La división ocurrida dentro el Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia acarrea un enorme peligro para las fuerzas democráticas de izquierda y abren las puertas, si no ocurre un cambio, para que la oposición de derecha se alce con la victoria en las elecciones presidenciales del próximo 17 de agosto próximo.
A eso se suma que diversos factores internos y externos han generado un clima de tensión social, lo cual dibuja un escenario de riesgo para la estabilidad democrática.
Recordemos que el 26 de junio de 2024 ocurrió un fallido golpe de Estado encabezado por militares de derecha allegados a Estados Unidos, a la par que se han incrementado en redes sociales y medios de comunicación opositores campañas desestabilizadoras contra el gobierno que presidente Luis Arce Cotacora.
En ese sentido se divulgó hasta una entrevista desde la cárcel al exjefe golpista Juan José Zúñiga en las que llama a la desobediencia militar y a promover otro alzamiento en las filas de las Fuerzas Armadas.
El modelo de guerra híbrida contra gobiernos progresistas de la región, que ha sido utilizado por Estados Unidos para provocar el desmoronamiento de procesos progresistas y democráticos, se ha agudizado en Bolivia.
El panorama actual se presenta con una gran escasez de divisas que afecta la capacidad de importación, situación que incrementa el desabastecimientos de insumos, combustibles y productos de consumo que unido a mensajes alarmistas y noticias falsas en redes sociales, genera especulaciones y pánico financiero entre la población.
La técnica utilizada por las fuerzas de derecha dirigida desde Washington en su afán de preservar la Doctrina Monroe de “América para los americanos” o mejor dicho para Estados Unidos, no es nueva y ya se han puesto en acción en varios países de la región con los llamados “golpes blandos” con nefastos resultados para sus pueblos.
Para este comentarista, el hecho más peligroso ha sido la división del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Bolivia motivado por la posición asumida por el expresidente Evo Morales de presentarse a una tercera elección (pese a que la Constitución lo prohíbe) y sus contradicciones con el actual mandatario Luis Arce Cotacora.
Recordemos que Evo fue derrotado en junio de 2019 por un golpe de Estado derechista y el mandatario obtuvo refugio en Argentina, pero tras grandes movilizaciones populares se logró revertir la situación y realizar elecciones generales que fueron ganadas por Luis Arce con el total apoyo del MAS.
Fuertes contradicciones entre Arce y Morales se exacerbaron
y en octubre de 2023 el Tribunal Constitucional Plurinacional suspendió la reelección indefinida en el país con un falló que inhabilitó la posible candidatura de Evo, pero éste aduce que tiene derecho a presentarse nuevamente a elecciones. En esta situación han ocurrido fuertes enfrentamientos entre militantes del MAS que apoyan indistintamente a Evo o Arce.
Las contradicciones se han agudizado rápidamente y para tratar de arreglar las diferencias, el presidente Luis Arce en declaraciones públicas renunció a presentarse como candidato a la reelección porque, “ratifico que la UNIDAD es el único camino para lograr la subsistencia de nuestro Estado Plurinacional, de nuestra Revolución Democrática y Cultural, de nuestro Proceso de Cambio, y de nuestro instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP)”.
Su alegato fue desoído por Evo que insiste en postularse nuevamente y sus simpatizantes realizan cortes de carretera para afectar más a la desgastada economía del país. Ante las contradicciones subyacentes, el MAS intentó que el presidente del Senado Andrónico Rodríguez se postulara por el Movimiento pero éste lo desestimó y prefirió participar en la próximas elecciones por otra agrupación.
Ante esa negativa, el MAS nominó como su candidato a las elecciones al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo que será acompañado como aspirante a la vicepresidencia por Milán Berna, exdirigente de la Confederación sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, una de las fundadoras del Partido.
Es innegable que todos esos elementos configuran un panorama de alta vulnerabilidad para el orden constitucional boliviano en el que figuras de la oposición y sectores disidentes del oficialismo han recurrido a discursos de odio que ayudan a impulsar la desestabilización del proceso boliviano.
Mientras se desangran internamente las fuerzas bolivianas, Estados Unidos espera, para sin mucho esfuerzo, adueñarse posteriormente de las enormes riquezas naturales del país, sobre todo el litio y los hidrocarburos, además de su posición estratégica en el centro de Sudamérica.
Esperemos que en el poco tiempo que queda para los comicios, se logre la anhelada unidad dentro del MAS para que pueda alzarse con la victoria porque no solo esta en juego el futuro de Bolivia, sino también de los pueblo de América Latina.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
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