1. Carlos Jonguitud, un cacique sindical y político, dominó la dirigencia nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante 17 años (1972/89) y Esther Gordillo, con la misma categoría de su antecesor, ya lleva 18 años (1989/2007) controlando ese mismo sindicato nacional. Mientras Jonguitud se decía entonces que pertenecía al viejo sindicalismo […]
1. Carlos Jonguitud, un cacique sindical y político, dominó la dirigencia nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante 17 años (1972/89) y Esther Gordillo, con la misma categoría de su antecesor, ya lleva 18 años (1989/2007) controlando ese mismo sindicato nacional. Mientras Jonguitud se decía entonces que pertenecía al viejo sindicalismo corrupto, la Gordillo es impuesta por el presidente Carlos Salinas para realizar un «nuevo sindicalismo» y para «modernizar» la educación. Pero no debe olvidarse que cuando el viejo líder se adueñó del edificio del sindicato nacional en 1972, expulsando de él a la directiva nacional anterior, recibió el apoyo del presidente Luis Echeverría Álvarez (LEA) que también impulsaba la «renovación sindical» por medio de Rafael Galván y más tarde de Hernández Juárez.
2. Durante el sexenio presidencial de Echeverría (1970/76) se hablaba y analizaba las confrontaciones que tenía con el antiquísimo líder de la CTM, Fidel Velázquez. Según los analistas LEA buscaba un «moderno sindicalismo acorde a los nuevos tiempos». Lo mismo se dijo en febrero de 1989 en el gobierno de Salinas: «Soplan otros aires en el movimiento obrero oficial. Surge un nuevo sindicalismo, sin líderes añejos y corruptos, que poco a poco van siendo sustituidos por otros dispuestos a la concertación hasta donde sea necesario». Y los sindicatos sufrían la «embestida de la modernización»: mutilación de sus contratos colectivos, anulación de derechos consagrados, desmantelamientos de sindicatos. Fueron los tiempos de la Ford, Aeroméxico, Altos Hornos, DINA, Teléfonos. Se hablaba de «reconversión», «flexibilización», etcétera.
3. Para asumir el poder y mantenerse en él ni Jonguitud ni Gordillo necesitaron los votos o la aprobación del casi millón y medio de afiliados del SNTE; les bastó con el apoyo del presidente de la República en turno. Pero para el derrumbe de Jonguitud en 1989 fue indispensable la intervención del presidente Salinas. La gran lucha de cientos de miles de trabajadores de la educación encabezados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) (que cumplía 10 años de vida) en todo el país, que permitió reunir miles de asambleas, mítines, plantones y marchas, fue importantísima; pero la intervención se Salinas para exigir la renuncia de Jonguitud y para imponer a la Gordillo parece haber sido determinante. Antecedieron al SNTE el encarcelamiento de la Quina y «cambios» en otros sindicatos.
4. Estando Manuel Bartlett en la Secretaría de Educación Pública (SEP) se hablaba de una tendencia general a la baja de la calidad académica en todos sus niveles, de planes y programas insatisfactorios, de disparidades regionales que se incrementaban, que más de 15 mil localidades habían perdido el servicio educativo que tenían, que había escasa oferta de secundaria en pequeñas comunidades, que la formación del maestro era citadina, así como que la educación tecnológica era poco flexible. Se hicieron muchas propuestas para evitar la deserción escolar de más del 50 por ciento, así como diseñar métodos para disminuir las disparidades iniquidades educativas. Reyes Heroles había planteado el problema al iniciarse el sexenio de Miguel de la Madrid. La situación educativa no había cambiado y los discursos eran los mismos.
5. Hoy la CNTE es una organización consolidada con unos 300 mil asociados; es mucho más numerosa y fuerte que antes del movimiento de 1989. Junto a la APPO de Oaxaca, la CNTE es la organización más combativa a nivel nacional. Sus casi 28 años de lucha en las escuelas, plazas y calles, le han arrojado una importante presencia. Durante más de 15 años, en los meses de mayo y junio, ha concentrado en calles y avenidas de la ciudad de México, Oaxaca, Morelia, Tuxtla Gutiérrez o Chilpancingo, a cientos de miles de profesores con demandas salariales y educativas ligadas a los niños y padres de familia. Sin embargo, a pesar de esas enormes batallas, la dirigencia corrupta de Esther Gordillo se ha mostrado cada vez más fuerte porque ha contado con el apoyo total de los presidentes de la República en turno, particularmente, de los panistas Fox y Calderón.
6. El poder del Comité Ejecutivo y de Esther Gordillo en el SNTE es grande. Puede convocar y sancionar reuniones de los órganos de presentación no permanentes, avalar o vetar asambleas, congresos seccionales y los propios Comités Ejecutivos de las secciones; sancionar discrecionalmente a los miembros del sindicato, controlar la tramitación de prestaciones y procesos burocráticos sindicales y controlar la huelga como principal instrumento de lucha de los maestros pues sólo el CEN tiene prerrogativas para declararla. Además maneja miles de millones de pesos de cuotas sindicales correspondientes al 1 por ciento mensual del salario de un millón y medio de sindicalizados. Controla el ascenso escalafonario, otorga prestaciones sociales, tramita plazas magisteriales, determina sobre viviendas y préstamos hipotecarios.
7. ¿Puede caer del SNTE Esther Gordillo? Sí, pero en una alta coyuntura de grandes movilizaciones nacionales. Gordillo, además de ser líder priísta, logró el apoyo absoluto del presidente panista Fox y de su esposa, y hoy cuenta con el apoyo incondicional del presidente de los empresarios Felipe Calderón. Además de habérsele otorgado el título de líder vitalicia del SNTE, controla una federación de sindicatos, un partido político, a varios funcionarios del gabinete de Calderón, a diputados, senadores y presidentes municipales. Podría decirse que Gordillo está más fuerte que nunca. Sin embargo en política las cosas pueden derrumbarse por coyunturas muchas veces imprevistas. En los primeros días del año de 1910 Porfirio Díaz festejaba su gran fortaleza después de gobernar 34 años. ¿Quién pensó que meses más tarde vendría su desplome final?
8. Los movimientos políticos y sindicales tienen que unir fuerzas para que sus luchas obliguen a políticos poderosos y empresarios a respetar los derechos de los trabajadores y ciudadanos. Se requieren programas y organizaciones que busquen puntos de coincidencia para marchar juntos. En los últimos años los gobiernos del PAN y del PRI han propinado fuertes golpes contra los mineros, los oaxaqueños, los atenquenses, los profesores de la CNTE, los lópezobradoristas, los zapatistas, así como contra los pueblos que se han rebelado para defender sus derechos. Si todas esas corrientes tuvieran acuerdos de unidad y lucha el gobierno no se atrevería siquiera a tomar medidas contra ninguno. Es urgente la promoción de reuniones unitarias y abiertas para debatir puntos que unen, dejando para otras ocasiones puntos de diferencias.