Resulta muy limitado decir que Daniel Viglietti es un cantautor uruguayo, porque donde uno va en América Latina sigue escuchando sus canciones de los años 60 y 70, aquellas que hoy confirman que no hubo tal fin de la historia, como se anunció. Multitudes siguen coreando sus creaciones, porque «la canción de ayer es hoy […]
Resulta muy limitado decir que Daniel Viglietti es un cantautor uruguayo, porque donde uno va en América Latina sigue escuchando sus canciones de los años 60 y 70, aquellas que hoy confirman que no hubo tal fin de la historia, como se anunció. Multitudes siguen coreando sus creaciones, porque «la canción de ayer es hoy más actual que nunca en la región».
De todo esto hablamos con Viglietti en un antiguo y tradicional café de Montevideo, donde su presencia es familiar.
«A horas de las elecciones siento que en la curva de la historia la razón vence a la soberbia y la prepotencia. Partidos políticos que fueron fundacionales en nuestra historia entraron en décadas de corrupción y autoritarismo creciente, imbricados en lo que fue la irrupción de la dictadura, y luego pasaron a la oposición. Entraron a vaciar las arcas del Estado, a privatizar todo, olvidando al pueblo», dijo al iniciar la charla.
Fueron diferentes gobiernos desastrosos, tanto colorados como blancos. Estaban acostumbrados a que la izquierda, el Frente Am-plio, sumaba 20 por ciento, pero fue creciendo y creciendo en las elecciones e hicieron todo lo que se puede hacer para pararlo; esta vez dijo, es un crecimiento como río de libertad, como aquel río de libertad que hubo, esa enorme manifestación en el obelisco cuando aún estaba la dictadura.
-En el masivo acto de cierre de campaña se hablaba de cambios y esperanzas.
-Eso nos dio inmensa alegría. Existe la necesidad de depositar confianza en el futuro y sabemos que hay que trabajar juntos, tener los ojos puestos en la utopía con los pies en la tierra, los ojos puestos en la utopía, pero no como hipnosis sino mirando la realidad, tratando de que el pueblo no se desmovilice. Esta elección, si se gana como todo apunta, la ganará el pueblo y este pueblo no tiene que desmovilizarse. Una cosa es el si-llón presidencial, el gobierno, y otra la enorme superficie de tierra que es el país, y allí debe mantenerse viva esa llama. No hay que dejar que se apague y hay que tratar de que los movilizados de otros tiempos, los comités de base, algunos paralizados por errores, vuelvan a movilizarse. Eso es fundamental. El Frente Amplio, desde que nació, siempre creció y eso es algo importante para tener en cuenta en estos momentos.
-También se habla de que siempre se mantuvo el fuego de los orígenes .
-Sí, así fue, y hay muchos sectores en los orígenes de lo que hoy está sucediendo. No sólo son del Frente Amplio, sino también los que lucharon, la guerrilla tupamara, la guerrilla anarquista de la que nunca se habla y otros grupos, con aciertos y errores pero fueron las fuentes. Todo ese sacrificio de resistencia de los presos en los penales, que sufrieron torturas, está detrás en este momento.
«No sólo es un milagro atribuible al carisma de los dirigentes, algunos encarnan esas fuentes, sino que vienen del enorme sacrificio colectivo de Raúl Sendic (dirigente tupamaro fallecido) encerrado años en un aljibe, o del general Líber Seregni preso (también fallecido), y militantes socialistas, comunistas, anarquistas, colorados y blancos, algunos de los cuales se alejaron de sus partidos o actuaban como lo que eran en la resistencia. Es lo que yo llamo fuentes de este río, nacientes de este río, y ahora viene la etapa del cauce. Y el río tiene que regar el cauce con medidas para el país. Lejos pongamos la amenaza de que ocurran cosas como en otras experiencias en otros países. Esperamos que haya coherencia, respuestas básicas contra el hambre, la prioridad de los niños en la pobreza, que los programas de urgencia se realicen como dice nuestro himno».
-¿Qué se espera de un gobierno frenteamplista en el campo de la cultura?
-Un rescate de todo lo que se ha perdido. Yo no ocupo cargo público. Seguiré cantando y componiendo. Mauricio Gatti (otro recordado dirigente desaparecido) escribió un libro para niños En la selva hay mucho por hacer. Nunca tan actual ese título para lo que hay que abordar. Ahora esa tarea es muy grande por lo que se perdió. Debemos recuperar a nuestra gente. Yo estuve actuando en Caracas, Venezuela, en Oslo, en Argentina y, saltando mapas, en Paysandú, aquí en Uruguay, para apoyar los actos. Y hemos estado viendo a esos miles de uruguayos que están por el mundo aferrados a su tierra, impedidos de votar donde están. Y verlos llegar ahora por miles y miles como una ola me hace pensar que es el revés del éxodo que protagonizó nuestro pueblo junto a José Artigas (en el siglo XIX). Ahora es el retorno por la misma idea de dignidad.
Agregó que en Uruguay está emergiendo hoy América Latina, en una acción donde se suman fuerzas y experiencias diferentes: «Hay que mirar lo que sucede en la región, las grandes movilizaciones populares, los gobiernos en algunos países que están dando señales, como en Brasil, en el intento de lu-char contra el hambre; en Argentina, un presidente que avanza en temas de derechos humanos; en Venezuela, el ejemplo de Hugo Chávez, que después de todo lo que ha sucedido en ese país sigue adelante, y la ultima acción de los países en Naciones Unidas de-mandando masivamente el cese del bloqueo contra Cuba. Hay muchos referentes».
