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Maldad y violencia en el capitalismo

Bullying y «juegos de la muerte» (caso México)

Fuentes: Rebelión

Introducción El llamado bullying o violencia escolar y los llamados «juegos macabros» o «juegos de la muerte» en la realidad de la sociedades capitalistas de todo el mundo han llamado la atención debido a que se han convertido en situaciones practicadas cada vez más constante y sistemáticamente entre los niños, adolescentes y jóvenes; ello corre […]

Introducción

El llamado bullying o violencia escolar y los llamados «juegos macabros» o «juegos de la muerte» en la realidad de la sociedades capitalistas de todo el mundo han llamado la atención debido a que se han convertido en situaciones practicadas cada vez más constante y sistemáticamente entre los niños, adolescentes y jóvenes; ello corre a la par y de manera dependiente de la descomposición y crisis de dichas sociedades y del capitalismo como telaraña o red glocal de dominio y explotación salvaje.

Específicamente en la nación mexicana, las diferentes formas de bullying han venido creciendo exponencialmente a tal grado que se han convertido ya en un problema o drama de carácter nacional. Y no podía ser de otra manera ya que México es uno de las países más violentos o, mejor dicho, donde la violencia se expresa más intensamente debido a su situación de avasallamiento por parte del imperialismo norteamericano y debido a su grave situación de neoliberalismo extremo, gobierno militarizado, pobreza alarmante, tráfico de drogas galopante, inseguridad ubicua, desnutrición lacerante, etcétera. En suma, el conjunto de su tejido biosocial está altamente deteriorado.

Este conciso trabajo que aquí presentamos lo hemos hecho a manera de una reflexión, un análisis y una denuncia socio-psico-antropológica de dicho violentamiento socioeconómico y político-cultural de la sociedad civil mexicana por parte de los perversos mecanismos del capitalismo imperialista y neoliberal. La vulnerabilidad se resiente en los sectores desprotegidos y la violencia se despliega y se palpa en la introyección de los modelos, discursos y prácticas violentas, malignas y precarias que se proyectan desde los medios electrónicos, desde los aparatos de Estado, desde los poderes fácticos y empresariales, desde y en las instituciones gubernamentales y públicas. Las macros y la microviolencias se exudan por todas las venas del tejido social: las calles, los centros de trabajo, las unidades domésticas, las escuelas, los lugares de diversión y entretenimiento, los medios de información, los ciber espacios, en suma en los espacios públicos y privados de interacción sociocultural.

Los bullyings y los «juegos de la muerte» que aquí reseñamos sólo son dos ejemplificaciones dramáticas y dolorosas de conductas extremas que se dan y crecen en los sectores de niños, adolescentes y jóvenes: sectores vulnerables que sintomatizan y experimentan duramente las frustraciones y las miserias socioeconómicas, educativas y psico-culturales producidas por los circuitos y dispositivos capitalistas; en este caso de la golpeada nación capitalista mexicana.

Este panorama macabro que vive hoy día la nación mexicana puede y tiene que ser suprimido y superado por la nación-pueblo para crear y acceder a mejores condiciones de vida y de convivencia socio-cultural-moral. Terminar con la era neoliberal y reconstituir progresiva pero firmemente el tejido social, sanarlo y resanarlo a favor de los sectores populares, que obviamente son la inmensa mayoría de la población.

En los casos específicos del llamado bullying y los juegos violentos se pueden y se tienen que generar nuevas y renovadas condiciones positivas-humanísticas educativas y de convivencia socio-psico-antropológica: pacíficas, artísticas, lúdicas y de respeto, reconocimiento entre los infanto-jóvenes.

Maldad y violencia

Maldad es una condición negativa relativa, atribuida al ser humano, que indica realizar actos o actuaciones de la persona o las personas en relación a otras, a asimisma (s) y/o al medio natural o social, causando daño físico, psíquico y/o moral. Se plantea también como actos con intenciones aviesas desprovistos de bondad, caridad, justicia, etcétera; es decir, con ausencia de valores humanos morales positivos [1].

La maldad o malignidad tiene su expresión actual más evidente y vigente en la violencia socio-cultural; aunque la violencia como manifestación y relación ontológica y antropológica es históricamente antiquísima.

El filósofo y sociólogo Horst Kurnitsky (1998: 127) ha planteado que existen dos tipos de violencia que se conectan en lo que llama «domesticación de la violencia»; es decir, en la creación histórica y reactualizada de las reglas sociales, políticas, jurídicas y morales-éticas (axiológicas) de convivencia y pacto (o contrato) sociocultural:

i) la violencia que proviene de la naturaleza y

ii) la violencia que emana de la naturaleza humana.

El problema y el proceso de la malignidad según Goldberg

Maligno, perverso, maléfico, maloso, malvado, siniestro, son términos y denominaciones semejantes y equivalentes. Pero el psiquiatra Carl Goldberg (2002) estudioso de las psicopatologías actuales plantea que malignidad es la más adecuada manera de llamar los actos y conductas altamente perturbadas de la actualidad. Su definición o, mejor, su caracterización pone énfasis en los siguientes aspectos:

a) Implica actos que producen sufrimientos inmerecidos,

b) son acciones que hacen sufrir innecesariamente a otros,

c) indica tratar a otras personas sin respeto o consideración por su humanidad,

d) tiene que ver con la imposición deliberada de sufrimiento cruel y doloroso sobre otro ser vivo, específicamente otra persona o personas.

