Aunque el gobierno boliviano clasifique entre los primeros países del continente en superar la crisis económica mundial y llevar adelante planes de desarrollo en beneficio de su población, resulta difícil que los medios de comunicación capitalistas publiquen noticias que reflejen la realidad de la nación andina. Desde que en 2005 Evo Morales alcanzó la presidencia […]
Aunque el gobierno boliviano clasifique entre los primeros países del continente en superar la crisis económica mundial y llevar adelante planes de desarrollo en beneficio de su población, resulta difícil que los medios de comunicación capitalistas publiquen noticias que reflejen la realidad de la nación andina.
Desde que en 2005 Evo Morales alcanzó la presidencia con el apoyo popular, esa nación ha experimentado una serie de transformaciones económicas y sociales que han ido sacando de la miseria, la ignorancia y la discriminación a su mayoritaria población.
En los primeros seis meses de 2010, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 3,64 % respecto a 2009 debido al desarrollo de las construcciones (10,82 %), minería (9,90 %) transporte (6,2 %), el sector de los servicios de electricidad, gas y agua (6,7 %) y la industria del petróleo crudo y gas natural (6,4 %), según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Asimismo, los bancos tuvieron un aumento de 5,04 %, el comercio de 4,2 %, la industria manufacturera de 4 % y las comunicaciones de 3,21 %.
En 2009 Bolivia tuvo un crecimiento de 4 % y la inflación no superó el 2 %, mientras que en 2008 el incremento del PIB fue de 6,15 %, lo cual se ha traducido en nuevos empleos, mayor producción y superávit en la balanza comercial. Para 2010 se estima que el PIB alcanzará 4,5 %.
Este continuo desarrollo en los últimos años es reflejo de la seriedad, honestidad y austeridad del gobierno de Evo Morales para manejar la economía del país.
Dos organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que a lo largo de su historia se han caracterizado por instaurar medidas neoliberales que han impulsado crecimientos económicos desiguales en detrimento de políticas de apoyo sociales, han reconocido los recientes avances económicos de Bolivia.
Pese a que desde 2006 el gobierno de Morales ha dirigido su economía en forma independiente, desligada de los asesoramientos y presiones de ambos organismos, delegaciones del FMI y del BM visitaron recientemente esa nación y resaltaron el camino seguido por la nación andina.
El subdirector para el Hemisferio Occidental del FMI, Gilbert Terrier, reconoció «la escasa exposición del país a las corrientes financieras mundiales y las políticas macroeconómicas del gobierno, que suavizaron el impacto de la crisis internacional».
El Fondo presentó por primera vez en La Paz un informe anual, donde significó que «la política social del gobierno boliviano es algo positivo e importante para la sostenibilidad del modelo económico».
Por su parte, el director del Banco Mundial para los países andinos, Felipe Jaramillo, dijo que «hemos visto un progreso notorio en el país, un progreso notorio en la economía, en las cifras de pobreza y en las cifras sociales, un manejo macroeconómico sano y estable y en esta nueva estrategia de apoyo del Banco Mundial vamos a poder ofrecerle a Bolivia servicios financieros a los que tienen acceso normalmente los países de ingreso medio».
El BM aprovechó para anunciar que Bolivia pasó de ser un país de ingresos bajos a uno de ingresos medios, lo que le permitirá acceder a las mismas líneas de crédito que reciben Argentina, Brasil, Colombia y Perú, entre otros.
Datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indican que la pobreza extrema ha bajado en Bolivia de 68,2% en 2003 a 28 % en 2010 y La Paz trabaja para eliminar las desigualdades que aún persisten tras décadas de saqueos protagonizadas por compañías estadounidenses con la anuencia de gobiernos bolivianos corruptos.
Uno de esos ejemplos fue la primera administración de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), que propició la instauración de un neoliberalismo feroz junto a la privatización de las empresas estatales.
En ese período, compañías transnacionales se adueñaron de las firmas nacionales de servicios ferroviarios, aviación, agua, luz, teléfono, educación, y de recursos naturales como el oro, el petróleo y el gas natural.
Lozada redujo los impuestos a un 50 % para contratos de 40 años de duración y compañías como Total Fina ELF, British Gas, Repsol, Enron y Petrobrás, entre otras, solo pagaban un impuesto de 18 %, uno de los más bajos del mundo. Las riquezas salían del país por medio de las transnacionales mientras dejaban hambre y miseria al pueblo.
Para llenar la copa, Sánchez de Lozada llegó nuevamente al poder en 2002 y en febrero del siguiente año una comisión del FMI que visitó el país, lo compulsó a adoptar otras medidas neoliberales. El gobierno decreto impuestos exorbitantes a los ya de por sí bajos salarios, lo cual provocó revueltas masivas con saldo de 32 muertos y cientos de heridos.
En agosto de ese año las demostraciones se intensificaron y Sánchez de Lozada huyó hacia Estados Unidos.
Evo Morales, con mesura, determinación y salvando escollos impuestos por la oposición de derecha, ha ido revirtiendo el panorama que dejaron al país los anteriores gobiernos pro estadounidenses.
El Estado boliviano ha ido recuperando, para beneficio nacional, importantes sectores y recursos naturales que habían sido privatizados como el petróleo, el gas, la madera, el oro, la aviación, las telecomunicaciones, la electricidad, la telefonía, el transporte público, etc.
Se han instalado nuevas fábricas de papel, cartón, pintura, almendra y derivados; se apoya financiera y comercialmente a pequeños productos industriales y se trabaja en el desarrollo general de la agricultura.
Todo ese programa, además de generar empleos, esta ligado al desarrollo de los programas sociales, para lo cual el gobierno ha destinado este año 2.200 millones de dólares, el mayor para un aparato estatal que hasta el año 2005 invertía alrededor de 500 millones de dólares, según informó el presidente Morales.
Esa cifra va destinada a cubrir construcciones de carreteras, escuelas, centros de salud, dotación de servicios básicos de agua potable y alcantarillado, y apoyo técnico a pequeños productores agrícolas.
De estos logros y adelantos no hablan los medios de comunicación capitalista porque, como es lógico, están en contradicción con la política neoliberal, de libre comercio y de privatizaciones que ellos apoyan y propugnan.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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