El lunes 8 de noviembre, al cumplirse el primer aniversario del gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca, el Comité Cívico pro Santa Cruz, liderado por el uiltraderechista Rómulo Calvo -aliado del golpista Fernando Camacho- inició un paro indefinido con bloqueos de caminos.
Ante esta situación el binomio presidencial recibió un fuerte respaldo del Pacto de Unidad y de la Central Obrera Boliviana (COB).
La excusa del paro radica en el rechazo de un paquete de medidas, principalmente la ley 1386 de Legitimación de ganancias ilícitas y financiamiento al terrorismo. El objetivo es dar otro golpe de estado y/o crear un clima de tal ingobernabilidad que provoque la renuncia de Luis Arce, no sin montarse en las discusiones internas y las fuertes disputas políticas entre las principales figuras políticas del Movimiento Al Socialismo (MAS)-IPSP.
Los diferentes puntos de bloqueos en el país que tienen su epicentro en Santa Cruz fueron desbloqueados por la policía en cumplimiento de sus funciones, pero tambiénpor ciudadanos y militantes del MAS, lo que provocó enfrentamientos en diversos puntos del país. En Potosí, a consecuencia de los enfrentamientos, se registró la muerte de un indígena, decenas de detenidos y heridos, desencadenando la radicalización del paro.
El paro indefinido está encuadrado en una embestida desestabilizadora que se inició con la derrota electoral del MAS durante las elecciones subnacionales de marzo pasado. Allí triunfaron electoralmente varios golpistas, entre ellos el líder Fernando Camacho.
Cronología del paro indefinido:
El lunes 8 se inició un paro indefinido con bloqueos de caminos con baja adhesión. La policía, los ciudadanos y también militantes del MAS-IPSP salieron a desbloquear los caminos y se registraron enfrentamientos en varios puntos del país.
Rómulo Calvo, del Comité Cívico pro Santa Cruz, acompañado de gremialistas, transportistas, cooperativistas mineros, médicos, afirmó que “nos estamos jugando nuestra última carta de vivir en democracia (…) le decimos a la policía que no se olvide que (…) los bolivianos estuvimos con ellos el 2019”.
Juan Carlos Manuel, presidente del Comité Cívico Potosinista (CONCIPO), que durante el golpe del 2019 fue liderado por Marco Pumari, prometió “devolver ofensas” tras los enfrentamientos e impedir la llegada de Luis Arce en la celebración del 211 años delaniversario de Potosí.
El martes 9 se reportó en Potosí el fallecimiento de Basilio Titi Tipolo, de 22 años, en el medio de enfrenamientos con integrantes de CONCIPO. Tomaron de rehenes a dos indígenas, a quiénes golpearon y obligaron a caminar junto a ellos mientras los insultaban. Se registraron 63 heridos, uno de gravedad. Este suceso radicalizó el paro, dejando en evidencia que la policía no cumplía su función de impedir los enfrentamientos.
El miércoles 10 se canceló el festejo por el aniversario de Potosí ante la muerte del joven. Luis Arce posesionó a nuevos altos mandos de la policía y ratificó a Jhonny Aguilera como jefe policía l.El Ministro de Gobierno Eduardo del Castillo exhortó a la policía a “no romper la cadena de mando”. Rómulo Calvo llamó a “tumbar al gobierno”.
Luis Arce y David Choquehuanca, junto alas organizaciones sociales, anunciaron un cabildo el 14 de noviembre en La Paz en defensa de la democracia.
El jueves 11 atacaron el auto en el que circulaba el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño. Evo Morales presidente del MAS-IPSP, regresó a Bolivia tras su estadía de una semana en Argentina,con el fin de participar junto a Luis Arce de una concentración en un coliseo cerrado en su bastión,el trópico de Cochabamba.
El viernes 12, el gobierno convocó a los líderes cívicos a dialogar sobre la ley 1386 en disputa y Fernando Camacho anunció que sigue firme la exigencia de abrogar dicha ley. Evo Morales anunció una marcha el 23 de noviembre desde Oruro que prevé llegar a La Paz el 29 del mismo mes.
El MAS-IPSP frente a la misma piedra.
Los mismos actores del golpe del 2019 vuelven a rearticularse con las mismas estrategias para intentar una nueva ofensiva golpista, sólo que hoy gozan del plus de ocupar cargos políticos importantes que no tenían el 2019 y de una valiosa experiencia golpista. Si bien, el poder político de los golpistas sigue siendo a nivel regional en Santa Cruz, han conquistado un nuevo bastión en Potosí donde se produjo la muerte de un joven.
Sin dudas, el rol de la institución policial en la resolución del conflicto es vital, siendo una jugada magistral del presidente Luis Arce relevar los altos mandos de esa institución, tras su dudoso rol durante los enfrentamientos en Potosí. Habrá que seguir de cerca el devenir de esta institución, así como de las Fuerzas Armadas., puesto que la derecha está embarcada en dar vuelta la torta en este punto.