En esta caracterización se presupone que el malefactor es capaz de comprender de alguna manera las consecuencias de sus acciones (Goldberg, 2002: 3-5).:

De acuerdo a los planteos de Carl Golberg se trata de un despliegue específico y concreto de pasos en un continuum de actos; de la siguiente manera (pp.12-20)

Comenzando por la vergüenza y el reproche en las relaciones adulto-niño, que generan sentimientos de desprecio→↔ que a su vez producen racionalizaciones a dichos sentimientos negativos →↔que facilitan racionalizaciones y justificaciones (morales) de las perversidades y nuevos actos despreciables cada vez más extravagantes; dichas actitudes racionalizadoras de comportamientos crueles e insensibles (racionalización de lo irracional) →↔lleva a su conversión adictiva: una adicción perniciosa porque permite justificar y jactar como «superiores» las mismas conductas que los demás consideran indecentes o nefastas. Completado todo ello con dos ingredientes más: →↔la incapacidad o renuencia a autoexaminar los actos malvados y, en general, el lado oscuro o perverso de la personalidad y →↔ la recurrencia a explicaciones y pensamientos mágicos. A partir de ello C. Goldberg señala que es posible entender y estudiar la maldad o malignidad de los sujetos malignos teniendo en consideración la procesualidad antes sintetizada →↔más los efectos e impactos sobre las personas directamente partícipes o no partícipes de los actos malvados (actos casi siempre paradójicos pues son fascinantes o cautivantes de la excitación y también causantes de miedos, temores y culpas). Por último indica Golberg que →↔ se debe considerar el contexto social, psicológico y moral de los actos malévolos para tener los aspectos suficientes de su comprensión y análisis.

El estigma transhistórico de la violencia, según Kurnitsky

Según la perspectiva del investigador Horst Kurnitsky la dominación, la contención y el control de la violencia han sido impulsos esenciales y elementos decisivos en la formación de la sociedad, de la cultura y la civilización. Por ello este autor alemán sugiere que todas las relaciones sociales (y culturales) quedan determinadas (marcadas) transhistóricamente por su relación con la violencia (lo que quiere decir que todas las relaciones humanas son de una u otra forma, en menor o mayor grado, velada o abiertamente, religiosa o civilmente, sacrificiales). Y concretamente cuando se agudizan las polarizaciones y antagonismos socioeconómicos la violencia se desata e irrumpe con mayor fuerza.

Para Kurnitsky pues, la violencia es inherente a la condición humana, igual que su contraparte, la cohesión, o mejor dicho la contraviolencia o contención de la violencia. Pero cabe enfatizar que dicha ambivalencia para el autor alemán no es equitativa entre las dos dimensiones, sino que es más poderosa y domina la dimensión violenta respecto a la no violenta, pero, además. está por demás eliminarla, sólo la podemos contener (aminorar o paliar) superficial y temporalmente.

Obviamente no estamos de acuerdo con esta postura trágica, tanática e irracionalista de la condición y la transhistoria humana (y sus relaciones, instituciones y acciones). Creemos que la violencia ha sido y es una dimensión crucial en la formación humana y civilizatoria (y sus relaciones, instituciones y acciones) pero no como estigma imborrable e insuperable forever and ever sino como condición histórica y antropológicamente determinada del devenir humano: bajo ciertas condiciones y periodos de la historia humana particular.

La subversión y erradicación (pacificación permanente) de la violencia y las violencias (naturales y humanas) es precisamente el enorme reto histórico que enfrenta nuestra especie: sacudirse esas condiciones miserables reales y artificialmente producidas y revolucionar sus condiciones socio-económico-culturales para superarlas dialécticamente, so pena de sucumbir dichas violencias combinadas e hipercomplejizadas (como diría E. Morin) que rebasarían todo control o sea su «domesticación».

La violencia en el capitalismo contemporáneo

La violencia y la maldad de la actualidad tienen que ver con los dispositivos y las condiciones socioeconómicas del capitalismo como sistema planetario y como formación social concreta en cada país, región y localidad. Por ello desde mi punto de vista esta condición se manifiesta actualmente dentro de los contextos, socioeconómicos, históricos, culturales y psicológicos de las sociedades modernas-posmodernas-hipermodernas capitalistas (Adame, 2013) en violencias de diversos tipos que afectan principalmente a los sectores más vulnerables de las mismas: niños, mujeres, ancianos, indígenas, discapacitados, homosexuales, etcétera.

Violencia discursiva

La violencia discursiva, según Hans Robert Satelle [2] , tiene que ver con el discurso del poder que aplaca el discurso del deseo y «sus características sobresalientes son la imperatividad y la prescripción de obligaciones y prohibiciones» (p. 6).

La violencia discursiva para Mariana Iriarte [3] es cosificadora, es la que se ejerce mediante el lenguaje y la aniquilación simbólica, es la agresividad verbal destinada a deshumanizar al sujeto, ya que «las palabras nos marcan y nos hacen creer lo que nos hacen decir». Además de que ella es la que permite y posibilita la violencia y la agresión físicas (posteriores).

La violencia discursiva es ejercicio de poder -sostiene «el juego de filosofar»- y este aparece en varios ámbitos: el de la vida cotidiana, el de la política contemporánea, el de las campañas publicitarias, el de los medios de comunicación, el de Internet, etcétera [4] . Las palabras y los símbolos son de doble filo, construyen pero también pueden destruir y dañar; y la violencia discursiva daña no sólo a los sujetos sino a las sociedades.

