Tras su arrollador éxito con «El libro de la bola de cristal», Lolo Rico acaba de publicar ahora «Cartas de una madre de izquierdas a una hija de derechas». Aunque el primero será sin duda más sugerente para público y crítica, el título» intimista del segundo y mi curiosidad por conocer un poquito más a […]
Tras su arrollador éxito con «El libro de la bola de cristal», Lolo Rico acaba de publicar ahora «Cartas de una madre de izquierdas a una hija de derechas». Aunque el primero será sin duda más sugerente para público y crítica, el título» intimista del segundo y mi curiosidad por conocer un poquito más a Lolo me han decidido a leerme antes «Cartas de una madre de izquierdas a una hija de derechas».
Bajo la estructura formal de cartas escritas en primera persona por la autora y dirigidas a su hija, descubrimos cómo se funden en cada texto, la madre, la militante política, la intelectual comprometida y la esposa. Y en eso se encuentra lo excepcional de este libro. Cuando un autor escribe suele presentarnos una determinada faceta y esconder todas las demás. El escritor de ficción nos regala su estilo narrativo y apenas nos insinúa, en algunas ocasiones, sus posiciones políticas de un modo personalizado. Y menos aún se sincera con sus experiencias personales. El autor de ensayo, nos aporta información, datos y valoraciones e interpretaciones, pero no sus emociones profundas personales. Un diario íntimo, aunque incluya posiciones ideológicas, no suele contener datos y cifras estadísticas sobre el estado del mundo.
En cambio, en las cartas de Lolo Rico se funden todas esas características. La situación primaria que genera la inquietud para escribir es la existencia, no sabemos al principio si real o imaginaria, de una hija de derechas que no comparte la visión y experiencia de izquierdas de la autora. A partir de ahí, con la parcialidad que supone asistir al discurso de una sola de ellas, descubrimos lo más íntimo de la madre. El conflicto generacional enriquecido por el compromiso político: «Me gustaría que entendieras que si lo politizo todo es porque casi todo es político. Tú, yo y el profundo cariño que nos unes seguramente no. Sí el espacio en el que nos movemos, pensamos, respiramos y nos relacionamos». El paso del tiempo que convierte a cada ser humano en distinto del que fue ayer: «A veces me he preguntado qué permanece en un ser desde que nace hasta que muere».
Suele ser un gran recurso literario desnudar la intimidad mediante las cartas de amor a una real o imaginaria pareja, pero siempre serán intimidades cegadas por la pasión de un amor que, en sus momentos más eufóricos, serán coyuntural. Sin embargo, la intimidad de una carta a un hijo no sufre ese carácter de ciega locura, en ellas el amor no es esporádico ni sufre la ofuscación de la pasión momentánea. Serán sentimientos que perdurarán toda la vida. Por eso, sincerarse a través de la conversación con un hijo quizás sea una de las formas más nobles y humanas de hacerlo. Sincerarse con sus correspondientes (in)seguridades, (in)certidumbres, alegrías y frustraciones.
Podremos asistir así a la conversación de una madre con su hija, de una generación anterior con la siguiente, de una vida con otra, de un mundo vivido con otro mundo diferente, de una ideología con otra.
Gracias a eso, nos encontramos con un diario íntimo, que contiene un discurso político, que incluye una reflexión filosófica y que se nutre de un análisis social. Y eso sólo lo puede hacer alguien que ha vivido mucho, que ha amado más, que desborda principios y coherencias, que sigue indignándose ante la injusticia y el sufrimiento y que no renuncia a dejar de luchar.
«Cartas de una madre de izquierdas a una hija de derechas». Lolo Rico. Plaza y Janes. Madrid 2004