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AMLO: Keynes sin la maquinita de hacer billetes

Fuentes: Rebelión

En tres años de gestión el gobierno de López Obrador ha entregado a la población mexicana nada menos que un billón de pesos, es decir, un millón de millones de pesos (un 1 con doce ceros: 1,000,000,000,000). Esa cantidad ha sido entregada sin contraprestación alguna.

Se trata simplemente de una transferencia del Presupuesto Federal a millones de personas. Un traspaso del fondo social existente, esto es, del conjunto de los ingresos del Estado. No se trata, en consecuencia, de deuda o del recurso de la pura impresión de billetes, la llamada emisión primaria, la que finalmente viene a ser deuda.

Desde luego, ese millón de millones de pesos pudo y puede tener otros destinos. Por ejemplo la realización de obras públicas. O el pago de una parte de la deuda pública. O también, por supuesto, convertirse en botín de malandros, como acontecía antes de la llegada de López Obrador a Palacio Nacional. Y muy señaladamente en los 34 años del dominio de la doctrina neoliberal o neoconservadora o neoporfirista.
En el caso de la realización de obras publicas, como lo son escuelas, presas, caminos, hospitales, redes de agua potable y de alcantarillado, pago de maestros y personal de salud, son destinos que no pueden ser cuestionados.  Son destinos plausibles en tanto que procuran el bienestar de la sociedad. Y menos aún si se realizan con recursos del Presupuesto Federal, es decir, del fondo social acumulado y que es propiedad de todos los mexicanos.
Como puede verse claramente se trata de una política económica keynesiana. Una política económica redistributiva del ingreso nacional o social. Pero entre keynesianismo y obradorismo existe una diferencia central, sustantiva, cardinal.
La política económica keynesiana de gasto público se basa en la emisión primaria, es decir, en financiar esas obras mediante la tristemente célebre maquinita de hacer billetes, en tanto que la política económica obradorista no se vale de tal recurso.
No se trata de hacer más billetes, sino de reasignar el fondo social con criterio justiciero. Ciertamente Keynes logra reactivar le economía y el crecimiento económico, pero con deuda, en tanto que López Obrador consigue los mismos propósitos con dinero propio, sin deuda.
Por eso puede decirse que la política económica obradorista es un keynesianismo superior, de nuevo tipo. Un keynesianismo firme, sólido, sin la cojera que implicaba el uso de la maquinita de hacer billetes.

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