La Maldad y la violencia contextuadas en la crisis de la sociedad red capitalista

En la situación contemporánea de nuestras sociedades capitalistas a nivel mundial, denominadas por el sociólogo Manuel Castells (2002) como sociedades-Red ya que su estructura social está compuesta por conjuntos de redes y nodos donde se conectan flujos y fijos de capitales, mercancías, gentes, datos y simbolizaciones y se potencian con el informacionalismo cibertecnológico (y en su conjunto planetario conforman la Sociedad Global-Red). En ellas se comparte una crisis de la civilización que se expresa, entre otros aspectos en que: mil 700 millones de personas vivan en pobreza, 925 millones de habitantes padezcan hambre, que cada seis segundos muera un niño en el orbe porque no se alimenta adecuadamente, que 20 millones de migrantes indocumentados dejen sus naciones en búsqueda de oportunidades y que existan 212 millones de desempleados a escala mundial, de los cuales 40 por ciento son jóvenes [5] . Se trata, pues, como han señalado varios estudiosos del tema como Armando Bartra (2009), de una «crisis multidimensional de la civilización», ya que incluye las crisis económica, medioambiental, energética, alimentaria, médica-salutífera, sociocultural, psíquica y moral.

Tales condiciones glocales propician, nutren y exacerban las situaciones negativas multidimensionales, como son: los miedos, las violencias, los desgarramientos, las inseguridades, las incertidumbres, los riesgos, las tensiones y las vulnerabilidades; en suma, las condiciones y las actuaciones marcadas por los signos de la maldad: dispositivos plusvalóricos, acumulativos y fetichistas.

La violencia padecida por los infanto-jóvenes

En su libro llamado La sed de mal, el sociólogo José Manuel Valenzuela (2012:166-168) lleva a cabo un recuento sintético de las modalidades de violencia discursiva y física que padecen los infanto-jóvenes en las sociedades, particularmente en las urbanas, contemporáneas:

1. La violencia económica afecta a millones de ellos y se evidencia en la incapacidad de acceder a la canasta básica y propicia abandono de escuelas y migraciones.

2. La violencia institucional que se manifiesta en el hostigamiento y criminalización por el delito de «portación de cara».

3. La violencia represiva hacia los movimientos sociales que escapan al control institucional: disidentes, altermundistas, indignados, ambientalistas, etc.

4. La violencia del crimen organizado afecta duramente a los infanto-jóvenes pues 9 de cada 10 personas asesinadas con armas de fuego en América Latina son niños y jóvenes

5. En ocasiones las «identidades jóvenes antrincheradas» en el barrio (pandillas, clicas) conllevan procesos autodestructivos, rivalidades y persecución policial.

6. La violencia simbólica «naturalizada» por el orden de las cosas afecta a las identidades de sexo-género en sociedades patriarcales, misóginas y homofóbicas.

7. La violencia racista y discriminatoria por motivos étnicos afecta y estigmatiza la condición de niños y jóvenes indígenas, afrodescendientes, etc.

8. La violencia sexual la sufren los y las infanto-jóvenes, entre las que se encuentran la pedofilia, el lenocinio, la prostitución, la trata, la pornografía y la violación.

9. Las violencias adulto-gerontocráticas se manifiestan en la exclusión de los jóvenes de los espacios locales y de poder.

10. La violencia publicitaria de estilos, estéticas y patrones de consumo hegemónicos excluyen a grandes sectores juveniles por sus parámetros fenotípicos y por su incapacidad adquisitiva.

La Maldad interiorizada social y psicocorporalmente

Todas estas formas de violencia son altamente peligrosas y perversas, pero por ahora, es de llamar la atención, a propósito de la maldad en sus expresiones de interiorización y naturalización en los comportamientos y vivencias competitivas, de rivalidades y autodestructivas de los infanto-jóvenes: lo que se ha llamado el bullying y los «juegos extremos». Pues ellos se presentan como parte de las relaciones psico-socioculturales cotidianas en los espacios donde conviven e interactúan niños, adolescentes y jóvenes, pero con la característica tecnológica que interviene de manera destacada la influencia de las redes virtuales y su parafernalia tecnocibernética. Estos sectores se encuentran por su condición de menores de edad, de personas en crecimiento y en el proceso de formación y enculturación, en una situación de personas vulnerables y donde la sociedad y el Estado deberían poner atención y alarma en sus procesos de desarrollo y educación. Recordemos aquí lo planteado por el Dr. Goldberg respecto a la formación procesual de la malignidad a partir de actos, acciones y comportamientos que comienzan muy comúnmente en las relaciones entre niños y adultos. Sin embargo la violencia de la crisis capitalista neoliberal como contexto, pre-texto, y texto penetra, afecta y se retroalimenta de la redes glocales reales y virtuales en sus tejidos cotidianos más susceptibles y tiernos.

