1. Si la clase dominante no se encerrara en sus poderosas fortalezas o bunker, si no tuvieran a su servicio a los medios de información y difusión ideológica, si no prepararan a cientos de miles de soldados, marinos y policías para resguardar su poder, las clases mayoritarias, los directos productores de las riquezas, en unos […]
1. Si la clase dominante no se encerrara en sus poderosas fortalezas o bunker, si no tuvieran a su servicio a los medios de información y difusión ideológica, si no prepararan a cientos de miles de soldados, marinos y policías para resguardar su poder, las clases mayoritarias, los directos productores de las riquezas, en unos cuantos minutos acabarían con ellos. Pero para eso sirve la fuerte estructura del Estado capitalista y sus gobiernos: para asegurar que los miles que conforman la clase dominante puedan someter fácilmente a las decenas de millones de seres humanos cuyo único destino es trabajar para que unos cuantos personales y sus familias vivan con las más grandes riquezas. Parece inexplicable esa realidad que lleva varios miles de años; pero ya los grandes pensadores han analizado el asunto: las clases dominantes se han valido de la fuerza de la ideología para engañar, mediatizar y controlar, pero también de las fuerzas materiales del Estado.
2. El poder es el poder y no admite signos de debilidad, tampoco que se le cuestione por los de abajo. Ha sido el pensamiento de los gobiernos del PRI (hoy) y del PAN (ayer) al imponer las gigantescas vallas metálicas de tres metros de altura para impedir que se acerquen las protestas ciudadanas y de los trabajadores de la ciudad y el campo al congreso legislativo. Esas vallas sirven a los gobiernos para demostrar su poder político autoritario y, al mismo tiempo, para intimidar a la población diciéndole que lo que haga: marchas, protestas, bloqueos, de nada le servirá. Me recuerdan esas bardas las que Fox impuso para rodear el gigantesco edificio de tres cuadras de ancho y tres cuadras de largo que abarca el poder legislativo de San Lázaro, más su prolongación con vallas de metro y 20, que rodean el gigantesco mercado de La Merced, respaldadas por 10 mil uniformados de las secretarías de Defensa, Marina y la policía federal.
3. Y lo más grave es que millones de ciudadanos, de cargadores y comerciantes de La Merced y el mercado Jamaica, de transporte público, automovilistas, no tienen acceso libre a esa región por siete días, desde ayer domingo. Ese bloqueo de vallas y gendarmes del «orden» no se había impuesto por tanto tiempo y no sabemos si la comunidad de la zona se defienda de la invasión o agachen la cabeza como signo de sometimiento. Pero, por otro lado, todos los partidos, al fin oportunistas, no dirán ni harán nada porque esperan que el nuevo gobierno de Peña Nieto los trate bien, y MORENA -en vez de citar en el Zócalo, donde desde Palacio Peña Nieto lanzará su «mensaje a la Nación»- ha preferido reunirse y protestar en el monumento a La Independencia, a ocho kilómetros del Zócalo, demostrando con ello enormes signos de debilidad. Pienso que el PRI, con el nuevo gobierno, logrará recuperar el «orden, el progreso y la unidad».
4. Los estudiantes del Yo soy 132, los electricistas, los de Mexicana, la CNTE, los anarquistas, lucharán por penetrar las vallas impuestas por el Poder. Seguramente no lograrán vencer a los miles de militares armados con caballería, perros, balas de goma y gases lacrimógenos que las resguardan, pero por lo menos enseñarán a los oprimidos que nunca debe perderse el espíritu de lucha, que no debemos permitir que la clase dominante nos mande a encerrarnos en nuestras casas; mucho menos en estas condiciones en que la clase dominante se burla de manera abierta del pueblo. Pienso que MORENA -a una semana de fundarse formalmente como partido- debió aprovechar esta coyuntura para hacer participar a todos sus militantes del DF y para llamar a los perjudicados -que son millones en el mercado más grande de América Latina y alrededores- a salir a la calle a defenderse contra el cerco de metal que les impide transitar.
5. Muchos pensamos (muy equivocadamente) que el enorme cerco era para que no escapara del país Felipe Calderón después de entregar la Presidencia y perder el fuero que le otorga el Estado, o para evitar que los familiares de los 100 mil muertos y asesinados en el sexenio irrumpieran en el palacio legislativo para exigir encarcelamiento al corrupto presidente. Pero esa ilusión pronto desapareció en mí al recordar que la toma de posesión de Calderón fue avalada y respaldada por el mismo PRI en 2006, así como Salinas fue respaldado en 1988 por el PAN en su toma de posesión. No puede olvidarse que «Amor con amor se paga» y en cuestiones esenciales de política el PRI y el PAN son el uno para el otro. El PRD ha entendido esa realidad para acomodarse mejor; y esperamos que MORENA no pierda la cabeza pensando que todos -como dice la demagogia- multimillonarios, pobres y miserables, vamos en el mismo barco.
6. ¿Puede olvidarse acaso que Peña Nieto, aquel último día de agosto, a l recibir la constancia de mayoría que lo acreditó presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos ensayó su toma de posesión y señaló que «en la competencia por el voto hay reglas, tiempos y procedimientos que todos los contendientes aceptaron y ahora tenemos obligación de respetarlos». ¿No se recuerda acaso que Peña l legó al TEPJF (Tribunal Electoral) a bordo de un helicóptero mismo que aterrizó en un campo contiguo a la sede del organismo? ¿Se olvida que fue llevado a una puerta alterna del tribunal, convertido para ese momento en búnker, con el resguardo de vallas de acero, en un operativo de seguridad a cargo de las fuerzas federales y que en las butacas del salón de sesiones del tribunal fueron ocupadas por representantes de los tres poderes de la Unión (ministros, legisladores y el secretario de Gobernación), así como de los organismos electorales que validaron los comicios?
7. Parece que los presidentes mexicanos se están acostumbrando a andar «a salto de mata», es decir, a huir del acoso de la oposición, de sus críticos y de la población que exige castigo. Carlos Salinas (1988-94), después del levantamiento zapatista, los asesinatos de Colosio, y luego de Ruiz Massieu, andaba huyendo y logró escapar a Europa; Ernesto Zedillo (1994-2000) después de facilitar el triunfo de Fox y de ser acusado del asesinato de indígenas de Acteal, salió huyendo a los EEUU donde recibió apoyos; En Fox me parece muy extraño que no se haya ido del país a pesar que en su sexenio (2000-06) entregó privilegios a Televisa y los empresarios y propició la corrupción en sus familiares y amigos. Parece que Felipe Calderón (2006-12) -por los 100 mil muertos y asesinados- seguirá el mismo camino de huir de México. ¿Acaso no el mismo Peña Nieto, siendo apenas candidato, se vio obligado a meterse al baño (los servicios) de la Universidad Ibero para huir de los estudiantes?
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