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Bolivia: ¿paraíso de las transnacionales?

Fuentes: Patria Grande

Durante los últimos tres meses las más grandes corporaciones mineras y petroleras del mundo, acompañadas por gobiernos de distinto talante que las respaldan,  han puesto sus ojos en Bolivia debido a las grandes potencialidades de recursos estratégicos que se encuentran en el territorio boliviano, entretanto algunos grupos indígenas, llamados «naciones», incentivados por un discurso oficialista […]

Durante los últimos tres meses las más grandes corporaciones mineras y petroleras del mundo, acompañadas por gobiernos de distinto talante que las respaldan,  han puesto sus ojos en Bolivia debido a las grandes potencialidades de recursos estratégicos que se encuentran en el territorio boliviano, entretanto algunos grupos indígenas, llamados «naciones», incentivados por un discurso oficialista desteñido y por organizaciones no gubernamentales transnacionales consideran un derecho particular la administración de estos recursos frente al Estado central dirigido por Evo Morales Ayma.
 
Una especie de «gran Paitití» o El Dorado se ha creado alrededor de importantes reservas naturales estratégicas, gas, litio, hierro, otros minerales y biodiversidad, que se encuentran en las entrañas del territorio boliviano. Los gobiernos de Francia, Brasil, China, Rusia, Japón, India, Irán y Corea, entre otros, en coordinación con empresas arraigadas en esos países,  han realizado gestiones y acercamientos para incursionar en emprendimientos de gran volumen de capital y hacen la corte al propio Presidente del Estado.
 
El país cuenta con las reservas mundiales más importantes de litio, materia prima estratégica de las más importantes utilizada en la fabricación de pilas alcalinas, baterías, autopartes, computadoras, farmacopea, vidrio, cerámica y armas nucleares; el interés por el mismo se manifestó con la invitación que recibió Evo Morales para visitar las plantas de la Bolloré de Francia y lo hizo, la presencia en Bolivia de representantes de Vale do Rio de Brasil y el próximo viaje de Morales a Japón, invitado oficialmente, abriendo la posibilidad de conversaciones con la Sumitomo y la Mitsubishi.
 
Los presidentes de ambos países, Nicolas Sarkozy e Inacio Lula Da Silva, y el Emperador Akihito han manifestado el interés de sus países por ser parte del proyecto de explotación e industrialización del litio, en tanto las autoridades bolivianas realizan un proyecto piloto de producción de carbonato de litio, abriendo la posibilidad de que capitales transnacionales puedan participar en la transformación industrial a gran escala.
 
Respecto al gas natural, el país es principal reserva en sudamérica, hidrocarburo  que se ha convertido en la principal fuente de ingreso de divisas por los volúmenes y precios de exportación a Brasil, principalmente, y a Argentina, y con proyección de hacerlo hacia Paraguay y Uruguay y que ha permitido que el gobierno tenga holgura de recursos para sus políticas redistributivas consistente en bonos a niños, mujeres y ancianos, aprovechando de la nacionalización de 2006, nacionalización que se convirtió únicamente en la elevación de impuestos y regalías a las transnacionales.
 
Las grandes petroleras Total de Francia, Repsol de España, Vintage de Estados Unidos, BP de Gran Bretaña y Petrobrás del Brasil se han convertido en socias privilegiadas de Bolivia porque mantienen el control de la explotación y exportación de gas, con una empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en situación crítica por falta de una estrategia efectiva de industrialización de los hidrocarburos y por haber cedida a nuevos contratos con las transnacionales.
El ex Presidente de YPFB, antes Presidente del Senado Nacional y mano derecha de Evo Morales y el MAS, Santos Ramirez, fue encarcelado por haber participado en un escandaloso hecho de corrupción en la empresa petrolera.
 
A su vez, YPFB ha tomado contacto con la poderosa empresa gasífera rusa Braskem para realizar emprendimientos que aún se presentan de manera muy preliminar, y la venezolana PDVSA no termina de apoyar efectivamente en los proyectos que inicialmente ofreció para impulsar la industrialización de los hidrocarburos en Bolivia. El apoyo venezolano para cubrir el déficit de diesel, sin embargo, es fundamental para el régimen de La Paz, puesto que el consumo interno de gas aún es bajo por falta de una red interna de gasoductos.
 
El proyecto de explotación de las importantes reservas de hierro del Cerro Mutún, en la frontera boliviano-brasileña, que se inició con importantes avances de la empresa hindú Jindal, ha quedado suspendido debido a fuertes pugnas con el gobierno sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos, de ahí que el Ministerio de Minería y la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) han ejecutado una boleta de garantía de la empresa por incumplimiento de contrato. El gobierno chino ha hecho conocer su interés por realizar grandes inversiones en el emprendimiento.
 
En ese contexto, otras empresas chinas, venezolanas y rusas han mostrado interés por incorporarse a la producción de hierro y sus derivados importantes, tomando en cuenta la demanda internacional del producto.
 