Así pues queremos aquí llamar la atención y la reflexión en torno a casos del bullying y los llamados «juegos peligrosos extremos» que han presentado en nuestras sociedades una expansión alarmante y han cobrado y amenazan con crear más sujetos perversos y malefactores y cobrar más víctimas psico-corporales y mortales. Aquí la maldad y la perversidad -como parte de la situación sistémica y crítica de violencia discursiva, psico-socioeconómica y física- se psico-encarnan y se autoasumen en los participantes; así víctimarios, víctimas y otros co-participantes (como «autoridades») adultos, u otros más implicados (como «observadores», «espectadores», o «testigos») generalmente jóvenes, en sus relaciones inter-personales participan de estos «vínculos» y «juegos» impregnados de símbolos, imágenes, discursos, representaciones y experiencias consuetudinarias, glocales y tecnoculturales de violencias, perversidades incertidumbres y precariedades. Como diría el antropólogo Arjun Appadurai (2001), los «paisajes» (simbólicos, discursivos, tecnológicos, financieros) que los han alimentado en su crecimiento y formación en las ciudades de las sociedades-red del norte, pero sobre todo en las del sur. Es decir, en nuestros países, han sido de saturación y bombardeo discursivo de dichos mensajes, escenarios y vivencias creadas por la civilización capitalista consumista, neoliberal, perversa y en descomposición o degradación.

Psico-corporalmente la malignidad se produce, se interioriza y actúa en las personas que interaccionamos y convivimos bajo esos dispositivos y condiciones socioeconómicos, discursivos y morales desquiciantes y violentos.

Formas de Bullying y Violencia Escolar

La palabra Bullying («intimidación» en inglés) se ha usado para describir modos negativos de trato entre personas. Su significado fundamental es: acosar, molestar, hostigar, obstaculizar o agredir físicamente a alguien. Por eso es que también se le conoce como «acoso o hostigamiento escolar». Así su significado se ha extendido a un continuo y deliberado maltrato verbal, psicológico y/físico modal que recibe un niño o niña, adolescente mujer o varón, por parte de otra, otras u otro u otros, que se comportan con él/ ella cruelmente con objetivo de dañar, someter, arrinconar, amenazar, intimidar u obtener algo de la víctima. O sea, la persona o personas que lleva (n) a cabo los acosos y las violencias lo hace (n) con el propósito de imponer su poder y dominio sobre la víctima a través de intimidaciones, amenazas, insultos, humillaciones, discriminaciones devaluaciones, agresiones físicas, abusos y robos, etcétera.

Se reconocen por lo menos aspectos básicos del bullying: i) Físico: empujones, patadas, agresiones con objetos, etc. ii) Verbal: insultos, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, etc. Es el más habitual. iii) Psicológico: minan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor. iv) Social: pretende aislar al joven del resto del grupo y compañeros [6] . v) Sexual: abusos que buscan obtener posesiones y favores sexuales (besos caricias, excitaciones, sexo orales, penetraciones, etc.,) del cuerpo de la víctima. vi) Bullying contra gays y discapacitados. Es ejercido contra personas que tienen otras capacidades o definiciones sexo-genéricas como discapacitados, homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, trasvestis, etcétera. Como agresiones a través de comentarios en tono de burla, insultos, actos discriminatorios, golpes, amenazas o extorsiones [7] . vii) De Robos: el propósito es el despojo de pertenencias o dinero.

viii) El Cyberbullying, se define como una conducta agresiva e intencional que se repite de forma frecuente en el tiempo, se lleva a cabo por un grupo o individuo mediante el uso de medios electrónicos (Internet u otras tecnologías digitales), y se dirige a una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma. El desarrollo de esta forma de violencia se convierte en una verdadera «agresión social online».

Por, ejemplo la investigadora Nancy Willard distingue ocho tipos distintos [8]:

1) Provocación incendiaria: peleas, discusiones encendidas online por medio de mensajes electrónicos que utilizan un lenguaje vulgar y ofensivo.

2) Hostigamiento. Envío repetido de mensajes ofensivos, desagradables y/insultantes.

3) Denigración: injuriar o difamar a alguien online mandando rumores, chismes o mentiras, normalmente de tipo ofensivo y cruel, para dañar la imagen o reputación de alguien o sus relaciones con otras personas.

4) Suplantación de la personalidad: hacerse con los datos personales o la apariencia de una persona (nicks, claves, etc.) para hacerse pasar por ella y hacerle quedar mal ante los demás, cometer actos inapropiados, dañar su reputación o generar conflictos con sus conocidos.

5) Violación de la intimidad o juego sucio: difundir los secretos, información comprometida o imágenes de alguien online. En algunos casos se puede engañar a alguien para que el mismo sea el que las difunda sin saber la repercusión de esta información.

6) Exclusión: apartar a alguien de modo intencional de un grupo online (chats, listas de amigos, foros temáticos).

7) Ciberacoso: envío repetido de mensajes que incluyen amenazas o son muy intimidatorios. Puede incluir el que el acosador se inscriba en actividades donde la víctima participa de modo que ésta se sienta perseguida y vulnerable.

8) Ciberamenazas: material online que amenaza directa o indirectamente o causa preocupación sobre el daño que se puede llegar a infligir a otros o a uno mismo, incluyendo la posibilidad del suicidio.

Respecto al cyberbullying hay ejemplificaciones tipológicas específicas como las dos siguientes:

El Happy Slapping («bofetada feliz») se trata de la grabación de ataques inesperados, o peleas entre niños o adolescentes, que son grabadas (comúnmente por «cómplices» de agresores), generalmente por medio de un teléfono móvil y luego difundidas o ponerlas en exposición visual repetidamente. Esta modalidad ha llegado a incluir grabaciones de violaciones, agresiones sexuales o incluso «suicidios» y homicidios».