Se ha encendido, dijo, «una lucecita en el sureste mexicano con el zapatismo, que lo ilumina todo. Allí estuve cantando y espero regresar. Como el viejo y nuevo bolivarismo, es otro renacer, y aquí sentí como renacía la solidaridad que se había quebrado en algún momento. Lo vi en la marea de gente en las calles. El querido amigo (Eduardo) Galeano habló de las venas abiertas de América Latina; ahora son racimos de venas y queremos cerrar esa hemorragia y conquistar la vida».
Añadió por último: «Hay que verlo en su conjunto para saber que es un momento histórico en América Latina, es el tiempo de los pueblos y nosotros, en un país muy pequeño, estamos aportando lo nuestro».
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Los dos partidos tradicionales buscan una segunda vuelta, que enfrentarían juntos
El izquierdista Tabaré Vázquez, favorito para ganar hoy la presidencia de Uruguay
STELLA CALLONI ENVIADA
Montevideo, 30 de octubre. A horas de los comicios presidenciales unas 200 mil personas han llegado al país y sigue la fiesta popular en aeropuertos, terminales de camiones y en el puerto. La real posibilidad de un triunfo de la coalición de izquierda y centroizquierda de Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nue-va Mayoría (EP-FA-NM) atrajo a miles de uruguayos que viven exilio económico, y otros que regresaron después de largo tiempo de ausencia por exilio político.
En cada esquina hay familias que festejan el rencuentro, y de cada 10 autos que pasan ocho llevan banderas del Frente Amplio. Todos hablan de cambio y esperanza.
Un total de 2 millones 487 mil 616 ciudadanos están habilitados para elegir presidente y vicepresidente, así como 30 senadores y 99 diputados, y las Juntas Electorales de los 19 departamentos del país.
En las presidenciales, Tabaré Vázquez, de EP-FA-NM, lidera las encuestas con entre 51 y 55 por ciento, seguido de Jorge Larrañaga, del Partido Nacional (Blanco), que lo-graría entre 26 y 32 por ciento.
Si hubiera segunda vuelta, este partido se uniría al gobernante Colorado, que tiene en-tre 9 y 11 por ciento de la intención de voto. El Frente Amplio y sus aliados tendrían asegurada la mayoría en el Congreso, también por primera vez en la historia del país.
Los uruguayos deberán además aceptar o rechazar una propuesta de enmienda constitucional que prohíbe que empresas privadas presten servicios de abastecimiento de agua potable y saneamiento en el país. Para que sea aprobada se requiere que el sí gane con 50 por ciento de los votos emitidos.
Será difícil después de esta experiencia, gane quien gane, que se pueda mantener lo que mayoritariamente se considera injusticia electoral y es el sistema de balotage (segunda vuelta), donde además se cuentan los votos blancos y anulados para llegar a ella, con lo que un candidato debe tener mucho más que 50 por ciento en su favor.
Hasta 1994 los partidos Blanco y Colorado (gobernante) mantuvieron una Ley de Le-mas que permitía la acumulación de los votos de varios candidatos de un mismo partido bajo un mismo lema, con sublemas diferentes, y ganaba quien obtuviera el mayor número de votos, dentro del lema mayoritario.
Pero cuando el Frente Amplio, que nació a la vida política en 1971, apareció a finales de 1989 con la posibilidad de un triunfo general, los dos partidos tradicionales con mayoría en el Congreso forzaron una reforma constitucional que estableció el sistema de segunda vuelta, y que quien obtuviera 50 más uno de los votos sería el ganador.
Entró en vigencia precisamente en 1999, cuando Tabaré Vázquez ganó con 42 por ciento de los votos y blancos y colorados se unieron para derrotarlo en el balotage. Así llegó el gobierno Jorge Batlle, quien gobernará hasta marzo de 2005, lo que se considera una transición demasiado larga.
Muy lejos de estos días quedó el Uruguay que hasta los años 60 llamaban «la Suiza de América», por su particular sistema político y una homogeneidad bastante aceptable que lo diferenciaba de sus vecinos.
La dictadura, primero, y las democracias empobrecidas o neoliberales que le sucedieron dejaron como herencia desigualdad entre ricos y pobres absolutos, que es lo que hoy está estallando en el rostro de los viejos políticos en esta rebelión de las urnas.
La crisis de 2002 fue el golpe definitivo que despertó a las mayorías, cuando el de-sempleo llegó a más de 20 por ciento; ahora se habla oficialmente de 13.6 por ciento de la población económicamente activa de aproximadamente un millón 300 mil personas.
Sin embargo, los sindicatos estiman una cifra superior, que en un país pequeño como Uruguay significa casi 800 mil personas, en-tre desempleados y subocupados. Hay de-partamentos del país donde el desempleo continúa en 20 por ciento.
Más de 32 por ciento de los uruguayos vive bajo la línea de pobreza y hay unos 100 mil indigentes en un país de 3.4 millones de habitantes. Cincuenta y seis por ciento de menores de seis años viven en hogares bajo la línea de pobreza, y casi medio millón de menores de 18 años son pobres.
Esta situación, más el endeudamiento ex-terno de más de 13 mil millones de dólares, ha producido una situación intolerable en un país que mostraba los mayores niveles de igualdad en América del Sur. Los gobiernos posdictadura no corrigieron sino que aumentaron el deterioro y la desigualdad.
El proceso de desindustrialización de los últimos años produjo otro retroceso, que se reflejó en lo que era orgullo de los uruguayos: salud y educación.
Los miles y miles que han salido a las calles a respaldar la esperanza de un cambio, responden a una recuperación de la mejor cultura política del pasado. Y esto es, como se dice aquí, no sólo evolución en la política, sino una revolución política y ética.