Celebrando el orgullo de las diversidades sexuales e identidades de género, Bolivia muestra una radiografía más abierta al respeto que en décadas pasadas, sobre todo en las juventudes, personas con mayor instrucción académica y habitantes de las ciudades, tal como señalan las encuestas de la empresa Diagnosis S.A.
“En el mes del «orgullo gay» las encuestas de Diagnosis muestran una vez más que la sociedad boliviana está dejando de ser predominante conservadora en el ámbito de la sexualidad. Crece el apoyo al ejercicio de los derechos de las diversidades sexuales y, concomitantemente, aumenta el rechazo a discursos religiosos conservadores que condenan la homosexualidad como «pecado»”, indica un último informe.
Los datos cuantitativos enfocan los niveles de aceptación de las opciones sexuales e identidades de género versus la estigmatización social. Así, el 40% expresa su apoyo a los derechos LGBTQ+, manifestando que ese ejercicio no atenta a las familias tradicionales. Esto implica su respeto en caso de tener hijos e hijas con opciones diferentes a la heteronormalidad y al pensamiento conservador que proviene principalmente de la educación religiosa en los hogares y las escuelas.
Del universo encuestado, “alrededor del 30% muestran posturas conservadoras. Creen que la promoción de derechos de las personas LGBT atenta contra la «familia natural»; buscarían una terapia de conversión para algún hijo homosexual; y creen que los líderes religiosos conservadores tienen el derecho de condenar públicamente la homosexualidad”. El dato representa una porción importante de la sociedad boliviana, centrada en una población adulta y adulta mayor, que alimenta discursos de odio y no permite el avance de los derechos en la vida cotidiana.
En cuanto a las juventudes, expresan más amplitud en la aceptación de las diversidades, lo cual se complementa con mayor acceso de instrucción y formación académica. Es decir que a mayores oportunidades educativas, mejores prácticas en el ejercicio de derechos y respeto a la dignidad de las diversidades.
Los datos son bastante optimistas en un contexto donde 80 casos de crímenes de odio contra la población trans y travesti, continúan en la impunidad. Dos de cada 10 personas solamente denuncian agresiones en razón de sus opciones sexuales y de género. Un gran número queda en el silencio para evitar mayor violencia.
El país presenta un importante logro normativo, a partir del reconocimiento e inclusión de la comunidad LGBTQ+ en la Constitución Política del Estado y leyes nacionales, sin embargo aún se presentan retrocesos cuando se trata de ejercer derechos de las diversidades en la salud, educación, trabajo y justicia.
Ciertamente, los hechos represivos de Stonewell de 1969, que inauguraron el 28 de junio como Día del Orgullo, ya no se repiten, pero hace falta mayor compromiso en las políticas públicas de garantía, prevención y respeto de los derechos. Por ello, las “marchas del orgullo” continúan siendo puestas en escena de luchas y reivindicación desde los cuerpos, el arte y la cultura.
Claudia Espinoza I. es periodista de Bolivia
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