La Dating Violence («violencia en el inicio del noviazago«), se trata del abuso o maltrato, comportamientos agresivos (incluso sexuales) o escenas de violencia que se producen en las relaciones de cortejo o noviazgo, generalmente entre los adolescentes o jóvenes. Siendo las chicas las víctimas mayoritarias (aproximadamente 85%) de dichos abusos físicos, psicológicos y/o sexuales. Con esos ataques los agresores buscan alcanzar poder y control sobre su víctima, generando de esta manera una severa dinámica de pautas de dominio-sumisión.

Combinatoria de bullyings, vulnerabilidad y efectos psico-socio-emocionales en las víctimas

Cabe aclarar que estos tipos de bullyings no son mutuamente excluyentes, sino que pueden combinarse en los pocos o varios actos realizados. De hecho en muchos de los casos estudiados se da una especie de «carrera de la víctima», en la que ella padece y pasa por uno o varios tipos a lo largo de situaciones constantes de acoso y agresiones. En ello radica su vulnerabilidad personal debido a que se le estigmatiza, se le discrimina, se le subestima y/o se le humilla. Esto también puede suceder a nivel de varias personas que son blanco o foco de bullyings, como niñas indígenas o discapacitados, etc.

Y además las víctimas presentan síntomas principales comunes como: fracaso académico, ansiedad, nerviosismo, fobia escolar, deterioro de su autoestima, depresión, falta de apetito, insomnio y trastornos del sueño.

Las víctimas padecen, pues, las consecuencias sociales, psicológicas y antropológicas de las agresiones. A mediano plazo ello redunda en la formación problemática de su personalidad, de su temperamento, de su desarrollo psico-social y en el padecimiento de enfermedades asociadas al desgaste emocional y a la marginación psico-social. Se trata, pues, de un deterioro general de su salud integral.

Algunas formas de Juegos Extremos peligrosos o juegos macabros o de la «muerte»

En estos juegos, los adolescentes y jóvenes, «inventan» o imitan» prácticas, donde el cuerpo-mente de las personas se expone a las máximas tensiones fisiológicas, psicológicas y/o emocionales para experimentar fuertes sensaciones que incluso rayan en situaciones cercanas a la muerte o de plano llevan a la muerte.

Chocking Game «ahorcado», «éxtasis por asfixia» o «seis nudos» práctica que consiste en inducir el desmayo o desvanecimiento por asfixia, generalmente consiste en primero acelerar el ritmo cardiaco y la respiración, y después se presiona el cuello o el tórax para evitar que el oxígeno llegue al cerebro. La falta de oxígeno en el cerebro causa la pérdida de la conciencia provocando alucinaciones y sensación de placer. Pero en realidad es como jugar a la ruleta rusa, ya que bastan tres minutos para morir o sufrir daños neurológicos severos. Lo peor de todo, los niños y adolescentes que lo practican, a menudo, no lo saben. Se realiza entre dos o más personas con «aparente» consentimiento mutuo y como forma de experimentar algo nuevo [9] . Se pueden usar las manos, brazos u otros artefactos, como bufandas, corbatas, cinturones, cuerdas con nudos, etcétera. Los muchachos se sienten invulnerables y muchos buscan la euforia y la adrenalina sin ser conscientes del peligro mortal que entrañan sus acciones. La diferencia ahora es que los límites están difuminados y la «hazaña» en sí ha dejado de ser lo más importante, hay que grabarla o fotografiarla y «colgarla» en internet para que se enteren los demás. Así el fenómeno se extiende las redes Web, donde se observan videos en las que los adolescentes y jóvenes, generalmente escolares practican variedades de este «juego». En 2010, en Rosario Argentina se llevó a cabo una marcha de v ecinos y padres después de que se produjeran ocho muertes de adolescentes en el lapso de tres meses. Los jóvenes, que tenían entre 14 y 18 años, habrían participado de un juego por Internet basado en la asfixia. En Estados Unidos para 2012 ya rebasan las 100 muertes debidas a los excesos de este Juego .  

«Balconing«.  El arriesgado salto gana cada vez más adeptos y se ha puesto de moda entre los jóvenes turistas extranjeros que se alojan en hoteles de la costa catalana y de las Islas Baleares. El temerario juego,  vinculado a la ingesta de grandes cantidades de alcohol y estupefacientes , consiste en saltar desde el balcón de una habitación al de otra, o bien directamente a la piscina.Más de una docena de muertos y medio centenar de heridos es el triste balance de los dos últimos años en España. 

«Reto al tren» Los jóvenes practican el juego muy extremo se llama «reto al tren». Consiste en que alguien se acomoda en las vías del tren antes de que este llegue, y llegado el momento el tren que marcha a toda velocidad pasa por encima de la persona cerca de cinco pulgadas. En imágenes se aprecia a una joven que se acuesta en las vías del tren y éste pasa por encima de ella, afortunadamente se levanta ilesa [10] .

  «Train surfing».   El «surfeo de trenes» es otra manera de jugársela. Se trata de una práctica extrema que consiste en subirse a un tren en marcha . En España todavía no se han detectado casos, pero la práctica se difunde rápidamente por internet. Ya se han registrado casos mortales en Dinamarca, Reino Unido -donde se nota un incremento de prácticas en las redes del metro-, Australia y Sudáfrica. El peligro se intensifica no sólo por la posibilidad evidente de una caída, sino por los postes y túneles que se cruzan a gran velocidad.

 

«Planking«.   Fotografiarse en lugares insólitos, con el cuerpo rígido y siempre boca abajo en equilibrio inestable, es una moda que llega de Australia. Los aficionados se fotografían encima de señales de tráfico, de chimeneas, o de las barreras de un paso a nivel . El aliciente consiste en ser creativo, expresarse y formar parte de un fenómeno mundial, ya que las fotografías se comparten en la Red.

