a una serie de riesgos que podría atentar contra su integridad física y su normal desarrollo.

Además, el trabajo les roba la infancia, porque ni siquiera les queda tiempo para poder divertirse.

LAS CIFRAS

En el departamento de Cochabamba suman 1.200 los niños que trabajan en la calle y en empresas. Solo en el municipio del Cercado son aproximadamente 600, según los datos proporcionados por la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Cochabamba (Unatsco). Sin embargo, esta misma institución reconoce que el número puede ser superior, porque no todos los pequeños trabajadores están afiliados a este ente.

El representante de la Unatsco, Javier Reyes, informó que estos niños salen a la calle a trabajar porque sus padres no cuentan con un salario fijo o un trabajo seguro, por lo que ellos necesitan aportar con algo a la economía familiar.

A nivel nacional, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social asegura que hay al menos 850 mil niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años que trabajan, aunque su derecho es ser protegidos del trabajo infantil.

Estos 850 mil niños representan el 28 por ciento de la población entre 5 y 17 años en Bolivia que llega a 3.036.640 personas.

ENTRE LA ESCUELA Y EL TRABAJO

La gran cantidad de tiempo que los niños emplean en su trabajo les impide en algunos casos continuar con sus estudios. A su corta edad la mayoría que requiere trabajar opta por hacerlo todo el día y acudir a la escuela en la noche. En algunos casos el cansancio que tienen hace que dejen de estudiar. Sin embargo, también existe otro sector que asiste al colegio en la mañana o en la tarde, y dispone de su tiempo libre para salir a trabajar unas dos o tres horas al día.

De acuerdo a los datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, de los 850 mil niños que trabajan en el país, 22.270 dedican su tiempo exclusivamente a trabajar y su derecho a estudiar es vulnerado.

Nota:

(1) http://www.opinion.com.bo/opinion/informe_especial/2012/0617/suplementos.php?id=3254&calificacion=1

Cristiano Morsolin, operador de redes internacionales para la defensa de los derechos de los niños/as y adolescentes. Trabaja en Latinoamerica desde 2001. Investigador, panelista y autor de varios libros.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.