La situación política es compleja, pues hay que tener en cuenta que el poder político no reside sólo en el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca, sino también en exmandtario Evo Morales -presidente del MAS- y en su entorno, así como también en el Pacto de Unidad y la COB.
Es importante, entonces, tener en cuenta como jugaran las internas y las disputas políticas de dichos actores en medio de una ofensiva golpistas. Este momento parece propicio para los cálculos políticos personales y para limpiar imágenes devaluadas.
La caída de la imagen del “entorno” de Evo Morales, integrantes de la élite del MAS, fue de tal magnitud que durante la campaña proselitista del 2020, Luis Arce y David Choquehuanca, tuvieron que prometer la “renovación del MAS 2.0 con protagonismo dela juventud” y la no integración de estos a su nuevo gobierno.
En esta línea, en los grupos de redes sociales se los señala de beneficiarse con el conflicto para presionar su regreso como “salvadores” de una situación cuya administración el 2019 quedó en evidencia.
Las decisiones que se tomen para desarticular a tiempo el intento de golpe de estado dependerán de estas internas. En esta línea fue el discurso de Luis Arce en el trópico de Cochabamba donde llamó a la “unidad en el movimiento popular, en organizaciones sociales, en el instrumento, el gobierno nacional y la asamblea legislativa”. Para el que conoce el tema de adentro, quedó claro que estos sectores no funcionan en bloque y responden a diferentes poderes en disputa.
Arce y Choquehuanca junto a la federación Tupak Katari y la organización Bartolina Sisa, anunciaron un cabildo el 14 de noviembre en La Paz en defensa de la democracia.Por su parte, Evo Morales anunció una marcha para el 23 de noviembre desde Oruro, que prevé llegar a La Paz el 29 del mismo mes.
Si bien se llevó a cabo una concentración en un estadio cerrado en el trópico de Cochabamba no dejó de ser de alcance regional: es un bastión que Evo tiene asegurado. A la marcha anunciada por el exmandatario no participarán las organizaciones de El Alto -núcleo duro indígena- y los Ponchos Rojos que residen en La Paz, ya que rechazan al “evismo” y han brindado su apoyo rotundo a Luis Arce y David Choquehuanca.
En las redes sociales se exige que no se utilice nuevamente de carne de cañón a los indígenas -como el 2019-2020-, quienes no ocupan cargos políticos importantesy son acusados de ser “funcionales a la derecha” por exigir autocritica a la élite de izquierda colonial del MAS. Este es el caso de Segundina Flores dirigenta de Bartolinas Sisa.
También se exhorta a que esa élite encabece las marchas siendo que se adjudican el mérito de la recuperación de la democracia del 2020, sin mencionar siquiera a los protagonistas indígenas de los bloqueos que obligaron a la presidenta de facto JNeanine Áñez a establecer fecha electoral. Y se pide irónicamente que marchen los “pititas” (seguidores de los golpistas) que se encuentran dentro la estructura estatal que no ha sido desmontada.
La crisis social y política en Bolivia pondrá en evidencia el nivel de madurez del Pacto de Unidad y de la COB, en su capacidad de resolver en momentos de crisis, aún en caso en que las dirigencias no estén a la altura de los acontecimientos, como en el 2019. Un dato clave, la dirigencia del Pacto de Unidad fue renovada, y no participó en la recuperación de la democracia mediante los bloqueos del 2020. La antigua dirigencia fue desplazada tras criticar al “entorno” de Evo Morarles.
También, se pondrán en juego las convicciones ideológicas más allá de los discursos grandilocuentes y demagogos de ciertos sectores del MAS. Cabe recordar que fue el fallecido líder indígena “El Mallku” quién convocó el espíritu luchador del pueblo boliviano en el medio de la desolación durante el peor momento del golpe del 2019, con un discurso potente, netamente indianista. que desde sectores de la izquierda colonial “marxista” de la élite del MAS han intentado destruir.
Un factor importante a tener en cuenta en este escenario es la figura de Evo Morales que genera confrontación al interior del MAS y al exterior del partido, tanto con la alcadesa de El Alto, Eva Copa, y los Ponchos Rojos, así como también con la derecha. La situación de intentar posicionar a principio de año -desde su entorno- a Evo Morales como el candidato presidencial de 2025, generó la reactivación de la derecha con movilizaciones en el país, por lo que se optó momentáneamente en abandonar esa tarea al menos de forma explícita.
El posicionamiento mediático de Evo Morales, superior al del propio presidente Luis Arce, ha generado también desencuentros entre los votantes del 55% del MAS, debido a la promesa proselitista de Arce de renovación del MAS que va en contraposición de los deseos de regresar al gobierno del “entorno” de Evo Morales.
También genera debilitamiento de la figura presidencial lo que es contraproducente para llevar adelante su rol: la derecha acusa a Luis Arce de “títere de Evo”, por lo que para apaciguar el clima caldeado de polarización social y/o lograr dialogo con la derecha, podría ser relevante el nivel de exposición del ex mandatario en este escenario.
Verónica Zapata. Periodista y psicóloga boliviana, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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