Un juego aparentemente sin riesgos que, llevado al extremo ha causado ya alguna muerte , como la del joven australiano Acton Beale, que falleció al caerse del balcón de un séptimo piso cuando posaba para hacerse una foto.

Algunas Consecuencias inmediatas en las personas que participan de los Danger games son: Deterioro de la autoestima, pérdida de la confianza en uno mismo y en los demás, creciente sensación de la inseguridad, sentimientos de culpa, tristeza, vergüenza,; problemas en el desarrollo personal y ajuste psicosocial, lesiones físicas, alteraciones psicofisiológicas.

Bullying en el México de hoy

Según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México encabeza la lista internacional de casos de bullying en educación básica. De acuerdo con los datos aportados por ese organismo, este tipo de acoso afecta a 18 millones 785 mil 875 alumnos , tanto de escuela primaria como secundaria [11]. Conforme a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) , el número de menores afectados por el bullying aumentó un 10% en los últimos dos años: siete de cada diez son víctimas de algún tipo de violencia.

En el caso mexicano, el 40,24% de los estudiantes reconoció haber sido blanco de acoso , mientras que el 25,53% declaró haber recibido insultos y amenazas. En tanto, el 17% fue golpeado y el 44,47% de los consultados dijo haber sufrido algún episodio de violencia verbal, psicológica, física y, en tiempos más recientes, a través de las redes sociales. A su vez, investigaciones del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México establecen que de los 26.012.816 estudiantes registrados en los niveles preescolar, primaria y secundaria, entre el 60% y el 70% ha sufrido bullying.

Como consecuencia de las humillaciones que reciben y por los distintos actos de violencia que sufren, aquellas personas afectadas por bullying presentan claros síntomas de baja autoestima y rendimiento escolar, deserción, problemas de sueño, y se muestran irritables y ansiosos, entre otros aspectos. En muchos casos, la víctima también termina quitándose la vida (suicidio) , agobiada por tanta violencia. Incluso, los registros de suicidios han ido en aumento. Según datos aportados por la Secretaría de Salud, al año fallecen 59.562 personas, 4.972 de las cuales son por suicidios. De este número, el 59% se registra en los siguientes estados mexicanos: Estado de México, Jalisco, Distrito Federal, Veracruz, Guanajuato, Chihuahua, Nueva León, Puebla, Tabasco. Lo más alarmante de estos datos es el incremente de suicidios entre niños de 5 a 13 años que son humillados y maltratados. No sólo personalmente, sino también a través de las redes sociales. «La cifra negra en el país de estos delitos, que nunca llegan a ser denunciados, es más de 70% del registro oficial «, explicó René Alejandro Jiménez Ornelas, especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. [12].

Así pues, como lo señaló el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia, los casos de acoso escolar se ha incrementado exponencialmente en todo el país, al grado que de 7 de cada 10 educandos lo han sufrido [13]. Los datos de la CDNH también indican que el acoso escolar creció 10% en dos años, pues en 2011, 30% de los menores de educación básica reportaba haberla sufrido, y en 2013 la cifra subió a 40%; además en el país, 11% de los alumnos de primaria y 7% de los de secundaria aceptó haber robado o amenazado a otros compañeros [14].

Pero lo más dramático de la situación del llamado bullying son las muertes como consecuencia de su accionar; en los últimos años se han conocido más de 10 casos en el país han terminado con la muerte de un menor, ya sea por la violencia directa sufrida o el suicidio.

La muerte más reciente y publicitada es la del estudiante de Ciudad Victoria, Tamaulipas, alumno de la secundaria número siete; quien murió el 20 de mayo pasado en una sala del Hospital Infantil donde estuvo internado varios días. Una semana antes «cuatro de sus compañeros lo tomaron de las extremidades, lo columpiaron y lo lanzaron dos veces contra una pared, lo que provocó traumatismo craneoencefálico» [15].

Repuestas a las preguntas por los recursos para enfrentar las violencias en las sociedades actuales

Las respuestas verdaderas eficaces y profundas tienen que ir necesariamente en el sentido de la co-rresponsabilidad de la sociedad civil y de sus organismos e instituciones comprometidas con la salud mental, emocional y física de todos sus miembros, especialmente niños, adolescentes y jóvenes. Respuestas integrales que tomen en cuenta recursos educativos, médicos, psicológicos, socioeconómicos, políticos, jurídicos, ambientales, teconocientíficos, mediáticos y morales a desplegar.

En lo inmediato a nivel negativo no sólo «nuevos» marcos legales, «nuevas» legislaciones, «nuevas defensorías» o «nuevas» vigilancias, custodias y castigos, sino también la regulación, prohibición y control del material mediático y electrónico que consumen y devoran en grandes cantidades los niños, adolescentes y jóvenes: cómics, caricaturas, películas y videojuegos donde se hace apología discursiva y gráfica de las violencias y agresiones. Este tipo de consumo que imponen las pantallas se ha incrementado en los últimos 30 años, justamente con la imposición de las recetas dictatoriales neoliberales (Adame, 2013).

En lo inmediato a nivel positivo principalmente campañas o cruzadas mundiales y nacionales informativas y preventivas, capacitaciones al personal escolar, programas educativos y pedagógicos preventivos y humanistas, espacios equipados para la práctica convivencial de artes, gimnasias, natación, juegos recreativos, meditaciones, idiomas, etcétera.