En relación a otros minerales y empresas la situación es la siguiente: El emprendimiento minero más importante de Bolivia lo realiza la japonesa Sumitomo con la mina San Cristóbal (comprada al multimillonario George Soros) que explota zinc y plomo, siendo responsable del ochenta por ciento de la exportación de estos productos, está luego la Coeur D`alene de Canadá con la explotación de plata en San Bartolomé, la Glencore suiza (comprada al expresidente Gonzalo Sanchez de Lozada) en Porco con la producción de zinc y plomo, la Pan American Silver de Canadá en San Vicente con la explotación de cobre y zinc y la australiana Republic Gold de Australia con la explotación de oro en Karachipampa.
 
COMIBOL tiene bajo su administración la empresa Minera Huanuni y la Fundición de Vinto y junto con la coreana Kores explota los yacimientos de cobre de Corocoro, mientras el poderoso gremio de las Cooperativas Mineras de Bolivia, con fuerte gravitación política sobre el gobierno, tiene importantes concesiones en la región occidental de Bolivia.
 
A pesar de que el Programa de Gobierno presentado por Evo Morales-Alvaro Garcia en las elecciones generales de diciembre de 2009, oportunidad en la que consiguieron el 64 por ciento de la votación, planteaba el Gran Salto Industrial, junto a la Revolución Vial, en los más de cuatro años de gestión el proceso de industrialización de los recursos naturales estratégicos no ha sido  desarrollado.
 
El drama boliviano es que, desde la época colonial, ha sido exclusivamente un país exportador de materias primas bajo el molde de la división internacional del trabajo, desde la plata de Potosí, hasta el gas en la actualidad, pasando por el caucho, el estaño y el petróleo a lo largo de los últimos siglos, a pesar de haberse producido tres nacionalizaciones de los hidrocarburos y dos nacionalizaciones de los recursos mineros.
 
Lo contradictorio del gobierno actual es que ha desarrollado un discurso industrialista, de transformación de los recursos naturales, de sustitución de importaciones, de incorporación de valor agregado, de potenciamiento de la economía estatal frente a la ofensiva transnacional del neoliberalismo, sin embargo en la práctica mantiene una relación de armonía con las transnacionales que explotan y exportan las materias primas como en los siglos pasados.
 
En relación a la nacionalización de empresas eléctricas, mineras, de telecomunicaciones, de hidrocarburos, el Vicepresidente del Estado, Alvaro Garcia manifestó que Bolivia debe pagar a las transnacionales mil millones de dólares y el Presidente Evo Morales reiteró que quiere «socios, no patrones» dando garantías a las empresas.
 
Un aspecto sumamente delicado, en términos legales y políticos, es que el gobierno de Evo Morales, después de haber nacionalizado los hidrocarburos en mayo de 2006, dejó de lado las auditorias que se realizaron a  las transnacionales petroleras, estas auditorias y balances determinaron que las empresas cometieron irregularidades y tenían deudas por encima de los 800 millones de dólares.
 
Asimismo, en octubre del mismo año, negoció con transnacionales los nuevos contratos que, si bien permitieron mejores ingresos al Estado, las mantuvo en condiciones envidiables en el país.
 
Por su parte, las demandas salariales, durante los últimos tres meses, de los trabajadores estatales y privados han sido rechazadas por el gobierno generando una pugna entre los asalariados de distintos sectores con los sectores no asalariados, como los campesinos, indígenas y comerciantes, que se benefician de la política de beneficencia del gobierno, establecida a través de bonos a los niños, madres y ancianos.
 
A su vez, los grupos indígenas de oriente y occidente, sectores de importante respaldo al gobierno, han mantenido una tenaz posición de utilizar las denominadas autonomías de las «36 naciones indígenas», reconocidas por la Constitución, para demandar derechos sobre los recursos naturales, especialmente hidrocarburos y minerales, lo que ha generado conflictos de difícil solución. Las transnacionales petroleras y mineras y los grupos indigenistas coinciden en debilitar el rol del Estado en la conducción de la economía y la administración de los recursos naturales.
 
El peligro de fragmentación o declaración de «territorios libres» está presente en la medida en que, a nombre de los ayllus, las comunidades indígenas cercanas a  Uncia, Potosí, luego de haber asesinado a cuatro policías,  demandan el manejo independiente de su territorio, donde el contrabando de vehículos y el tráfico de drogas es generalizado, sobretodo con la frontera chilena.
 
Después de las elecciones de diciembre de 2009, un triunfo notable de Evo Morales con 64 por ciento de votos, se produjo una reducción de la importancia electoral del MAS que tuvo derrotas electorales en casi todas las capitales de departamento, siendo ésta una manifestación de descontento en los sectores urbanos y medios frente a las políticas del indígenismo dominante.
 
El destino de los recursos naturales y el interés de las transnacionales y las potencias imperialistas sobre los mismos, marcarán los futuros pasos del gobierno que, a pesar del importante respaldo interno y externo, ha perdido o no tiene una orientación clara de hacia donde se dirige.
 
De manera gráfica, el Embajador de la Unión Europea en Bolivia, el británico Kenneth Bell, manifestó, en entrevista en La Prensa del 9 de mayo de 2010, que las transnacionales petroleras Total de Francia, Repsol de España y BG de Gran Bretaña han hecho nuevos acuerdos con el gobierno de Bolivia, bajo el paraguas de los acuerdos internacionales, tomando en cuenta las buenas relaciones diplomáticas con los países europeos y con sus empresas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.