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Buscar la unidad para evitar que el gobierno golpee la lucha

Fuentes: Rebelión

  1. Acabo de recibir una información de miembros del Frente Nacional contra la Represión (FNCR) del estado de Chiapas que en amplia asamblea acordaron «repudiar a las fuerzas fascistas instrumentadas por el gobierno ultraderechista de Felipe Calderón». Se han planteado una gran campaña de movilización en todo el país tratando de lograr el despertar […]

 

1. Acabo de recibir una información de miembros del Frente Nacional contra la Represión (FNCR) del estado de Chiapas que en amplia asamblea acordaron «repudiar a las fuerzas fascistas instrumentadas por el gobierno ultraderechista de Felipe Calderón». Se han planteado una gran campaña de movilización en todo el país tratando de lograr el despertar de la población contra la carestía, los miserables salarios, el desempleo, pero sobre todo, contra la represión. Están en todo su derecho para llevar adelante las medidas acordadas, pero estoy seguro que el gobierno ilegítimo de Calderón (con el total apoyo de las fuerzas armadas y del «orden») tendrá listos al ejército y la policía para reprimir a los luchadores sociales. Lo que sucede es que en todo el país el gobierno está golpeando a los que protestan aprovechando que son movimientos de 100 o 200 personas que han caído en la desesperación porque no les hacen caso en sus peticiones.

 

2. El FNCR nació el pasado dos de octubre, en el aniversario 39 del asesinato de estudiantes por el ejército, en Tlatelolco, Ciudad de México. Despertó muchas expectativas porque una de las principales convocantes fue Rosario Ibarra, quien a través de décadas de lucha se ha ganado primera presencia entre la izquierda nacional. Pero además ese prestigio bien obtenido le ha permitido el respeto de fuerzas políticas como la que encabeza López Obrador, la del EZLN dirigida por Marcos, la de los electricistas, telefonistas, mineros, Atenco, etcétera. Por eso sigue creando expectativas, además que el FNCR es una fuerza social muy definida de izquierda legal, es decir, que sus acciones son públicas y abiertas. Las fuerzas que se han agrupado y ingresen en adelante lo harán sabiendo que es una fuerza social que luchará codo con codo con los trabajadores. Aunque estén miembros simpatizantes de partidos no hay confusión.

 

3. La izquierda social organizada debe tener como tarea inmediata encontrar los puntos de coincidencia en las luchas y buscar la coordinación entre ellas para evitar que los sigan golpeando y encarcelando porque las «Fuerzas del Orden» acuden con transportes blindados, con armaduras de protección, gases lacrimógenos, perros y armas largas para reprimir a decenas de manifestantes. Están deteniendo a la gente que protesta hasta por estallar un cohetón en estos días de fiestas navideñas, tal como sucedió ayer domingo en Mérida cuando protestábamos unas cuantas personas frente al edificio de la policía por los malos tratos a los ciudadanos y por no acatar las recomendaciones de «Derechos Humanos». La realidad es que el gobierno de Calderón, desde sus primeros días (con el pretexto de combatir el narcotráfico) comenzó a servir a los intereses del presidente Bush persiguiendo a «terroristas» que buscan colarse por las fronteras de EEUU.

 

4. No debe desanimarse a la gente a luchar, al contrario hay que impulsar que salga a la calle a protestar a pesar de que las llamadas fuerzas del orden son cada día más violentas. La situación que vive el pueblo es cada vez más miserable y desesperante. Pero tenemos que convencerlos de que sean movimientos bien preparados y organizados para que sean contundentes y se logren avances; pero sobre todo para evitar que sean reprimidos. El lópezobradorismo, Oaxaca, la CNTE, los electricistas y algunos movimientos más han demostrado que hay que salir a la calle con contingentes fuertes, combativos; sin embargo, con excepción de la lucha contra el desafuero y las batallas para frenar la privatización eléctrica, (a pesar de ser concentraciones grandes) no han logrado lo que se han propuesto. Sin embargo esas poderosas fuerzas (con excepción de la de Oaxaca) no han sido reprimidas más que cuando son acciones aisladas.

 

5. Durante el primer gobierno panista, el de Vicente Fox, se reprimió en Atenco, en Oaxaca, entre los mineros, la siderúrgica y varios movimientos de zapatistas en otros estados; sin embargo Fox no puso su acento en la represión, sino en el voraz y abierto enriquecimiento de él y de sus familiares. En el segundo gobierno panista, el de Felipe Calderón, aún no aparece la corrupción institucionalizada, pero el signo militarista y represivo se ve con toda nitidez. Seis días antes de tomar posesión ordenó, el 25 de

noviembre, una fuerte represión en Oaxaca, la persecución y el encarcelamiento de sus dirigentes; ha bloqueado la salida de los presos de Atenco y ha continuado persiguiendo a los mineros y a su líder. No sólo le importó un bledo la exigencia del conteo público de los votos para legalizar su gobierno sino que Calderón se convirtió en el verdadero comandante del ejército y lo ha movilizado en todo el país, por el descontento.

 

6. El presidente ilegítimo, Felipe Calderón, además de usar a su gusto al Ejército, a la secretaría de Gobernación y a la Procuraduría General de la República, usa además a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (que constitucionalmente debe ser un poder independiente) para imponer medidas de antojo en su gobierno. Hace unos días esa Suprema Corte, contra la opinión nacional, votó por mayoría una resolución a favor de un gobernador priísta acusado de proteger a pederastas y contra una periodista que hizo la denuncia en un libro y en los órganos de justicia. Esa institución demostró una vez más que sólo es instrumento al servicio del gobierno o partido en turno y que la llamada justicia mexicana es sólo una frase para encubrir la dominación de los más poderosos empresarios y gobernantes. Por eso el gobierno de Calderón ha sentido que tiene la fuerza suficiente para imponerse y piensa a un año estar a punto de consolidarse.

 

7. El FNCR podría jugar un importante papel como organización de lucha social permanente y al mismo tiempo como unificadora de partidos, frentes y organismos sociales dispuestos a apoyar a los trabajadores mexicanos. Pienso que antes de movilizarse se debe desarrollar una gran campaña nacional de sensibilización para ir aglutinando fuerzas. La coordinación de movimientos debe ser muy eficiente para evitar que éstos se disparen exponiéndose a la represión. Sólo hay que movilizarse cuando podamos garantizar avances en el movimiento. No debemos aventurar a la gente, que aún sin organización y sin plan, insiste en salir para que la golpeen. No demos más pretextos y facilidades a la derecha para reprimir; sobre todo ahora que se siente engallada con el Plan México y con los dólares que le llegan del departamento de Estado yanqui. Preparemos, aunque nos tardemos más, acciones organizadas y fuertes.

 

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