Para implementar todo ello se necesita invertir en recursos económicos e infraestructura para mejorar las condiciones de trabajo de los profesores y de personal escolar y las condiciones, equipamiento y logística de las escuelas.

Son importantes las iniciativas de enfrentar para asumir y resolver el problema de la violencia y el acoso escolar por parte de los padres, familiares y tutores de los infanto-adolescentes y jóvenes, su participación para exigir acciones y recursos a las autoridades responsables, pero también su participación autogestiva mediante reuniones, acuerdos, asesorías, capacitaciones y acciones integrales en todos los aspectos antes mencionados.

Conclusiones

Adolescentes, jóvenes e incluso niños, es decir sectores vulnerables y en formación sociocultural, procesualmente generan copian, se transmiten y se contagian de las conductas agresivas y temerarias . Estos fenómenos que hemos descrito y que se desarrollan cada vez más expansivamente en las poblaciones urbanas e incluso rururbanas son condicionadas y propiciadas por el contexto y las dinámicas glocales del capitalismo en crisis y descomposición multidimensional; la introyección psico-corporal de la malignidad expresada en esos actos y conductas es procesual pero en aumento de ritmo y cantidad entre esas poblaciones. Y como vimos intervienen en ellos la discursividad «naturalizada» e introyectada a través de los medios electrónicos tanto convencionales, pero particularmente los de reciente desarrollo como los teléfonos móviles, las cámaras digitales, el Internet y las redes virtuales. En este sentido lo que sucede en la realidad sociocultural en términos de violencia socieoeconómica, discursiva y física se ve proyectada en los espacios tecnocibernéticos y éstos a su vez inciden sobre dicha realidad, retroalimentándose las redes, nodos, flujos y fijos (Adame, 2011: 47-59). El potencial crecimiento de dichos comportamientos e ideologías discursivas violentas, dañinas y temerarias, así como su peligrosidad y su maldad están ampliamente subestimados por parte de los adultos: padres de familia, autoridades, profesionales de la conducta y sociedad civil en general. Ello lleva a actitudes de indiferencia y falta de compromiso ante este mal que se extiende. Por ejemplo, que un cierto número de muertes son clasificadas como suicidios o accidentes domésticos . Esto es algo muy peligroso y inhumano pues como ha afirmado el filósofo Abraham J. Heschel: «La indiferencia ante el mal es más insidiosa que el mal en sí, es más universal, más contagiosa, más peligrosa. Una justificación silenciosa, permite que un mal surja como excepción, se convierta en la regla y a su vez sea aceptado» (citado por Goldberg, 2002,p. 3).

¿Por qué los niños, adolescentes y jóvenes participan en los episodios cotidianos de violencia, considerándolos como algo «natural» dentro de los contextos escolares, públicos e incluso domésticos? ¿Por qué se habitúan a ellos, y además diversifican sus conductas agresivas y dañinas con sus pares y buscan testimoniarlos y exhibirlos con sus aparatos digitales?

¿Por qué las prácticas de los bullyings han llevado a muertes y conductas pro-suicidios? ¿Por qué los que practican los juegos ponen a prueba los límites de sus cuerpos llegando incluso a perfilar tendencias suicidas? ¿Es sólo para experimentar sensaciones extremas o se trata de una degradación asimilada en las relaciones de convivencia interpersonal de las perversiones multidimensionales de la socialidad y la discursividad violenta del sistema, que él mismo experimenta como descomposición de los tejidos económicos, psico-socioculturales y morales?

Por ejemplo respuestas qu e psicólogos y pedagogos en España señalan, entre otras cuestiones, que específicamente en juegos violentos: en niños pequeños se encuentra que no siempre distinguen la realidad de la ficción o tienen una menor percepción del riesgo, y en niños mayores o adolescentes no es extraño que se presenten estas conductas en un contexto de búsqueda irresponsable de excitación por impulsividad a través de jugar con el peligro o el despliegue de conductas arriesgadas que se explican con base en las depresiones y angustias experimentadas. No olvidando tampoco el consumo discursivo de revistas, programas, videos, películas e imágenes, etcétera que difunden escenas violentas y que los niños, adolescentes y jóvenes tienden a imitar. Esta tendencia a dejarse influir por sus modelos discursivos de ficción peligrosos -explican los psicólogos y pedagogos-, se ve agravada por la realidad familiar y social de que cada vez más niños pasan más tiempo solos, sin adultos que supervisen, orienten y pongan límites a sus comportamientos . En muchas ocasiones, la falta de tiempo de los padres la que lleva a estos chicos y chicas a este tipo de conductas. Los temerarios, sin duda, pero también los más reservados y tímidos, ansiosos por integrarse en un grupo. La emulación tiene un papel esencial en la extensión del problema, sin olvidar los casos en que los que este tipo de actividades tienen un carácter social, colectivo y grupal en el que intervienen de manera importante las identificaciones, pertenencias e identidades, porque -en efecto- ningún niño o muchacho las haría estando solo.

Así pues, podemos concluir señalando que relaciones y conductas de interacción, comunicación, identidad y de convivencia de los adolescentes, jóvenes y niños en sus espacios reales y virtuales de las sociedades red interiorizan y sintomatizan dramáticamente la violencia discursiva y física de la crisis multidimensional macro y micro que vive el sistema global, y ellos mismos en su vulnerabilidades y bajo sus diversos roles se convierten en víctimas, victimarios y co-partícipes de los desgarramientos psicosocioculturales glocales.

Ante esta «maldad» de nuestra época conviene actuar creando condiciones socioeconómicas, psico-culturales y discursivas que reviertan y prevengan esas formas perversas que están en los tejidos y poros de la telaraña sistémica y que se extienden por nuestros países con consecuencias humanas cada vez más fatales.

Como lo hemos documentado México es hoy día uno de los países con mayores niveles de acoso y violencia y ésta tiende a incrementarse, particularmente el bullying. Ello ha puesto en jaque a las instituciones, a las autoridades y al conjunto de la sociedad mexicana, pues es otra manifestación dolorosa de la descomposición del sistema capitalista neoliberal mexicano.

Pero, sobre todo, a partir de la muerte anunciada del niño tamaulipeco Héctor Alejandro Méndez en mayo de 2014 se han encendido los focos de alarma de la grave situación de conductas violentas que se viven particularmente en los centros educativos en México: desde las guarderías hasta las universidades, pero sobre todo primarias, secundarias y bachilleratos.

El bullying y los «juegos peligrosos y extremos», ya se han convertido peligrosamente en una parte de la discursividad violenta naturalizada (que como dice J. Lacan implica lazos vinculatorios con orden establecido) del capitalismo glocalizador y neoliberal, que se ha introyectado psico-corporalmente en los patrones de comportamiento de miles de niños, adolescentes y jóvenes en nuestros países y ciudades latinoamericanas. Y estos son los momentos para develarla y denunciarla en vistas a: i) desmontar los dispositivos discursivos y prácticos cotidianos de los poderes dominantes, ii) procurar la construcción de discursividades y actividades pacíficas humanistas de sociabilidad, iii) promover modos psico-pedagógicos y lúdicos alternativos de relaciones y de entretenimiento entre los infanto-jóvenes, y iv) accionar los procedimientos autoorganizativos de la sociedad civil para detener y revertir las violencias y miserias socioeconómicas del capitalismo neoliberal.

Bibliografía

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VALENZUELA Arce José Manuel (2012). Sed de Mal, feminicidio, jóvenes y exclusión social, El Colegio de la Frontera Norte y Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México.

Notas

[1] Véanse http://www.wordreference.com/definicion/maldad , http://es.thefreedictionary.com/maldad , y http://es.wikipedia.org/wiki/Mal . Consulta 17 de enero de 2014.

[2] Cfr. «La violencia discursiva y juego del lenguaje. El caso de la guardería ABC (Hermosillo, Sonora)», en Versión Temática,

http://148.206.107.15/biblioteca_digital/estadistica.php?id_host=6&tipo=ARTICULO&id=8360&archivo=7-5868360pni.pdf&titulo=Violencia%20discursiva%20y%20juego%20de%20lenguaje.%20El%20caso%20de%20la%20Guarder%C3%ADa%20ABC . Consulta 11 de abril de 2014.

[3] Cfr. «Violencia discursiva (revisado)» en Con otras y otros en el mundo, teoría política, filosofía y teoría del derecho, http://www.promesapolitica.net/2010/07/violencia-discursiva-revisado.html . Consulta 23 de marzo de 2014.

[4] Cfr. «El ejercicio del poder como violencia discursiva», 11 de octubre de 2012, http://eljuegodefilosofar.blogspot.mx/2012/10/el-ejercicio-del-poder-como-violencia.html . Consulta 20 de febrero de 2014.

[5] Declaraciones de Violeta Núñez, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Ver Emir Olivares Alonso: «Se enfrenta una crisis de la civilización multidimensional, opinan expertos», La Jornada, 30 de mayo de 2012, p. 43.

[6] «El psicoasesor», en http://www.elpsicoasesor.com/2011/03/que-es-bullying.html . Consulta 15 de octubre de 2013.

[7] Cfr. «Menores gays sufren bullying», en Letra S, 6 de julio de 2012, No. 191, pág. 3.

[8] Cfr. Ortega Rosario, Mora-Merchán y Jäger Thomas: Actuando contra el bullying y la violencia escolar, el papel de los medios, las autoridades locales y de internet. E-Book, http//: www.bullying-in-school.info . Consulta, 11 de octubre de 2013.

[9] La Jornada, 7 de junio de 2012, p. 38.

[10] http://www.desgarrador.com/foro/viewtopic.php?f=5&t=36122 . Consulta 9 de diciembre de 2013.

[11] Según datos de Instituto de Estudios educativos y sindicales de América, la cifra es mayor, o sea 19 millones 319 mil 151 hasta el ciclo 2010-2011, véase «La educación básica en México en el nuevo Milenio 200-2011, http://www.ieesa.org.mx/Datos/La_Educacion_en_Mexico_en_el_Nuevo_Milenio_2000_a_2010.pdf,consultado el 20 de mayo de 2014.

[12] «México, el país con más casos de bullying: ya suman 18 millones de víctimas »

http://www.infobae.com/2014/05/23/1566982-mexico-el-pais-mas-casos-bullying-ya-suman-18-millones-victimas

[13] Véase «Siete de cada 10 estudiantes en el país, víctimas de acoso escolar», en La Jornada, 31 de mayo de 2014,p. 30

[14] Cfr. «El Acoso escolar es una conducta aprendida, identifican expertos», en La Jornada, 3 de junio de 2014, p. 38.

[15] Véase «Muere en Ciudad Victoria un estudiante víctima de bullying«, en La Jornada, 21 de mayo de 2014, p. 40.

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